Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

martes, 19 de enero de 2010

Tres <-> ¿Así que tú eres Tom?


¡Que ilusión! No esperaba que alguien leyera esta historia, así que solo puedo agradeceros que lo hagáis. Espero que os guste este capítulo.



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Banda Sonora : Tik Tok - Ke$ha

Hot mess - Cobra Starship

Sexy bitch - David Guetta



Al día siguiente de mi “cita“ con Bobby me desperté más alterada de lo normal. En cuanto abrí los ojos y recordé nuestro paseo, la cena, las pintas con Sam y su novia, y sobre todo, el “casi“ beso de despedida, mi estómago dio un brinco y me recorrió el cuerpo un escalofrío; un brinco porque realmente estaba empezando a sentir por él mucho más que simple admiración, y el escalofrío porque no sabía si había quedado como una completa idiota. Me acurruqué en mi cama, tapándome hasta la cabeza con las mantas y comencé a analizar la situación.


Durante un año, había pensando en mí. Luego, había vuelto al pub para invitarme a cenar. También me había llevado a tomar algo con uno de sus amigos. Y me acompañó hasta mi casa, bastante lejos de la suya, sin importarle tener que coger otro taxi de vuelta. Bien. Eso, en cualquier otra situación, podría decirme que le gustaba. Pero era alguien “famoso“. ¿Qué posibilidades tendría yo de gustarle a alguien como él? Supongo que con solo chasquear los dedos, tendría a cualquiera. Pero ese beso… y su reacción. Se había puesto algo nervioso, evitando mirarme a los ojos, y casi parecía que quería huir de allí. En ese momento eché de menos a Miriam, quien siempre estaba dispuesta a escucharme y a darme un consejo. Y aquí solo contaba con Jamie, y sabía que su consejo sería el de cualquier tío: “A follar que son dos días.“


Hoy era domingo, y el sol de Julio se filtraba por las cortinas oscuras de mi habitación. No quería ir a trabajar. Hoy no. Solo quería quedarme en la cama dando vueltas y pensando en lo que podría haber pasado si ese beso no hubiese sido tan… tonto. Pero no podía llamar a Jamie y ponerle la disculpa de que me encontraba mal. Después de todo, me había dado el día de ayer porque sí, y conociéndolo, me lo iba a pagar. Además, estaría ansioso porque le contara todo lo sucedido en la cena, y sobre todo, después de la cena. Aunque no hubiera pasado nada.


Después de prepararme el desayuno, me senté en mi mesa y encendí el portátil. Revisé mi correo y respondí a mi madre y hermanas. También abrí mi página de Facebook y vi que tenía una petición de amigo; The Rev. Venía con un mensaje y casi me ahogo en cuanto lo leí.


“Llevo toda la noche buscando a todas las Lolas que hay en la mierda esta. Como no sabía tu apellido, he tenido que fijarme en las fotos, hasta que te he encontrado. Soy Bobby :)“



Los microsegundos que me llevaron darle al botón de “aceptar“ parecieron ir en cámara lenta. Tomé aire tres veces, y entonces me decidí a inspeccionar su perfil. En efecto, tenía como nombre The Rev, aunque no sabía porqué. Su foto de perfil era una guitarra ardiendo. Pero mi vena cotilla y obsesiva me llevó enseguida a la pestaña “Fotos“. Tan solo había tres carpetas; “Fotos de perfil, Antiguas y Conciertos“. Mientras mi corazón se desbocaba por los nervios, decidí tranquilizarme mirando primero sus fotos de perfil; todas de guitarras, y poco interesantes. La siguiente que miré fueron las de los conciertos; salía él en el escenario, algunas con fans, otras de ciudades que visitaba en sus giras. Y le tocó el turno a la de Antiguas, donde por supuesto, eran fotos de él con sus amigos. Y sí, eran algo antiguas, quizás de cuando tenía 18, 19 años. En todas estaban de fiesta, o en un pub, bebiendo, o tocando la guitarra. Reconocí a Sam, a Stella, a Tom - el famoso Tom-, y por supuesto, y casi dándome un síncope, a Robert. A Robert Pattinson. Allí estaba él, con cara de alcoholizado como los demás, con coloretes, el pelo revuelto, la camisa mal abrochada y en todas con una cerveza en la mano. ¿Pero cómo podía un hombre ponerme tanto incluso estando borracho perdido? Tuve que lucha conmigo misma para no descargarme esas fotos, pero finalmente venció mi vena fanática. Ahora ya las tenía a salvo en mi carpeta secreta, y me sentía una afortunada. También eché un vistazo a su lista de amigos, pero ninguno me sonaba. Quizás todos tenía seudónimos, como Bobby. Estaba a punto de ponerme a mirar los perfiles de cada uno, pero en cuanto vi la hora, me di cuenta de que ya llevaba como una hora mirando como una lela todas las fotos, así que cerré la tapa del portátil y me dirigí al armario. Cogí unos vaqueros viejos, una camisa de cuadros oversize, unas zapatillas y me dirigí a la ducha. Pero ni siquiera allí conseguía dejar de pensar en Bobby y en ese “casi“ beso. Todavía tenía el recuerdo de su colonia clavada en mi memoria. ..




