Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

martes, 26 de enero de 2010

Seis <-> La delgada línea entre Rob y Kristen

Sí. El título lo he sacado de Gossip Girl, porque estoy obsesionada con esa serie! Jajaja! Espero que os guste :P





Banda Sonora : Woundrous place - The last shadow puppets





Acurrucada en los brazos desnudos de Bobby, no podía conciliar el sueño. Saqué una pierna por fuera de las sábanas, e intenté que desapareciera el calor excesivo de mi cuerpo. Y no sabía si ese calor era por la sesión de sexo que habíamos tenido Bobby y yo, si porque parecía que en vez de en Londres estábamos en Sevilla, o por que mi cerebro seguía torturándome, mientras repetía una y otra vez, la frase de Robert. ¿O ya podría llamarlo Rob? Después de todo, parecía que él ya se había tomado demasiadas confianzas conmigo; primero al decir que le gustaban las pelirrojas, y luego cuando se despidió, sintiendo que no me gustaran los vampiros. Gracias Pattinson. Mi vida ya era una especie de caos hormonal antes de que llegaras.


Podía escuchar desde mi cama los ronquidos de Tom en la otra habitación, producidos por el exceso de alcohol de esa noche, y la profunda y calmada respiración de Bobby contra mi cuello, mientras mi cabeza daba vueltas como una centrifugadora. No podía enamorarme de Robert. Me lo repetía una y otra vez. Me lo prohibí a mi misma desde el momento en que supe que lo iba a conocer. Traté de hacerme una imagen equívoca de él, diciéndome a mi misma que era lo que realmente no era. No podía verlo como un creído, un prepotente o un antipático. Daba la casualidad de que no era así para nada. Todo lo contrario; había sido de lo más agradable conmigo. Yo diría que demasiado, para no conocerme de nada, al menos, personalmente. Además, tenía que sumar a su increíble personalidad, que sentía algo de lástima por él, después de haber vivido en mis propias carnes, a Kristen. Ella sí que era tal y como me la imaginaba. ¿Y a que había venido eso de irse de repente del O? Todo el mundo trata de caerle simpático a los amigos de tu pareja, pero ella parecía que estaba por encima de eso. Quizás sus amistades hollywoodienses eran mucho más interesantes que nosotros. Y posiblemente sería cierto, aunque sin duda, me quedaba con los londineses. No cambiaría a Tom, a Sam, a Stella o a Marcus por ninguna estrella del cine.


Eran las 5 de la mañana, y en silencio, me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para beber un gran trago de agua fría. Agarré una botella y un vaso, y me senté en el sofá del salón, encendiendo una lamparilla mientras le daba vueltas a todo. A lo mejor era el momento para pedirle un fin de semana libre a Jamie, y pasar esos días en Madrid, alejada por unas horas de todo este tema que tanto me abrumaba. Podría poner mi cabeza y mis sentimientos en orden, aunque estar tres días separada de Bobby iba a doler mucho. Me había acostumbrado tanto a estar con él, que ya era totalmente dependiente.


Escuché abrirse una puerta en el pasillo, y en la oscuridad, vi como Tom salía de su habitación, tambaleándose mientras se agarraba la cabeza. Llevaba tan solo unos gallumbos azules con dibujos de elefantes blancos, y estaba descalzo. Se desplomó sobre el sillón, a mi lado y bostezó.


-“¿Resaca, eh?“ - le dije mientras intentaba no reírme. Su cara era un poema, y eso que solo había dormido un par de horas.


-“Es el puto calor. No estoy acostumbrado.“ - dijo mientras echaba la cabeza hacia atrás y estiraba todo el cuerpo. Yo ya estaba empezando a verlo como a un hermano. Y lo cierto es que se hacía querer, a pesar de pasarse el día pensando en mujeres.


-“¿Quieres un zumo y una aspirina? Te vendrán bien.“ - le pregunté mientras me ponía de pie y recogía el vaso y la botella de agua.


-“Por favor.“


Volví a la cocina y saqué un par de zumos de la nevera, y dos aspirinas del “botiquín“ que tenían; era una caja de zapatos, rota y tan solo con aspirinas, que yo misma había llevado, y un par de tiritas. Me di cuenta de que tendrá que surtirles con algo más. Menos mal que había llegado a sus vidas. Cuando volví al salón, Tom estaba estirado en el sofá, y recogió las piernas para dejarme un sitio.


-“Te quiero. No se que haría sin ti.“ - me dijo bromeando mientras le daba el zumo y la aspirina. Frunció el ceño cuando vio que yo también iba a tomarme una. -“¿Tú también con resaca?“


-“Me duele la cabeza, simplemente.“ - le respondí haciendo una mueca. Me eché hacia atrás en el respaldo y Tom estiró las piernas otra vez, poniéndolas por encima de las mías. Y podía estar tranquila, porque me era imposible verlo como alguien que me atrajera sexualmente. Además, yo no era rubia…


-“¿Algo que te preocupa?“ - Lo miré y me encogí de hombros. Tenía mucha confianza con Tom, y sabía que cualquier cosa que le contara no saldría de su boca. Pero, lo que realmente me preocupaba ahora mismo, no podía saberlo. Ni él ni nadie. Aunque quizás sería una manera de desahogarme, poder explicarle todo lo que se me pasaba por la cabeza. Pero en cierto modo, sería algo muy egoísta por mi parte, ya que lo pondría entre la espada y la pared; los dos eran amigos suyos. Con Jamie tampoco podía contar para esto, y mi amiga Miriam no me creería en la vida. Así que mi secreto se iría conmigo a la tumba.


-“¿A qué se refería Sam con lo de Brighton?“ - le pregunté. Lo cierto es que eso también me tenía algo mosqueada. A lo mejor no tenía que ver conmigo, pero Bobby se sobresaltó un poco cuando Sam lo mencionó.


-“Mierda…“ - suspiró Tom mientras sonreía. - “Lo siento pero prometí no decir nada.“


-“Tom, ya estás diciendo algo. No me dejes así.“


-“No, no, Lola. Bobby me cortaría las pelotas.“


-“ Tom…“ - Puse mi mano sobre su pierna y comencé a tirarle de los pelos, mientras Tom apretaba los dientes para no gritar y se retorcía, casi al borde de las lágrimas. - “Sabes que te puedo, así que empieza a hablar.“ Solté su piernas, y me senté al estilo indio mientras levantaba una ceja.


-“Lo de Brighton era… una sorpresa. Por tu cumpleaños.“


¡Mierda! ¡Mi cumpleaños! ¿Cómo podía pasar tan rápido el tiempo? Ni siquiera yo me acordaba de que faltaba una semana. Puse la cabeza entre las manos, mientras Tom empezaba a reírse ligeramente.