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El domingo fue un día aburrido. Y el lunes fue todavía más aburrido. Tuve que aguantar a Jamie preguntándome todo el rato porqué no me tiré a Bobby, ya que para él estaba más que claro que se me había puesto a tiro, y que la culpa era mía por ser una especie de frígida, y que porqué me había dejado la famosa sangre española en casa de mi madre. Los días seguían siendo espectaculares, y con el calor y el sol que hacía, casi nadie se pasaba por el pub, así que no me quedaba más remedio que aguantarlo.


El martes me desperté con la misma sensación que los otros dos días; aburrimiento, odio hacia Jamie y echando de menos a Bobby. Nada más levantarme, abría la página del Facebook, pero nunca lo veía conectado, y me daba bastante palo mandarle un mensaje porque… ¿qué iba a decirle? No podía contarle mi vida, más que nada porque era de lo más aburrida y seguramente a él le daría igual. Y tampoco quería sonar desesperada; para que un tío te haga caso, empieza por no hacerle caso tú. Ese era uno de los consejos que siempre me había dado Miriam, y aunque nunca me lo creí, decidí probar por primera vez. Haciendo mil y un esfuerzos, no le mandé ningún mensaje.


Era la 1 de la tarde de ese martes, cuando mi móvil comenzó a sonar. Dí un brinco, alarmada, y me tiré sobre la cama para alcanzarlo en la mesa camilla. Miré el número y fruncí el ceño, pues no lo conocía.


-“¿Hola?“ - respondí.


-“¿Lola? Soy Stella. ¿Te acuerdas de mí?“


Como para no acordarme…


-“Sí. Claro. ¿Qué tal?“


-“Jodida.“ - Vaya… Por unos segundos me quedé sin saber que decir. ¿Cómo respondes a eso, a alguien que solo conoces de una noche? - “Es por la fiesta“


-“Ahm… ¿puedo ayudarte… en algo, de alguna manera?“


-“¿No sabes aún lo de la fiesta?“


-“Pues… no, la verdad.“


-“¡OH DIOS MIO!“ - gritó tan fuerte que tuve que separarme de golpe el teléfono de la oreja. - “¿Es que Bobby no te ha dicho nada?“


-“Hace días que no hablo con él…“


-“¡Este tío se ha vuelto tonto! ¡SAAAM!“ - De nuevo, otro grito, y esta vez no iba dirigido a mí, pero nuevamente, separé el móvil. La escuché mientras hablaba con Sam, preguntándole algo sobre si Bobby me había llamado. - “No puedes fiarte de los hombres, Lola. Te lo digo yo. ¿Has revisado tus mensajes del Facebook?“


-“Sí, pero-“ - Stella me cortó tajantemente.


-“Míralo otra vez, ¡AHORA!“ - Jodida gritona… Hice lo que me dijo y volví a abrir el portátil. Y ahora sí que tenía un mensaje en la bandeja de entrada. De Bobby.


-“Tienes razón. Tengo un mensaje de Bobby, pero ha debido de llegar ahora porq-“ - De nuevo, me cortó.


-“Léelo en voz alta.“


Me aclaré la garganta e hice lo que me mandó, lo que me resultó un tanto embarazoso.


-“Hola Lola. Ya que no tengo tu móvil y - “ hice una mueca pues no sabía si continuar leyendo.


-“¿Qué pasa? Venga, ¡continúa¡“


-“… y ya que la gilipollas de Stella…“ - escuché como Stella se reía a carcajadas, y seguí leyendo. –“ … no quiere dármelo, tengo que comunicarme contigo por aquí. Este martes es el cumpleaños de Tom, y vamos a celebrarlo en el Groucho Bar. Estás invitada, así que sobre las 10 de la noche nos vemos allí. No te preocupes, Stella va a llamarte. Puedo leerle la mente de grillo que tiene. Un beso. Bobby.“


-“Grillo su madre… Bueno, vendrás ¿no?“


Gracias a Dios que hoy libro...


-“Como para negarme…“ - le dije entre risas. - “Pero no tengo ropa ni nada decente para ponerme.“


-“Lola, para eso te llamo. Yo tampoco tengo nada. ¿Qué te parece si quedamos y vamos de compras?“


Se me hinchó el pecho por la emoción. Stella iba a ser mi primera amiga en Londres, y además, Bobby me había invitado a una fiesta en el Groucho. Estaba loca preguntándome si iba a ir o no. Y yo estaba más loca si decía que no, a pesar de que los nervios previos iban a terminar conmigo.


-“Me parece genial.“


-“¿Quedamos a las 4 en el Starbucks de Picadilly? ¿O prefieres que te vaya a buscar?“


-“No, no. En Picadilly está bien.“


-“Ok. Te dejo, que el inútil de mi novio no sabe poner una puta lavadora.“


Me colgó el teléfono mientras la escuchaba gritarle a Sam otra vez. Apreté el móvil contra el pecho y comencé a dar saltitos por toda mi habitación, reprimiendo los grititos de alegría. Y no sabía si estaba más contenta porque Bobby me hubiera invitado, otra vez, a una fiesta, o porque por fin iba a tener una amiga en la ciudad.


Todavía era la 1 y media, y decidí hacer tiempo mirando páginas de cotilleo por internet. La primera, mi querido Perez Hilton. Y digo querido, porque me encantaba que también le encantara Robert, y que odiara a Kristen. Pasé páginas, hasta que lo encontré: Robert y Kristen habían sido vistos saliendo de un hotel en Nueva York. Pues vaya… Kristen tenía su cara de moco de siempre, pero Robert salía en todas las fotos con una sonrisa radiante. No entendía porque Bobby había dicho que no era del todo feliz. A mi me lo parecía. Y estaba tan tan guapo… No podía dejar de pensar que seguramente lo conocería pronto, y tampoco sabía como iba a reaccionar en ese momento. Estaban en plena promoción de Eclipse, y habían salido muchísimas fotos de las giras, por EEUU y por Europa, pero Robert no había estado en Londres. En cambio, sí que había estado en Madrid. Y allí estaba él, guapísimo, sonriente y encantado en Madrid. Mi querido Madrid.


Volví a mirar la página de fotos de Robert que siempre miraba, y repasé las fotos de las premieres de Remember Me. Había visto esa película dos veces en el cine, y estaba ansiosa porque saliera ya el DVD para rayarlo como tenía sus otras películas. Ese iba a ser, a partir de ahora, mi secreto. No podía contarle a nadie lo de mi obsesión con ese hombre, o Bobby no querría saber más de mí. También tenía que empezar a pensar en otra foto para poner de fondo de escritorio, pues la foto de Robert sin camisa, en la escena de Luna Nueva, no iba a ayudarme demasiado. ¿Y sí ponía una de Bobby? No… demasiado obvio y vergonzoso al mismo tiempo.


Y todavía quedaba por estrenarse Bel Ami. Esto iba a ser más dificil de lo que pensaba...




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A las 4 menos cuarto todavía estaba bajándome del metro. Normalmente la puntualidad no era mi virtud más admirable, pero justamente hoy no quería llegar tarde. Me mezclé entre la multitud que se agolpaba en Picadilly, y me hice paso hasta la puerta del Starbucks, donde ya desde la distancia, vi como Stella me saludaba efusivamente con la mano, dando pequeños saltitos. Me recibió con un abrazo.


Vaya, y luego decían que los ingleses eran fríos...


-“¿Qué te parece si empezamos por Oxford Street?“ - me preguntó sin miramientos.


Asentí y se agarró a mi brazo mientras nos dirigíamos hacia la enorme calle de tiendas por excelencia.


Stella no paró de hablar durante las dos horas que duró nuestro periplo de compras. Me habló de Sam, de como empezaron a salir hacía ya 4 años y de lo mal que lo pasaba cuando Sam se iba de gira por Estados Unidos. También aprovechó la coyuntura para criticar un poquito más a Kristen, relatándome con todo tipo de detalles el día que la conocieron.


-“Fue el mismo día de Fin de Año. Los chicos tienen la costumbre de pasar ese día en la Isla de Wight, y allí fuimos, como siempre. Por supuesto ya sabíamos que había algo entre ellos, pero cada vez que le preguntábamos, evitaba el tema. Casi me caigo de culo cuando llegamos a la casa que teníamos alquilaba y la veo allí, en el porche, fumando hierba en una jodida cachimba mientras Robert leía un libro. ¿Te parece esa la imagen de dos personas e-na-mo-ra-das?“


-“Pues… no se, Stella. No los conozco.“ - le contesté casi sinceramente. Y digo casi, porque si le respondiera sinceramente, le diría lo que pensábamos las miles de obsesas que pululábamos por el mundo; ella se aprovecha de él.


-“Tuve que aguantarla ese día, y los dos siguientes. No habla mucho, por no decir que no habla nada, y cuando abre la boca es para dirigirse solamente a Rob, y siempre para llevarle la contraria. Recuerdo su cara de asco cuando fuimos a dar un paseo por la playa. Quiero decir, en realidad no la aguantaba yo, porque conmigo apenas habla, pero es que verla con Rob… me parte el alma. ¿Sabes que un día dijo delante de todos sus amigos dijo que Rob todavía era un actor mediocre? ¡¡Y Rob se limitó a reírle la gracia!!“


Entramos en una cafetería para tomar un café, mientras Stella seguía hablando y hablando de Rob y Kristen. Y yo lo estaba disfrutando. Me imagino que sería de toda esa información si me diera por montar una página a lo Perez Hilton.


-“Rob es un tío genial. Es simpático, divertido, y muy muy buena persona. Jamás ha tenido ningún mal rollo con nadie, y cuando dice que nunca ha dejado a ninguna chica, es verdad. Pero cuando está con ella es… es como ella. Es como si los dos se metieran en una burbuja de humo de porro de Kristen, y no salieran de allí.“


Me reí por su comentario y casi me quemo con el café. Me acercó una servilleta y encendió un cigarro, echando el humo casi en un suspiro largo y profundo.