-“¿A qué clase de sorpresa te refieres? ¿Una fiesta?“ - Tom hizo ademán de cerrarse la boca con una cremallera, pero en cuanto vio que mi mano volvía lentamente hacia su pierna, se sentó rápidamente. - “Dímelo, por favor. Me haré la sorprendida. Se me da muy bien.“ Tom suspiró.


-“Está bien. Los padres de Stella tienen una casa en Brighton, cerca de la playa, y habíamos planeado, bueno, Bobby había planeado darte una fiesta de cumpleaños allí. El sábado que viene.“


-“Se supone que trabajo, Tom..“


-“Oh, no te preocupes por eso. Jamie también colabora. Ya sabemos que tu cumpleaños es el miércoles siguiente, pero Bobby quería hacerlo antes de…“ - la voz de Tom se fue apagando, sin terminar la frase.


-“¿Antes de…? - Tom se quedó callado unos segundos con la cabeza agachada. Parecía que lo estaba torturando, pobrecito.


-“De… de que se termine el verano. Sí. Eso mismo.“ - No me cuadraba. A mediados de Agosto, el verano no se acaba. Ni siquiera en Inglaterra. Tom era muchas cosas, pero sin duda, no era un gran mentiroso, y siempre que mentía arrugaba la nariz. Y ahora mismo su nariz parecía un acordeón. -“Bueno, y antes de que Rob vuelva a Ámerica.“


Oh, claro. Seguro que era por Rob...


-“ Tom… ¿puedo preguntarte algo?“ - le pregunté. Se encogió de hombros y volvió a tirarse en el sofá. - “¿Tú crees que Robert es feliz con Kristen?“


Tom se rió tanto que recogió las piernas sobre su estómago.


-“Mira, conozco a Rob desde que tenía 11 años, y le he conocido solo dos novias en toda mi vida, y siempre hace igual.“


-“¿Qué quieres decir?“


-“Pues que una vez que se acomoda, no hay manera de hacerle entrar en razón. Conocí a Kristen en unos premios, cuando aún no se había estrenado Crepúsculo, y era completamente distinta a ahora; era simpática y divertida, de hecho, llegué a pensar que era la tía más divertida que había conocido. Pero cuando empezaron todos esos putos rumores de si estaban juntos o no, todo cambió. La presión que los productores ejercían sobre ellos era demasiado.“


-“¿Los productores? ¿De la película, quieres decir?“


-“Sí. Les obligaron a no decir nada, porque así generaría más expectativa, se hablaría más sobre ellos, y eso era publicidad para toda la mierda de Crepúsculo. Tenías que ver a Rob esos días. Estaba consumido, nervioso, y con la paranoia de que lo perseguían hasta en el cuarto de baño. Pero ahora no se da cuenta.“


-“ ¿De qué?“


-“De que todo aquello le sirvió para darse a conocer un poco más. Y ahora que ya es un actor reconocido por méritos propios, no se da cuenta de que ya no necesita a Kristen. Ni Kristen a él.“


-“Pero eso será porque está… enamorado.“


-“No, no lo está. Él cree que sí, pero todos lo conocemos y sabemos que no es así. ¿No te has fijado en la actitud de ella?“ - Asentí lentamente. -“Porque ella ya lo sabe.“


-“Pero entonces, ¿por qué siguen juntos?“


-“A eso me refería con que Robert se acomoda. Es incapaz de dejar a una tía. Siempre espera que lo dejen a él. Y Kristen debe ser como él. Con la de tías que se le echan al cuello… lo que daría por estar en su lugar.“ - dijo entre risas.


-“No creo que le cueste mucho encontrar a otra.“


-“En ese sentido, Rob es muy especial. Tiene un gusto femenino muy peculiar. Si pudo tirarse a Megan Fox y no quiso… hay que joderse.“


-“¿Y habéis hablado con él de esto? Quiero decir, sois sus mejores amigos. Si yo fuese él, agradecería ese tipo de comentarios.“


-“Nah… es un cabrón muy terco. Supongo que hasta que se le cruce alguien que de verdad llame su atención, no se dará cuenta.“ - dijo poniéndose de pie. -“Me vuelvo a la cama. Gracias por la aspirina. Si yo fuese Bobby, me casaría contigo.“


Se dio media vuelta y volvió a su habitación, dejándome sola en el salón con muchas más cosas en las que pensar. Y como no quería hacerlo, volví a la cama, a los brazos de Bobby, que me agarraban con fuerza, haciendo que me olvidara de todo por unas horas. Mi verdadero hogar.





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Al día siguiente el calor seguía siendo insoportable, pero eso no fue excusa para que Bobby me despertara a su manera; con su cabeza entre mis piernas.


-“Pagaría todo el dinero del mundo para despertarme de esta manera todos los días.“ - le susurré al oído una vez que se tumbó a mi lado. Pasé mi brazo por su estómago y apoyé la cabeza en su hombro. Olía bien incluso recién levantado y algo sudado.


-“Siempre es un placer, baby.“ - me respondió justo cuando Tom llamó a la puerta de la habitación. -“¿Qué coño quieres, Stu?“


-“Levanta el culo. Teníamos planes.“ - respondió Tom desde el otro lado de la puerta, sonando como una novia despechada. Me reí mientras me sentaba en el borde de la cama, todavía desnuda y Bobby miraba el reloj. Ya eran la 1 del mediodía. -“Rob ya está aquí.“


-“¡NO!“ - grité en cuanto escuché su nombre. Bobby giró la cabeza con el ceño fruncido. -“Es que…estoy desnuda.“ - le dije en voz baja, evitando preguntas sin respuesta. Nos levantamos y nos vestimos rápidamente, antes de salir al salón. Respiré hondo tres veces mientras caminaba detrás de Bobby por el pasillo. Esperaba no ver a Robert hasta la noche, y así poder olvidar que me gustaba. Pero fue inútil, porque en cuanto lo vi, mis bragas desaparecieron; camiseta blanca, pantalones vaqueros, unas Nike negras y un gorro de lana. ¿Gorro de lana a 25ª? Él se lo podía permitir. Pero no venía solo. Kristen estaba sentada a su lado. Y con la misma ropa que el día anterior. Tendría que acordarme de abrir las ventanas antes de irnos.


-“Hola, Rob, Kristen.“ - dijo Bobby saludando a ambos. Rob estaba afinando una de las guitarras de Bobby con Kristen pegada a su lado. Levantó la cabeza y nos sonrió a los dos.


-“Hola“ - respondió Kristen con algo parecido a un gruñido. Bueno, por lo menos era un paso hacia adelante. Ayer ni siquiera nos había saludado.


-“Quedamos con Marcus a las 12:30, así que ya podéis apurar vuestros culos.“ - dijo Tom poniéndose sus gafas de sol. Todos teníamos las mismas gafas. Éramos como el club Ray Ban en potencia. Y me podía imaginar quién comenzó la moda.