-“Lo conozco desde el colegio. Sam, Marcus, él y yo íbamos a la misma clase, y recuerdo que le costaba hablar con las chicas. Por eso me extraña tanto que haya terminado con alguien como ella. No es su tipo. Y me cabrea mucho porque veo que… sufre, en cierto modo; sabe que no nos cae bien, y sus amigos son lo más importante para él. ¿Me sigues?“


Demasiado información de golpe… Parpadeé un par de veces rápidamente antes de asentir con la cabeza. En mi cabeza tenía una miniatura de mi misma tecleando en una máquina de escribir cada palabra que ella me estaba diciendo. Stella hablaba demasiado, y estaba empezando a pensar si sería correcto que le contara todos esos detalles a alguien que conocía de un día. Podía ser el topo infiltrado de alguna revista de cotilleo y ella me lo contaría igual. Aún así era muy divertida, y cada gesto que hacía con su cara cada vez que hablaba de Kristen, hacían que me sacara una sonrisa.


-“Ya lo comprobarás por ti misma. Ahora…-“ dijo dejando su café y cogiendo mi mando derecha entra las suyas, como si yo tuviera un gran problema. En seguida me puse nerviosa. -“ … cuéntame que hay entre Bobby y tú, ya que él no suelta prenda.“


-“Somos amigos, supongo.“ - le dije, riéndome nerviosa mientras evitaba mirarla a la cara.


-“Pero, ¿te gusta?“ - me preguntó entusiasmada. Parecía la típica conversación de colegialas a la salida del instituto. Noté como me ponía roja de repente, y comencé a taparme mis manos ya sudorosas con las mangas de la camisa. -“Tú le gustas.“


Abrí los ojos como platos, pidiéndole en silencio que se explicara. Apagó su cigarrillo y sonrió pícaramente.


-“Conozco a Bobby, y creo que nunca le he conocido una sola novia. Y digo creo porque es muy reservado con esos temas. Y jamás, créeme, ha invitado a una chica a cenar.“


-“Pero eso no significa que yo le-“ - Stella se aclaró la garganta, impidiendo que terminara mi frase.


-“Lola, Lola… Hazme caso. Le gustas. Y puede que hoy, el señor Long ataque a su presa.“


Sonreí sin saber que decir. Si ya estaba nerviosa, ahora estaba empezando a entrar en estado de histeria. Miré el reloj; las 6:30. Habíamos quedado a las 10 y yo aún tenía que coger un tren y dos buses para volver a casa. No iba a darme tiempo.


-“Stella, tengo que volver a casa, si no, llegaré tarde a la fiesta y no quiero.“


-“¡De eso nada! Tienes aquí tu vestido, así que te quedas a cenar en mi casa.“


-“Pero los zapatos, y el bolso, y-“ - Stella se puso de pie mientras se colocaba su bolso y me tapó la boca con su mano.


-“Los complementos corren de mi cuenta. Cenarás, y te ducharás en mi casa, solo si dejas que te peine y te maquille yo.“ - Fruncí el ceño y abrí la boca para decir algo, pero Stella habló primero. -“Sí. Las bragas también te las dejo yo.“



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Entramos en el piso de Stella, y nada más entrar, escuché los rasgueos de una guitarra acústica. Seguí a Stella por un estrecho pasillo y llegamos hasta el salón, donde estaba Sam tocando su guitarra, totalmente ensimismado. Se levantó rápidamente y me dio dos besos. Eran tan mono…


El piso de Sam y Stella. Arriba, la habitación.


Mi vena cotilla volvió a salir, y mientras ellos dos hablaban, mis ojos buscaron por todo el salón pruebas de Robert; la pared de detrás del sillón estaba plagada de fotos, así que disimuladamente, lo busqué. Allí estaba; la primera que me llamó la atención fue una de él y Sam de niños, con el uniforme del colegio. En la segunda, Bobby, Sam y él agarraban una guitarra y parecía que estaban cantado. Era parecida a una que ya había visto en el Facebook de Bobby. Pero la última me partió en dos; aparecían todos sentados en una roca, y Robert estaba sentado al estilo indio, con Kristen encima de sus piernas. Debía ser en la isla de Wight, como me había contado Stella. Sonreí al ver su cara, mirando en dirección a Kristen con una mueca.


Stella me enseñó el resto de la casa, que era más un loft pequeño que un piso propiamente dicho, y me llevó hasta su habitación. Allí me dio un par de sandalias de tiras negras con taconazo, y el resto de los complementos que pegaran con el vestido que acababa de comprarme, y en el que me había dejado casi 200 libras. Gracias a Dios que existían las tarjetas para pagar a plazos.


Y sí… también me dejó la ropa interior.


Me dirigí a la ducha y allí dejé que el agua templada me relajara un poco. El corazón todavía me latía a mil por hora, y a medida que se acercaba la hora de encontrarme con Bobby, parecía que me saldría del pecho. Me aclaré el pelo, salí y después de secarme, me puse mi vestido nuevo. Guau… realmente me sentaba bien. Y más le valía, después de lo que había pagado por el. Cuando abrí la puerta de la habitación, Stella estaba sentada en la cama, ojeando la InTouch.


-“¡Lola! ¡Estás increíble!.“


Le di las gracias y me calcé las sandalias. Ups… demasiado altas para mí. Iba a tener que sujetarme a las farolas si no quería caerme por la calle. Me senté en una silla y Stella comenzó a secarme el pelo con el secador, alisando y ondulando las puntas. Después me maquilló sutilmente, dejando los ojos con un poco de máscara y pintándome los labios en rojo.


Daba el pego como londinense fashion...


Luego se duchó ella, y después de vestirse, volvimos al salón para cenar. Ya eran las 8:30 y el pobre de Sam se ganó una reprimenda porque todavía no se había arreglado.


-“Ya verás; vaqueros, zapatillas, camiseta y camisa de cuadros por encima. Van a ir todos uniformados. No tienen remedio, ni siquiera para una fiesta de cumpleaños.“


-“¡Te he oído!“ - gritó Sam desde el pasillo, haciendo que Stella le hiciera el corte de mangas.


Le ayudé a preparar la cena; unas pechugas de pollo a la plancha y un par de ensaladas. Y aunque yo no tenía ni pizca de hambre, pues los nervios me habían achicado el estómago, comí todo lo que me sirvieron en el plato.


Menos mal que siempre llevo un cepillo de dientes en el bolso.


9:30. Ya solo quedaba media hora para verlo. Sam nos sirvió unos chupitos de Limoncello que bebí muy agradecida. Lo que más necesitaba ahora era un poco de alcohol para templar los nervios. De repente, el timbre hizo que botara sobresaltada en mi silla. Sam se levantó y contestó al telefonillo.


-“Es Bobby. Ya tiene el taxi. Vamos.“


El sonido de su nombre me retorció las tripas. No estaba preparada para verlo ya. Tenía media hora para prepararme, pero así no. Suspiré, cogí mi bolso y el blazer y salimos por la puerta.


Vaqueros, zapatillas, camisa de cuadros y chaqueta marrón. Stella lo predijo. Pero estaba espectacular. Se giró y nuestros ojos se encontraron. Me sonrió. Le sonreí. Se acercó a mí y me pasó la mano por la cintura. De repente, solo existía él. Bobby y su maravillosa camisa de cuadros.


-“Estás muy guapa.“


No pude responder. No pude articular palabra alguna en inglés, así que me limité a sonreír y nos metimos en el taxi.


Lo del taxi fue una situación… extraña. Stella y yo íbamos sentadas en el medio, y en las ventanillas, Bobby y Sam. Durante los primeros minutos del trayecto, ninguno dijo nada, hasta que Sam y Stella se miraron y comenzaron con las risitas. Supongo que se trataría de alguna coña privada que solo ellos entendían, y que por supuestísimo, tenía que ver conmigo y Bobby y nuestra relación.


O a lo mejor es que te están gastando una broma, y en cuanto lleguéis al Groucho, ellos se bajen y te griten, “! SONRÍE A LA CÁMARA OCULTA!“


Me revolví inquieta en cuanto mi cerebro pensó eso, y sentí la mano de Bobby sobre mi rodilla. Sobre mi rodilla desnuda. Cada vello de mi cuerpo se erizó y lo miré por el rabillo del ojo; seguía mirando por la ventana pero se estaba mordiendo el labio mientras sonreía. Pero si su misión era tranquilizarme, ni de coña lo iba a conseguir de esa manera. No si su mano seguía sobre mi rodilla, provocándome de todo menos tranquilidad.


Por fin llegamos a la puerta del bar. Nos bajamos y caminamos hacia la puerta. Un sueño hecho realidad; el famoso Groucho Bar, el bar de las celebrities por excelencia. La puerta prohibida para cualquier mortal como yo. Sam se acercó el primero hasta el portero y le dio nuestros nombres. El enorme gorila abrió la puerta, y entramos.


Era como entrar en el cielo…


La música house retumbaba en mi pecho, y casi me mareo por la emoción. Stella me dio la mano mientras nos movíamos entre la multitud y bajamos unas escaleras. No perdí detalle de nada. Incluso me pareció ver allí a Lilly Allen.


Llegamos a una especie de apartado, y en seguida reconocí a Tom Sturridge. Se levantó del sillón y se abalanzó sobre Sam, saltando en su regazo como si fuera un niño. El siguiente en recibir su efusivo abrazo fue Bobby, y después se inclinó delante de Stella y besó su mano, mientras esta lo felicitaba llamándolo gilipollas. Se giró y me miró, dedicándome una sonrisa.


-“¿Así que tú eres Lola?“ - me dijo mirando a Bobby al mismo tiempo.


-“¿Así que tú eres Tom?“ - le respondí de la misma manera, y Bobby se rió. Estreché su mano firmemente. - “Feliz cumpleaños.“


Me dio las gracias y nos dirigimos hacia la barra, después de saludar a los demás invitados. Bobby me fue presentando al resto de sus amigos; Marcus, Paul, Ed, Greg y Arthur, el hermano de Tom. También había otras chicas, pero Bobby no las conocía.