-“Se me olvidó decirte que habíamos quedado para tocar en casa de Marcus.“ - me dijo Bobby al oído. Ya lo creo que se le había olvidado.


-“Pero íbamos a ir a comer.“ - protesté, ligeramente enfadada. Ahí estaba; el momento que tarde o temprano nos toca sufrir a todas las novias del mundo. Cuando tu novio te cambia por sus amigos.


-“Lo se, lo se. Pero tenemos que aprovechar los pocos días que Rob está aquí. Te prometo que te lo recompensaré.“ - me susurró mientras me abrazaba y me besaba los labios repetidamente. Y ante eso, yo no podía seguir protestando. Ladeé un poco la cabeza y mis ojos se encontraron con los de Rob, que seguía rasgando suavemente las cuerdas de la guitarra mientras me miraba. En ese momento se levantó y se dirigió hacia nosotros.


-“Oye, Lola, quería pedirte un favor.“ - me dijo para mi sorpresa. Volver a escuchar mi nombre de sus labios hizo que mi corazón saltara de alegría.


-“Claro. ¿Qué pasa?“


Me pidió que lo siguiera hasta la cocina. Y puede que fuera mi enferma imaginación, pero la tensión flotaba en el aire. Y estaba claro que por mi parte, era sexual. Estaba a solas, en una cocina, con Robert Pattinson, frente a frente. Pude oler su colonia, que me embriagó cada uno de mis sentidos. Olía a recién duchado, a jabón y a aftershave. Se quitó el gorro y vi que todavía tenía el pelo húmedo de la ducha. El sex hair estaba en proceso.


-“¿Podrías quedarte con Kristen mientras nosotros vamos a casa de Marcus?“ - me preguntó mientras se mordía el labio. Me quedé embelesada mientras lo hacía, sin perder detalle de sus dientes mordiendo su carnoso labio inferior, y me pregunté a que sabría su boca. Pero espera…


-“¡¿Qué?!“ - le pregunté, alucinando. ¿De verdad me acababa de preguntar tal cosa? Ni que Kristen fuera una niña pequeña que necesita que alguien se quede a su cargo. Esto ya era lo que me faltaba por ver.


-“Bueno, no conoce a nadie aquí, y se que con nosotros se va a aburrir.“


Yo sí que me voy a aburrir…


-“Pero… bueno…“ - balbuceé, sin saber muy bien que responder. Podría hacer cualquier cosa que él me pidiera, ¿pero eso? Parecía una prueba de Fear Factor en toda regla. -“… mmmm…. no nos conocemos. Y yo tampoco conozco a nadie aquí.“


-“Sam me ha dicho que podéis llamar a Stella.“


Pattinson, creo que has metido la pata… Si Stella se entera de esto, nos matará a todos. Bowling for Brit Pack.


-“Está bien.“ - dije por fin, resignada. Supuse que no me quedaba otra opción. Tampoco era plan de quedar mal con él.


-“Pero, una última cosa.“ - me dijo Robert antes de salir de nuevo al salón. -“No le digas que te lo he pedido yo.“


Volví al salón, un poco alucinada de más, y nos despedimos de los tres. Y allí nos quedamos, Kristen y yo. A solas. Y ahora sí que la tensión se cortaba con un cuchillo. O más bien, con una moto sierra. Me quedé de pie, mientras Kristen encendía un cigarrillo, sin decir nada. Después de unos minutos agónicos, tragué saliva y decidí romper el hielo.


-“Mmmm…. te apetece hacer algo en especial?“ - le pregunté, casi con voz temblorosa. Quien me iba a decir a mí, hace un año, que me iba a quedar a solas con Kristen Stewart, haciendo de niñera.


-“No.“ - respondió ella escuetamente.


-“Oye, ya que vamos a ser amigas, no me lo pongas tan difícil.“ - le dije tras otro enorme silencio. Ella levantó la mirada y sonrió de manera cínica. Y si las miradas matasen, yo estaría taladrada a balazos.


-“No te he pedido que seas mi amiga.“


Tragué saliva con fuerza, mientras mi corazón palpitaba a mil por hora. No sabía donde meterme. Y la verdad es que tenía razón; yo tampoco quería ser su amiga. Solo quería complacer a su novio.


Y en todos los sentidos...


-“Está bien.“ - dije, soltando todo el aire retenido en los pulmones. - “En ese caso, puedes quedarte aquí. Yo tengo que irme.“


Volví a la habitación, metí mi ropa del día anterior en mi bolsa, y me senté en la cama unos minutos mientras intentaba asimilarlo todo. Saqué el móvil para llamar a Stella y pedirle ayuda, pero tras pensármelo unos segundos, decidí que lo mejor era que no le dijera nada por ahora. Se plantaría aquí mismo con una escopeta, dispuesta a ir de safari a tierras kristenianas. Justo cuando abrí la puerta de la habitación para irme, Kristen estaba allí plantada, con el puño levantado para llamar.


-“Mmm.. me lo he pensado mejor.“ - dijo agachando la cabeza y con la boca torcida.


-“¿Y…?“


-“Me apetece comer una hamburguesa. Pero tendría que ir antes al hotel y cambiarme de ropa. Con las prisas me he puesto lo primero que he pillado del suelo.“


La imagen de la ropa de Kristen en el suelo de la habitación del hotel, mezclada con la de Robert, hizo que me temblara el pulso. Pero no de asco, si no de envidia.


-“Puedo dejarte algo, si quieres.“


-“Gracias.“


Le indiqué donde estaba el baño para que se duchara y le dejé la ropa encima de la cama, mientras yo hacía una llamada muy urgente en el salón.


-“Stella, tenemos un problema.“




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Una hora y media más tarde, Stella y yo estábamos sentadas frente a Kristen en uno de los sillones rojos del McDonald's, comiendo una hamburguesa. Todavía me zumbaban los oídos por los gritos incrédulos de Stella al otro lado del teléfono, cuando la llamé para contarle lo de Kristen. Mis ojos bailaban entre Stella, que no dejaba de mirar a Kristen con ojos asesinos y los dientes apretados, y Kristen, que estaba comiendo sus patatas fritas lentamente y con la cabeza agachada. Llevaba puesto un gorro parecido al de Robert, y no se había quitado las gafas de sol, por aquello de los paparazzis y los fans.


-“Entonces… ¿vas a quedarte en Londres más tiempo?“ - le pregunté a Kristen, intentado liberar algo de tensión en el ambiente. Stella me dio una patada no muy disimulada por debajo de la mesa.


-“Supongo.“ - respondió simplemente, encogiéndose de hombros. Empezaba a pensar que ni apuntándola con un cuchillo conseguiría que hablase más.


-“Deberías hacerlo por Rob.“ - dijo Stella cruzándose de brazos, taladrándola con la mirada. Kristen la miró y esbozó una sonrisa torcida.