Stella y yo pedimos mojitos, y ellos, cervezas, of course. Nos sentamos en los taburetes de la barra mientras hablábamos, y de vez en cuando, mi vista se perdía en busca de Bobby, que estaba sentado en el sillón con el resto de los chicos. Y siempre que lo miraba, él me miraba, como una especie de preeliminar. Empezaba a sonar Tik Tok de Kesha, y la cosa se empezó a animar.


Tik Tok on the clock, but the party don´t stop...


-“¡EH! ¡Escuchad todos!“ - gritó Tom, captando nuestra atención. -“Voy a hacer una foto y mandársela al cabrón de Rob ahora mismo para que vea lo que se está perdiendo por calzonazos. ¡Todos al sofá!“


Nos levantamos de los taburetes y nos dirigimos al sofá. Todos se tiraron encima de todos, y Bobby me hizo una seña con el dedo para que me sentara a su lado. Pero me agarró por la cintura y me sentó sobre su regazo. Noté algo duro, y recé mentalmente para que fuera su móvil lo que había debajo de mi culo.


-“Y ahora decid todos… ¡KRIIIIIIISTEEEEEEEEEEEEEEN!“


Tom hizo la foto con su iPhone y escribió rápidamente un mensaje. No podía creerlo. A Robert Pattinson iba a llegarle un mensaje con una foto, y en esa foto, iba a estar yo. Y seguramente iba a verme, porque salía de pleno, y encima de Bobby. Y se preguntaría quién coño era la pelirroja allí sentada con cara de pánico, sin saber que mi cara era el resultado de sentir una parte de la anatomía de Bobby debajo de mi nervioso culo. Tomé aire, me levanté y volví a mi sito con Stella. Pedí algo más fuerte. Un whiskey, sin nada más. Y me lo bebí en tiempo récord.


Llegado un momento de la noche, el alcohol fue haciendo estragos entre la gente; Tom ligaba con dos rubias, Sam y Bobby fingían que tocaban la guitarra en vez de bailar mientras seguían tirados en el sofá. Y Stella y yo saltamos a la pista en cuanto empezó a sonar Hot Mess, de Cobra Starship. La cabeza me daba vueltas, y parecía que habíamos perdido el control de nuestros cuerpos. Aquello parecía Dirty Dancing. Cerré los ojos y seguí moviendo el cuerpo, llevándome por la música, cuando sentí que unas manos se posaban sobre mis caderas y me apretaban contra un cuerpo.


-“Sigue bailando.“ - me susurró al oído. Moví mis caderas de un lado a otro ligeramente, mientras Bobby seguía apretando las suyas contra mi… trasero. Eché la cabeza hacia atrás y puse mis manos sobre las suyas. La canción de ahora no me iba a ayudar mucho. Sexy Bitch. Que apropiada. Pero el mundo había desaparecido, y yo seguía moviendo mi cuerpo mientras Bobby me apretaba contra él. Me di la vuelta despacio, y rodeé su cuello con mis brazos, poniéndome un poco de puntillas. Tenía cara de estar como una cuba, pero más guapo que nunca.


-“¿Hay algo que hagas mal?“ - me preguntó mientras me empujaba ligeramente hacia la pared del fondo.


-“¿A qué te refieres?“ - le pregunté mientras caminaba hacia atrás y me dejaba llevar.


-“Hablas bien inglés. Sirves las Guinnes de puta madre. Ese vestido parece hecho para ti, y bailas que quitas el hipo. Por eso te repito, ¿hay algo que hagas mal?“


Mi espalda chocó contra la pared pero no aparté mis brazos de su cuello. Los acarició con sus dos manos hasta llegar a mi cara. Me puso un par de mechones por detrás de las orejas.


-“El pudding de Navidad.“


Lo último que recuerdo es su sonrisa, porque una vez que sus labios encontraron los míos, no supe ni quién era yo. Primero me besó tímidamente, dejando sus labios quietos sobre los míos. Una vez, y otra vez. Y a la tercera, abrió su boca y sentí como su aliento entraba por mi garganta. Su lengua acarició la mía y poco a poco profundizó el beso. Yo simplemente me dejé llevar, tratando de entender si esto me estaba pasando a mí o estaba viendo una película. Apretó su cuerpo contra el mío, haciendo que notara absolutamente cada parte de su cuerpo, y con una mano se apoyó en la pared, dejando la izquierda sobre mi cadera, que acariciaba con ternura. Yo agarré su pelo con mis puños, mientras me perdía en sus besos, tiernos pero decididos, sin dejar de explorar su maravillosa boca con mi lengua.


Debieron pasar minutos, o quizás horas, porque cuando dejamos de besarnos, sentí que me faltaba el aire. Y estaba algo mareada. Bobby suspiró y bajó la cabeza, con su mano todavía apoyada en la pared y la otra sobre mi cintura. Me miró con la cabeza agachada, a través de sus pestañas, y me sonrió. Yo traté de todas las maneras posibles que mi respiración volviera a su ritmo normal, pero me fue imposible cuando lo vi sonreír de esa manera. Parecía un ganador.


We are the champions, my friend…


Y yo también.


Miré por encima de su hombro, y vi que Stella me decía “Te lo dije“ articulando con la boca. Puse los ojos en blanco y volví a mirar a Bobby, que seguía con la cabeza agachada.