-“Ya hago muchas cosas por él. Simplemente no me gusta estar lejos de mi casa.“


-“Ah, ¿sí? ¿Y que cosas haces por él? Aparte de llevarle la contraria e incomodarte siempre que él está con nosotros.“


-“Stella..“ - le dije murmurando, intentado que no siguiese por ahí, porque seguramente todo acabaría mal. Muy mal..


-“No creo que eso sea de tus asuntos.“ - respondió Kristen mientras dejaba una patata sobre la bandeja.


-“Oh, ya lo creo que lo es. Rob es amigo mío desde que éramos niños, y me molesta que lo traten así.“


-“En ese caso, deberías hablar con él, y no conmigo.“ - dijo Kristen levantándose de la silla, dispuesta a irse. - “Y por si te interesa, Robert ya no es lo que era. Ni siquiera lo reconocerías.“


Y diciendo eso, se marchó, sin tiempo para poder decirle nada más. Y por primera vez, sentí algo de lástima por ella. A lo mejor no era tan borde como parecía, y su actitud se debía a algún problema con Rob.


-“Te has pasado.“ - le dije a Stella una vez que nosotras también nos fuimos de allí.


-“Esa niñata necesita que le quiten el palo que tiene metido por el culo.“


-“¿No puedes pensar que a lo mejor, la culpa de su actitud, es… Robert?“


Ahora era yo la que recibía un balazo en forma de mirada. Se detuvo en seco en mitad de la calle, mirándome como si hubiese dicho la mayor de las blasfemias.


-“Conozco muy bien a Robert, y por nada del mundo haría que su novia se sintiera incómoda. El problema lo tiene ella. Puedes preguntárselo a cualquier de los chicos. Te dirán lo mismo que yo.“


En cuanto dijo eso, me acordé de la conversación que había tenido la noche anterior con Tom; hasta que otra no se cruzara en su camino, Robert no dejaría a Kristen. Pero… ¿cuántas tías se supone que pasan ante sus ojos, o incluso que se tiran a sus pies? Millones. Con solo chasquear los dedos, podría tener a la que él quisiese. Entonces… ¿por qué le costaba tanto? Al final iba a ser verdad que era muy exigente.


Deje que Stella siguiera hablando y criticando a Kristen toda la hora siguiente, mientras yo asentía, dándole la razón. Aunque me mosqueaba toda esa obsesión por Kristen, y su manía de decir que Robert era perfecto.


¿Acaso tú no piensas lo mismo?



Después de despedirnos, me fui a mi casa en Lewisham. Aunque debería empezar a llamarla de otra manera, ya que solo la pisaba para cambiarme de ropa, y cotillear con mi portátil en Internet. Contesté los emails de mis hermanas, de mi madre, de Miriam y de algún amigo cotilla que después de mucho tiempo, se había acordado de mí. Regresé al centro, y me dirigí al pub, con la ropa para la fiesta de Rob en mi bolsa.





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A las 12 en punto llegué al piso de Sam y Stella, y la fiesta ya había comenzado hacía un rato. Saludé a Bobby, y en seguida me sirvió uno de los cocteles que Stella había preparado. Sinceramente, tenía mucho valor al bebérmelo. A pesar de que el piso era minúsculo, había bastante gente, y la música sonaba a toda pastilla. Localicé con la vista a Robert; estaba sentado en uno de los brazos del sofá, hablando con Tom, o más bien, partiéndose de la risa. Seguramente el alcohol ya estaba empezando a hacer mella en ellos. Y en cuanto Robert levantó la cabeza, miró en mi dirección, sonriendo levemente y volviendo a mirar a Tom.


Pero no solo pasó esa vez. El jueguito de tú me miras, yo te miro, de repitió varias veces durante toda la fiesta. Sobre todo en el momento en que Tom, para hacerse el gracioso o haciendo gala de su adorable gilipollismo, puso el dvd de Crepúsculo, haciendo que Robert se ruborizara primero, luego se avergonzara y por último saliera disparado hacia la cocina, mientras el resto de sus amigos seguían partiéndose el culo a su costa. Aproveché que Bobby estaba tirado en el suelo con Tom, imitando los diálogos de la parte del bosque, para preguntarle a Robert por algo que llevaba dando vueltas desde que llegué a la fiesta.


-“Hola…“ - me dijo en cuanto entré por la puerta. Estaba sentado en la encimera, junto al fregadero, y estaba abriendo otra cerveza. Tenía el pelo más revuelto que nunca, y unos adorables coloretes.


-“¿Ahogando las penas en alcohol?“ - le pregunté señalando su cerveza.


Mira quien habla, la que lleva medio millón de cocteles...


-“Odio verme en la tele. O en revistas… En realidad odio verme en cualquier cosa. Incluso en el espejo. ¿Entiendes ahora porqué nunca me peino?“ - me dijo entre risas, mientras se revolvía el pelo. ¿Por qué leches tenía que ser tan adorable?


-“No está tan mal. Para no peinarte nunca, quiero decir.“


Pero.Que.Coño.Estás.Haciendo.


Robert levantó la cabeza y clavó sus ojos en los míos, haciendo que mi cuerpo vibrará por el escalofrío que recorrió mi espalda. Sonrió y yo como por instinto, le respondí de la misma manera.


¿Está flirteando conmigo?


-“Así que eres española… Yo se hablar un poquito de español.“ - me dijo con ese acento tan inglés, que hacía que cualquier palabra suya me atravesara la piel.


-“Ah, ¿sí? ¿Y que sabes decir?“ - le pregunté. Robert se aclaró la garganta y dejó su cerveza en la encimera, cerrando los ojos con fuerza, como concentrándose.


-“Una cerveza.“ - dijo después de unos segundos. Daba igual si no sabía decir nada más, porque lo había dicho de una manera demasiado sexy. Al llegar a casa iba a necesitar una ducha muy fría. -“Solo eso.“


Nos reímos durante un rato con eso, hasta que volvimos a mirarnos a los ojos, y las risas dieron paso a un silencio incómodo. Pero no podía evitarlo; mirarlo de esa manera, mientras él hacía lo mismo, era como tocar el cielo con los dedos.


-“Por cierto, ¿dónde está Kristen?“ - le pregunté finalmente. Era lo que iba a preguntarle cuando fui a la cocina, pues tenía miedo que le hubiera contado lo ocurrido con Stella ese mediodía. Y de hecho, en cuanto dije su nombre, la cara de Robert cambió radicalmente d expresión. Su sonrisa desapareció y apretó los dientes mientras agachaba la cabeza, mirando fijamente el botellín de su cerveza.


-“No ha querido venir. Supongo que no encaja demasiado con vosotros.“ - ¿Con “nosotros“? Venga ya… Si yo llevaba en el grupo tan solo un par de semanas. - “No pretendo echaos la culpa. Se perfectamente como es Kristen; es rara de cojones. Pero me hubiera gustado que la aceptaran tan bien como han hecho contigo.“


-“Emmm… supongo que yo he tenido… suerte.“ - le dije después de tragar saliva y respirar profundamente.