Oh dios.. no irá a ¿vomitar, no?


-“¿Te… te encuentras bien?“ - le pregunté al ver que no reaccionaba. Levantó su cabeza y se arregló la camisa, sin dejar de mirarme a los ojos.


-“Muy bien. ¿Y tú?“


-“La verdad es que estoy un poco… mareada.“ - le dije haciendo una mueca.


-“¿Nos vamos? Estoy seguro de que a Tom no le importará mucho.“ - me dijo señalándome con la cabeza hacia mi derecha. Pude ver a Tom sobre un sofá con las dos rubias de antes sobre él. Volví a mirar a Bobby y se rió. - “Pero… hay un problema.“


-“¿Qué pasa?“


-“Le prometí a Tom que hoy el piso se lo dejaba para él solo. Ya te imaginas porqué…“


-“Oh, ya veo…“ - le dije un poco entristecida. Estaba borracha, pero todavía pensaba con algo de cordura. - “Pues en el mío va a ser imposible.Ya sabes… los zombies.“


-“Tengo un plan. Mantén ocupada a Stella cinco minutos. Yo me encargo de Sammi.“


Me liberó de su mano y se dirigió hacia Sam, mientras que yo le indicaba con la cabeza a Stella, que no nos quitaba la vista de encima, que me acompañara al baño. No rompamos la tradición; las chicas vamos al baño de dos en dos.


-“¡Te lo dije! ¡Te lo dije!“ - me dijo Stella con acento alcoholizado nada más entrar en el servicio.


-“Oye, creo que Bobby va a pedirle a Sam vuestro piso.“ - le dije de repente, casi sin pensar.


Mierda de sinceridad borracha...


“Oh…“ - dijo ella poniendo la boca en forma de “o“. - “Está bien. Son las… 3 de la mañana. Tenéis una hora. Repito, una jodida hora. Os lo podéis montar en el sofá del salón. Mi cama ni tocarla, hijos de perra.“ - me dijo mientras levantaba el dedo índice delante de mi cara. Sonrió y me dio un beso en la frente.


Salí del baño y Bobby ya estaba esperándome junto a Sam. Cogí mi bolso y el blazer del perchero junto al sofá y me despedí de Sam con la mano, quien me guiñó el ojo y sacudió la cabeza, riendo.


Cogimos un taxi nada más salir del bar, y Bobby nunca soltó mi mano.


¿Nos enrollamos en el taxi?


Por supuesto.


Y ahora con un poco más de intimidad. Sentí su mano abriéndose paso a través de mis muslos apretados mientras nos besábamos desenfrenadamente, pero no fue más allá. En el fondo era un caballero.


Un caballero salido, pero un caballero después de todo.


Llegamos al piso de Sam y Stella y abrió la puerta como pudo. Entre que no paramos de besarnos, que íbamos los dos muy ciegos, y que no encontraba la cerradura, tardamos más de 5 minutos en abrir.


Tú lo que quieres es que encuentre otra cerradura


Totalmente a ciegas, Bobby me levantó del suelo y rodeé su cintura con mis piernas. Todavía no se como pudo llegar hasta el salón sin encender una sola luz y sin matarnos por el pasillo. Se sentó en el sofá conmigo encima, y las caricias se volvieron menos tímidas. Sentí su mano por debajo de mi vestido, acariciando mi espalda hasta llegar al broche de mi sujetador. Pero no se detuvo ahí. Volvió a bajar hasta mi culo, que lo agarró, elevándome ligeramente para situarme un poco más encima de su… “bobby“. Estaba tan dura que casi me hacía daño. No podía verlo, pues las luces seguían apagadas, pero escuchaba su respiración entrecortada, y algún gemido cada vez que me movía y me frotaba sobre él.


-“No tengo ningún…. tengo que…. espera… Lola, por favor.“ - me dijo con palabras entrecortadas, susurrándolo en mi oído. No sabía a que se refería, pero paré mis manos en seco sobre su estómago justo cuando llegaba la mejor parte.


Me dio un par de palmadas en mi muslo y me senté sobre el sofá. Noté como se levantaba y caminaba por el pasillo, casi corriendo. Aproveché ese momento sola para recapitular. Y por mucho que mi mente recapituló, seguía sin creérmelo.


Mi cuerpo palpitaba, temblaba, sudaba… Ya estaba sudando y ni siquiera habíamos empezado. Si seguía así al final de la noche sería un charco de agua sobre el parqué.


Escuché cajones abrirse y cerrarse de golpe desde la habitación de Sam y Stella. ¿Qué leches estaba buscando? Quise levantarme e ir a ver que pasaba, pero la resaca comenzaba a invadir mi cabeza y no pude ni mover un dedo. Solo quería que Bobby volviera y terminara lo que había empezado.


A los pocos minutos, la luz del salón se encendió y Bobby volvió, rascándose la cabeza y con la mirada clavada en el suelo.


-“Uhmmm…. esto es muy embarazoso.“


-“¿Qué pasa?“ - le pregunté, angustiada porque no entendía nada.


-“No tengo… bueno… ya me entiendes.“ - me dijo levantando un poco la cabeza para mirarme durante dos segundos.