-“Puede que la suerte la haya tenido Bobby.“ - me dijo. Y entonces el corazón se me paró, y volvió a latir más rápido, haciendo que la sangre de todo mi cuerpo se dirigiera a mis mejillas, dejándolas rojas y ardiendo. -“Supongo que no llevarás bien lo de su gira.“


-“¿Cómo? ¿Qué? ¿A qué… te refieres?“ - balbuceé las preguntas, esforzándome por hacerlo en inglés.


-“¿No lo sabes? Bobby se va de gira por Europa, la semana que viene.“ - me dijo mientras se bajaba de la encimera. Su sonrisa torcida no desapareció en todo ese momento, y parecía que lo estaba haciendo por… ¿fastidiar? Se acercó más a mí y puso su mano sobre mi hombro, mientras yo sentía que la tierra se hundía bajo mis pies. -“¿Estás bien?“


Me zafé de su mano. En ese momento no quería saber nada de nadie. Bobby se iba y no me había dicho nada. Miles de dudas se pasaron por mi cabeza.


A lo mejor no me había dicho nada porque nuestra historia, para él, solo era pasajero.


Puede que fuera para no hacerme sufrir.


O puede que se hubiese olvidado.


Pero entonces… ¿por qué Robert lo sabía? Salí de la cocina caminando muy despacio, y con las lágrimas a punto de brotar de mis ojos. Me quedé al final del pasillo, en el umbral del marco de la entrada del salón, mientras la música aporreaba mi pecho y las risas de la gente me daban nauseas. Esperé a que Bobby me mirara, no quería ir hasta donde estaba y pedirle que hablásemos. Tampoco quería ponerme a llorar delante de todos, y montar una escena. Y en cuanto lo hizo, en cuanto sus ojos se posaron en mí, no pude aguantarlo más y las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Se levantó y vino hacia mí rápidamente. Y gracias a Dios, nadie se estaba fijando.


-“¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras?“ - me preguntó mientras nos empujaba ligeramente hacia el pasillo, alejados de los demás. Pero yo no podía hablar. Estaba demasiado abrumada, enfadada, decepcionada y triste como para poder decirle todo lo que pensaba.-“Lola, ¿qué te pasa?“


-“Por qué…. por qué no me dijiste… lo de…. lo de tu gira?“ - le pregunté finalmente con un hilo de voz mientras sorbía las lágrimas. Bobby se quedó paralizado, mirándome fijamente con sus manos en mis hombros. Escuché como dejaba salir un suspiro profundo y se frotó la cara con ambas manos. Yo no podía dejar de llorar.


-“Lo siento. Lo siento muchísimo. Pero no me sentía capaz de hacerlo. Para mí va a ser muy duro, créeme.“


Ahora entendía a que se refería Tom con eso de “Bobby quería hacerlo antes de….“. Bobby quería celebrar mi cumpleaños antes de irse de gira por Europa, porque para el día exacto de mi cumpleaños, ya no iba a estar. Y eso significaba que todo el mundo sabia lo de su gira menos yo. Ahora además de insignificante, me sentía estúpida.


-“Tenías que habérmelo dicho antes, para prepararme mentalmente.“


-“Lo se, lo se. Me encantaría que vinieras conmigo, pero se que no puedes por tu trabajo.“ - Asentí lentamente. En eso tenía razón. No podía dejar mi trabajo para irme de gira con él. Claro que podría ser maravilloso e increíble, recorrer Europa con él. Pero yo tenía que vivir de algo, y no quería ser una mantenida. Tuve que reprimirme para no soltarle lo de Brighton, para no decirle que ya lo sabía y que además ahora entendía porqué quería hacerlo antes del día de mi cumpleaños. Quería decirle que ya no tenía ganas de fiesta. Lo único que me apetecía era irme de allí.


-“¿Por eso lo saben todos menos yo?“


-“Les pedí que no te dijeran nada. Quería hacerlo yo mismo, cuando encontrara el momento. Perdóname, por favor.“ - me dijo abrazándome con fuerza. Rodeé su cintura con mis brazos, mientras mi corazón seguía rompiéndose en mil pedazos.


Justo en ese momento, miré por encima del hombro de Bobby y vi como Robert salía de la cocina, apoyándose en el marco de la puerta mientras me sonreía como solo él sabía hacer; su sonrisa torcida, y mirándome fijamente. Dio un trago a su cerveza, me guiñó un ojo y volvió al salón.


¿A qué coño venía eso? ¿Es que acaso quería que Bobby y yo nos enfadáramos? Si Bobby le había pedido que no me dijeran nada, sinceramente, me parecía una cerdada lo que acababa de hacer. Y esa sonrisa… ¿Y a qué venía guiñarme un ojo?


No podía creerlo. Robert Pattinson era un cabrón.




viernes, 22 de enero de 2010

Cinco <-> Me gustan las pelirrojas




Banda Sonora : Emiliana Torrini - Jungle drum



Dos semanas. Habían pasado dos semanas desde que Bobby y yo empezamos a salir. Todo empezó la noche en su piso, el día B, y desde esa éramos casi inseparables. Tan solo las horas que yo tenía que trabajar las pasábamos separados. Incluso dormíamos juntos todas las noches, pues para mí era mucho más cómodo salir del pub e ir a su casa. Por la mañana iba hasta mi casa, me duchaba, cogía ropa limpia y volvía al pub. Y Jamie estaba con el culo torcido, además de que la envidia lo estaba consumiendo. Siempre que Bobby me venía a buscar, lo invitaba a una cerveza, y llegué a pensar que lo haría un alcohólico.



Por supuesto no tengo que decir que los condones duraron menos días que un helado al sol.


El sexo era simplemente alucinante. En solo dos semanas ya lo habíamos practicado de todas las maneras posibles; arriba, abajo, de lado, detrás, de pie, en la cocina mientras se hacía la cena, en el rellano de su edificio, en la ducha.


En la ducha… Ahí fue la primera vez que practicamos sexo oral. Yo había tenido un día horrible en el trabajo; demasiada gente, demasiadas cervezas y demasiado calor. Bobby me vino a buscar y al llegar se metió en el baño sin decir nada, y me preparó un baño de espuma, con unas copas de champán y música relajante de fondo. Nos desnudamos y nos metimos dentro, uno enfrente del otro. Estaba masajeando mis piernas, cuando su mano comenzó a subir más arriba.


-“Ponte de pie.“ - me dijo.


-“¿Te refieres a… de pie en medio de la bañera, o de pie fuera de la bañera?“ - le dije sensualmente, haciéndome la tonta pero sabiendo perfectamente a que se refería. El corazón comenzó a latirme más fuerte ante lo inminente.