¿No tienes qué? ¿Pene?


-“No te sigo“ - le dije encogiéndome de hombros.


Bobby suspiró, seguramente derrotado y se sentó a mi lado. Me pasó el brazo por los hombros y me arrimó a él, besándome la frente.


-“No tengo condones, Lola. Y Sam tampoco.“ - me susurró en el oído. De repente, todo el alcohol me bajó a los pies, dejando mi cabeza liberada de dudas, y a mi cuerpo sin lívido. Asentí muy lentamente con la cabeza, y acurruqué mi cabeza entre pecho y su axila. -“Lo dejamos para otro día, ¿te parece?“


-“Claro.“ - le dije yo totalmente confundida. Esto era irreal. Cualquier tío hubiera hecho lo posible para aprovecharse de una borracha como yo en esta situación, con condones o sin ellos, pero Bobby no. Pues al final iba a ser verdad que le gustaba.


Cogió el mando y encendió la tele, pero yo no le estaba prestando atención, y posiblemente él tampoco. Solo podía sentir sus dedos jugueteando con mi pelo, mientras besaba mi frente de vez en cuando.


-“¿Bobby?“


-“¿Uhm?“


-“La próxima que sea en tu casa. Y por el amor de Dios, compra condones.“


Me abrazó con más fuerza hacia él y poco a poco, con el sonido de la tele de fondo, el sueño se fue apoderando de mí, hasta quedarme completamente dormida.


En los brazos de Bobby Long.




Looks Lola : 1 -- 2


Look Stella


10 comentarios:

  1. hola¡¡¡ estoy totalmente enganchada con tu fic, entre por curiosidad por recomendacion publicada en el fic de la oficina y hasta fui la primera seguidora, pero no pude poner un mensaje hasta hoy.
    Me gusta la forma en que retratas a los personajes estoy impaciente por los siguientes capitulos.
    Estoy de acuerdo contigo respecto a la visiòn de la relaciòn de Rob y Kris en las imagenes en ocasiones se ve como si lo tratara con superioridad, pero aun asi no lo logra que el se aleje de su brit pack ya que siempre salen con el en las grandes ocasiones y que quede claro no soy anti kris.
    Abrazos

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  2. Otra que se ha enganchado a tu historia. Me da penita que se metan con Kristen, pero el resto es genial! Te animo a seguir escribiendo

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  3. Hola de nuevoo!!
    El capi genial, me encanto....pero joder bobby por dios COMPRA CONDONEES!!! jaja....ke rico es, es cierto...cualquier tio se la hubiese sudado tener condones o no....pero bobby es un cielito, ke monoso es
    La "relacion" de rob y kristen la veo igual ke tu...ella como menospreciandole y el riendole las bromas.....en fin, ke penita...
    Hay comentarios que hacen que me parta de la risa en serio....te tienes ke pasar por nuestro foro de robert, encajarias perfectamente, xk todas somos asi jaja xDD
    Un besito y hasta el proximo capi

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  4. Me encantaaaa ... dios mio los condones uffff
    Graciassss gracias por hacernos disfrutar, espero el proximo. Un besooooooo

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  5. Puf a mi este fic me va a matar, lo estoy viendo... ME VA A MATAR!!! Y como dice Vero, deberías pasarte por el foro que tienes alma de coneja jajajajajajaj

    Sigue así y actualiza pronto... Puffffffffffff y que compre condones este Bobby! ajajajajaj muaaaaa!!!

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  6. Por cierto!! Me parto con Stella jajajaajajajajajajajjaja dios que simpatica parece. Y el momento foto con eso de kristeeeen ajajajajajaj buenisimo. Ains me lo voy a leer otra vez!

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  7. Holaaaaaaa!!! genial XD me ha encantado esto...
    "¿No tienes qué? ¿Pene?" XDDDD jajajajaja...
    Como dice Veronica y Hermi, pasaté por nuestro foro ;)

    :D Muaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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  8. ¡Muchas gracias otra vez a todas! Pues os explico que me inspiré para escribir esta historia, en la foto que salió en Navidades de kristen y Rob en la famosa isla de Wight. Al verlos a todos paseando, se me vino a la cabeza que quizás sus amigos “no tragan“ a Kristen. Bueno y yo tampoco jiji así que, como además, me encanta Bobby, me decidí a escribirla. Di con la historia de Hermi, Siempre es mejor contigo, y decidí mandarle un mensaje para que leyera la mía, ¡pero ya veo que tengo 8 lectoras! Falta poco para que Rob salte a la palestra, y voy a intentar darle otra imagen, un poco “malo“ :P La imagen que doy de Kristen es la que tengo yo sobre ella, o sea, que es una opinión personal; la veo manipuladora y muy muy prepotente. Espero que a nadie le ofenda. Debería poner un aviso de que esta historia es bastante Anti Robsten jiji.

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  9. wow!!! no habia tenido oportunidad de comentar...

    pero me ha encantado todo!! es muy bueno escribes de maravilla!!!

    xD yo tambien soy anti-robsten muajajajaaa
    un beso niña ^^

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  10. Ay, te voy a dar publicidad en mis blogs...

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