-“De pie en medio de la bañera, con las piernas abiertas y muy, muy, muy pegada a mi cara. ¿Mejor?“


Asentí mientras me mordía el labio y me levanté muy lentamente, sin dejar de mirar todas las expresiones que se dibujaban en su cara. Coloqué un pie sobre el bordillo de la bañera, y Bobby se acercó más a mí, poniendo sus manos en mi trasero, para impedir que me cayera. Comenzó a plantar besos por la parte de arriba de mis muslos, mis ingles, mi ombligo, y finalmente, sentí su aliento en esa parte de mi cuerpo que ya era más suya que mía. Lamía, besaba, mordía, gemía y la vibración de su voz contra mi piel me hacía temblar. Era la primera vez que lo sentía de esa manera y casi podría decir que era lo mejor que hacía. Mi cuerpo comenzó a convulsionar violentamente en cuanto aceleró el ritmo de su boca y sentí como millones de bombas explotaban dentro de mi cuerpo. Agarré su pelo para no perder el equilibrio mientras no podía reprimir los gemidos que salían por mi boca. Apartó la suya ligeramente de mi cuerpo y miró hacia arriba, sonriente y con un brillo especial en los ojos. Yo apoyé mis manos sobre sus hombros, tratando de recobrar toda la consciencia que había perdido durante esos 10 minutos.


-“¿Crees que podrás andar?“ - me preguntó sin dejar de sonreír, como ensimismado con mi reacción. Estaba exhausta y yo ni siquiera había hecho nada.


-“¿Para qué quieres que ande? Yo quiero quedarme aquí.“ - le dije haciendo un puchero y rodeando su cuello, acercando su cabeza a mi estómago.


-“Para llevarte a la cama. Soy mucho más alto que tú y… no quiero que mañana te despiertes con torticolis.“


Maldito hijo de… ya sabía a que se refería. Y por supuesto que terminamos. Le debía una.



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Los días fueron pasando, y el sexo fue mejorando. Y mis amistades, aumentando. El día que yo libraba en el pub quedábamos con Sam y Stella y los demás, es decir, Tom y Marcus, en concreto. Salíamos a cenar, o nos tomábamos unas cervezas en el O Bar que parecía el cuartel secreto del Brit Pack, como los llamaban en Internet. Y sí había algo de lo que me alegraba infinitamente de mi relación con Bobby, era que durante esas dos semanas, me había olvidado de Robert. Hasta el viernes, el último día de Julio. Y todo porque llegaba al día siguiente, y era el día de su fiesta de bienvenida. Y yo lo llevaba muy mal. El día con el que todas las Robsesionadas del mundo sueñan, había llegado para mí. Solo faltaban 24 horas, y mi cuerpo iba a reaccionar mal.


Hoy, Bobby y Marcus daban un pequeño concierto en un local del Soho, y Jamie cerró antes de la hora normal el pub para poder venir con nosotros. Ahora no solo le gustaba Robert y Bobby; Tom también había llamado su atención. Decía que lo veía frágil y quería darle unos mimos, y por mucho que le decía que a Tom lo que le gustaban eran las rubias potentes, Jamie parecía no darse por aludido. Incluso llegó a decir que estaría dispuesto a cambiarse el sexo y teñirse de rubio si con eso conseguía una noche de placer con él. Estaba como una cabra, pero aún así, lo quería mucho, Y Bobby también le tenía mucho aprecio, aunque solo fuera por las cerveza que se bebía gratis en el pub.


Como buena amiga, le escribí un email a Miriam para invitarla a venir ese fin de semana. Ella también babeaba por Pattinson, y supuse que estaría tan loca como para cogerse un vuelo desde Madrid, urgente, y conocer al ídolo de sus sueños más húmedos. Pero por desgracia, para ella, le fue imposible. Aún así me pidió que lo grabara todo en video y se lo mandara. También me pidió un autógrafo del susodicho, pero eso ya me pareció algo más complicado. ¿Con qué cara podría pedirle a Robert tal cosa? Hola, que tal, soy la novia de tu mejor amigo, ¿que tal si me das un autógrafo así porque sí? No, ni de coña. Y tampoco le iba a explicar que era para mi mejor amiga. Quizás más adelante, si llegara a conocerlo un poco más, y tuviera la misma confianza que tenía ahora con Sam, por ejemplo, pudiera hacer tal cosa. Al fin y al cabo, debe estar acostumbrado a eso.


Jamie y yo llegamos media hora antes a la sala de conciertos. Había bastante gente para ser un concierto “privado“ en teoría, solo para amigos y amigos de amigos. Pero siempre se sabe que los amigos de los amigos, suelen traer a más amigos, cotillas, y a fans desesperadas.


¿Hola? Tú eres una de ellas…


¡Chiiiiiiiis! Ahora soy la novia del artista, y ningún otro hombre llamará mi atención.


En seguida divisé a Stella cerca de la barra, sentada en una de las mesas en primera fila, preparando la cámara de fotos, mientras Sam y Tom charlaban de pie junto a ella.


-“¡Lola! Pensé que llegarías tarde.“ - me dijo Tom mientras me daba un abrazo.


-“Hola, Tom.“ - la voz de salido que sonó detrás de mi me hizo reír. Me giré lentamente y vi como Jamie desnudaba mentalmente a Tom.


-“Jamie, ¿quién se queda a cargo de tu pequeño antro?“ - le preguntó Tom mientras le seguía un poco el juego. - “Te recuerdo que me debes una birra.“


-“Cuando quieras, cariño. Te daré de beber de mi propio barril.“


Sam estalló en risas y en ese momento Bobby bajó del escenario, donde estaba afinando y preparando las guitarras con Marcus. Pero justo cuando se estaba acercando a mí, un par de chicas jóvenes se abalanzaron sobre él, pidiéndole un autógrafo y una foto con ellas. Y de repente, en vez de sentirme celosa, sentí orgullo. Mi chico estaba a punto de cumplir su sueño.


-“Vete acostumbrándote.“ - me susurró Sam desde atrás. -“En cuanto saque su disco, vas a tener que apartar a las fans como a las moscas.“


-“¿Tú crees que llegará a tanto?“ - le pregunté mientras observaba como charlaba con las chicas, y les regalaba un par de sonrisa. Volví a mirar a Sam y estaba sonriendo, y movió su cabeza en dirección a Bobby. Sin decir nada, me lo estaba diciendo todo. Solo tenía que ver como la gente lo reconocía. Y ya no era porque su canción hubiera salido en la BSO de Crepúsculo. Ahora era por méritos propios. Un par de minutos más tarde, se liberó de las chicas, y se acercó a nosotros. Saludó a Sam con un abrazo, y a mí con un beso. Uno de nuestros besos especiales; me cogía por la cintura y me inclinaba hacia abajo, y entonces me besaba. Lo que llamábamos un beso d película.


-“¿Nervioso?“ - le pregunté después de recuperar la compostura. Teníamos cientos de ojos clavados en nosotros, incluidos los del par de chicas que hacía unos minutos se acercaron a Bobby con el firme propósito de conseguir de él algo más que una foto.


Pues chupaos esa… es mío.


-“No. ¿Y tú?“ - me preguntó envolviéndome en sus brazos mientras me daba repetidos besos en la mejilla.


-“La verdad es que sí. Un poquito.“


-“Pues conozco una manera para relajarse. ¿Has estado alguna vez en el backstage de una estrella?“


-“Oh no, señor Long. No soy de las que se tiran al cantante.“ - se rió contra mi cuello y siguió dándome besos. En ese momento Marcus bajó también del escenario y abrazó por detrás a Bobby. Ladeé un poco la cabeza y le saqué la lengua.


-“A mi no se me echan encima las tías. ¿Podrías darme unos besitos a mí también?“ - dijo poniendo cara de pena.


-“¿Se lo dices a él o a mí?“ - le pregunté mientras Bobby ponía los ojos en blanco. Estaba tan guapo cuando se ponía un poquito celoso. -“Porque si lo que quieres es calor masculino, tengo detrás de mí a un gay dispuesto a dártelo.“


Miró por encima del hombro a Jamie y sentí que su cuerpo temblaba, lo que hizo que me partiera de la risa. Sam nos acercó unas cervezas y después de darle a Bobby un último beso antes del concierto, y otro a Marcus, en la mejilla, para darle ánimos, me senté junto a Stella, que seguía peleándose con su cámara de fotos.


El concierto comenzó justo a la hora, puntualidad británica, y después de una pequeña introducción por parte de Marcus, con chistes incluídos, Bobby empezó a rasgar suavemente su guitarra.


-“Esta mierda de cámara no quiere funcionar.“ - dijo Stella, haciendo que me sobresaltara, mientras le daba golpecitos al objetivo. Se la saqué de las manos y la inspeccioné un poco. Y cuando abrí la tapa de las pilas, casi se muere de la vergüenza.


-“No tiene pilas, Stella.“


-“¡Mierda! Pues necesito pilas o Marcus me dará por saco.“ - hice una mueca de asco por su comentario mientras evitaba reírme. Se quedó pensativa durante unos minutos, hasta que volvió a levantar la cabeza. -“Escucha, voy a ir hasta el estanco que hay a la vuelta de la esquina. Tú quédate aquí y no dejes que nadie se siente en mi silla. Volveré rápido.“


Se levantó, cogió su bolso y salió corriendo del bar, mientras yo me quedaba allí sentada y Sam me miraba con el ceño fruncido. Le expliqué lo que pasaba, y seguimos atendiendo al concierto. Bobby cantaba con la cabeza agachada, pero de vez en cuando la levantaba y me miraba, sonriéndome dulcemente, mientras yo me perdía con su voz. Podía haber una explosión nuclear ahí fuera, que yo ni me enteraría. Ya iban por la cuarta canción, cuando Stella volvió y volvió a sentarse en si silla.


-“¿Has comprado las pilas?“ - le pregunté sin mirarla, incapaz de quitarle los ojos de encima a Bobby. Pero Stella no me contestó. Así que giré la cabeza y…


DiosMiodeMividaYmiCorazón...


¿Por qué la explosión nuclear no estalla ahora mismo?


¿Cuánto es 24x78?


¿Sí invierto en bolsa ahora mismo, cuándo notaré que mis acciones han subido?


¿Por qué no hay mapaches en Londres?


¿Y por qué se me pasaban ahora mismo esas preguntas por la cabeza?


Pues porque en cuanto giré la cabeza y mis ojos reaccionaron, vi que no era Stella la que se había sentado de mala gana en la silla de al lado. Era Kristen.


Kristen Stewart. Bella Swan. La novia de Robert Pattinson, como queráis llamarla. Me quedé mirándola durante breves segundos, hasta que mi cerebro ordenó a mi cuerpo que volviera a mirar al frente y no hiciera ninguna pregunta. ¿Dónde estaba Stella cuando se la necesitaba? Me había pedido que nadie se sentara en su silla, y conociéndola, montaría un numerito. Pero, explícaselo a Kristen. Tenía la misma cara de enfado que en las revistas, y en los vídeos. Estaba allí sentada, de brazos cruzados, mirando al escenario pero sin demasiada concentración en su cara. Realmente, daba miedo. Todavía llevaba el pelo negro y corto, como en el rodaje de The Runaways, y era más blanca que la cal. Cruzó las piernas, sacó un paquete de tabaco del bolsillo de su cazadora de cuerpo y se puso un cigarrillo en los labios. Yo estaba observando todo esto por el rabillo del ojo, pues toda mi atención sobre Bobby de repente, desvaneció. Se tanteó su cazadora en busca de algo, y de repente, una mano se situó delante de su cara con un mechero encendido. ¿Adivináis de quien era esa mano? Perfecta, grande, larga…


Levanté la mirada y giré la cabeza hacia Kristen.


Robert DiosDelSexoyDeTodasLasCosasqueExistianEnlaTierra Pattinson. En persona. No era una imagen en mi ordenador. No era una foto en una revista. Ni un póster a tamaño real. Tampoco estaba viendo una película. Era él, en carne y hueso. En el momento en que lo miré, el también me miró. Y me sonrió.


Joder, me sonrió… Esa sonrisa que tantas y tantas veces había observado en las fotos que me bajaba de Internet, ahora, en vivo y en directo, dedicada a mí. Su famosa sonrisa torcida. Y como dije anteriormente, mi cuerpo reaccionó mal.


Me levanté sin pensarlo, tropecé con Tom y casi me caigo al suelo. Llegué corriendo al baño, y una vez allí, vomité toda la cena. Era algo inexplicable. Pero me había puesto tan nerviosa, que mi estómago no lo resistió. Un nudo se apoderó de mi garganta y después de lavarme la cara con bastante agua, me senté un rato sobre la tapa del water. Puse mi cabeza entre mis rodillas y traté de calmarme. Esto no era normal. Estaba actuando como una idiota. Pero en esos momentos mi cuerpo no obedecía a mi cerebro. Llevaba tanto tiempo soñando con este momento, que me había superado por completo. Estaba a punto de levantarme y volver a mi sitio, cuando escuché abrirse la puerta del baño. Alguien llamó con los nudillos.


-“¿Lola?“ - Era Jamie. Bueno, por lo menos era alguien en que podía confiar, supongo. Me levanté y quité el pestillo de la puerta. En seguida abrió, y su cara de susto al verme fue, digamos que, impactante. -“¿Te encuentras bien, cariño?“


-“He vomitado.“ - le dije mientras me secaba las lágrimas. ¿Y ahora lloraba? Soy más que idiota.


-“Pero.. ¿por qué lloras? Oye ya se que tu novio es super guapo y eso, y que canta que te cagas, pero… ¿llorar? ¿En serio es necesario?“


“Jamie… dime que tu radar gay se ha percatado de alguien muy especial en esa sala.“


-“¿Has visto que guapo es en persona? Y ese culo… ufffffff, lo que daría por darle un pellizco.“


-“¡Jamie! ¡Esto es serio! Por eso… lloro. Y por eso he vomitado. Me he puesto muy nerviosa. Es Robert Pattinson, por el amor de Dios…“


-“Oye, loca, creo que el alcohol no te sienta nada bien. Ya se que es Robert Pattinson, pero no es para tanto. Quiero decir, sí, es super famoso y lo cierto es que impone, pero no creo que sea necesario… vomitar. Y menos aún cuando tu novio está dando un concierto y no para de mirarte con esa cara de enamorado que hace que me palpite el cuerpo.“ - levanté la mirada y me reí. Gracias a Dios que tenía a Jamie, mi bufón particular, en el buen sentido de la palabra. Me dio la mano y me ayudó a levantarme. Me volvió a lavar la cara, y me arregló un poco el pelo. -“Ahora quiero que salgas, como si la cena siguiera en tu estómago, y sigas atendiendo el concierto como si él no estuviera ahí. ¿De acuerdo?“


-“De acuerdo, mamá.“


-“Esta es mi chica.“ - abrió la puerta del baño pero se detuvo justo antes de salir. -“Por cierto, Kristen no sirve ni para freír huevos sobre ella.“


Le di una palmada en la espalda y volvimos a la mesa. Stella ya había vuelto y mientras me dirigía a la mesa, arqueó una ceja y me miró, con la boca torcida. Estaba mosqueada. Kristen seguía en la misma postura, pero vi como su mirada se clavaba en mí. Daba mucho, mucho miedo. Tímidamente, y antes de sentarme, miré por un segundo de nuevo a Robert, que estaba atendiendo al concierto, de pie, justo detrás de la silla de Kristen, y con una Heineken en la mano. Llevaba unos pantalones negros, una camisa en tono beige y una cazadora de cuero. Y también tenía algo de barba.


Eso no se hace… Maldito Pattinson.


Me acerqué a Stella y me agaché a su lado, muy cerca de Robert, que estaba moviendo la pierna al ritmo de la música.


De la música de tu novio…


-“¿Has comprado las pilas?“ - le pregunté, por fin, a la verdadera Stella. Sabía que se había enfadado por no haber vigilado su silla, y mucho más, porque la que estaba sentada a su lado era la divertida Kristen.


-“Te las voy a meter una a una por la nariz.“ - me susurró, girándose hacia mí, y dándole la espalda a Kristen, quien nos miró con aire despectivo. - “¿Qué mierda hacen aquí?“


-“No tengo ni idea. Te fuiste, y de repente, estaba ella ahí sentada.“


Volvió a girarse cuando Bobby y Marcus comenzaban otra canción, y empezó a sacar fotos. Yo me incorporé. Estaba a centímetros de Robert. De repente, él se dio al vuelta y me acercó una silla.


Oh.Por.Favor.


Le dediqué mi mejor sonrisa y le di las gracias.


-“¿Estás bien?“ - me preguntó. Su voz no era como en las películas, o en las entrevistas. Era mucho más grave, y dulce a la vez. Y melodiosa. Entró por mis oídos y retumbó en mi cerebro durante horas. Fruncí el ceño sin saber que contestar. Claro que estaba bien. De hecho, estaba en el cielo. -“Iba a presentarme cuando has salido corriendo hacia el baño. Eres Lola, ¿verdad?“


Bendito sea el acento británico. Y benditos sean los británicos cuando pronunciaban el español.


Y maldita sea mi torpeza y mi estupidez.


-“¿Qué?“ - eso fue lo único que pude decir. Porque de todo lo que había escuchado, solo me había quedado con su voz pronunciando mi nombre.


-“Que si eres Lola.“ - la voz profunda y borde de Kristen me sacó de mi estado de shock. Seguía sentada en su silla, y me estaba mirando desde abajo, clavándome la mirada. La hermana pequeña de Marilyn Manson, sin duda. Que rica eres., maja. Volví a mirar a Robert, y puso los ojos en blanco.


-“Esta es Kristen. No la tomes mucho en serio; ha tenido un mal día. Yo soy Rob.“ - me dijo mientras su mano rozaba la mía, y me la estrechaba con fuerza. Con bastante fuerza. O quizás era porque yo había perdido la mía debido a que me había muerto. Desde el momento en que nuestras manos se chocaron, supe que mi mundo, se iba a desmoronar. Nos volvimos a mirar a los ojos, y otra vez me dedicó su perfecta sonrisa torcida.


Acerqué la silla al lado de Stella y seguí con el concierto, aunque había perdido por completo la concentración. Miré a Jamie y me sacó la lengua, moviéndola rápidamente, como si estuviera haciendo… lo que mejor se le daba a Bobby. Por suerte, cuando volví a mirar a Bobby, él también me miró, haciendo que volviera a poner los pies en la tierra.


El concierto terminó y la sala estalló en aplausos. Y yo aplaudí como la que más. Bobby y Marcus se abrazaron, y Stella y yo nos levantamos a pedir otra cerveza, mientras Kristen seguía sentada, de brazos cruzados y sin dejar de fumar. Robert se acercó a Sam y a Tom y comenzaron a hablar. Y Kristen seguía sentada, ahora con el móvil en la mano, tecleando con semblante aburrido.


-“Me da un poco de pena, Stella.“ - le comenté al ver que Kristen no se movía de su silla, y que nadie iba a hablar con ella.


-“Le pueden dar un ratito por el saco. Ni siquiera me ha dicho hola. Y a los chicos tampoco los ha saludado. De hecho, ni siquiera se a que ha venido.“


-“¿A acompañar a su novio, quizás?“ - dijo Sam abrazando a Stella por detrás.


-“Puedes abrazarla a ella también si tanto la defiendes.“ - respondió ella intentando zafarse de Sam. En ese momento, yo también recibí un abrazo, de Bobby.


-“¿De qué habláis?“ - preguntó mientras buscaba algo con la mirada. -“¡Rob! Ven, quiero presentarte a alguien.“


Rob dejó de hablar con Tom y se dirigió hacia nosotros. Por dios, deberían hacer ese caminar patrimonio de la humanidad. Se pasó los dedos por el pelo y le dio una palmada cariñosa a Bobby en el brazo.


-“Esta es mi novia, Lola. Lola, este es Eddie.“ - dijo mientras Robert bajaba la cabeza y volví a peinarse con la mano. ¿Y ahora qué se supone que tenía que hacer yo? ¿Reírme, como si supiera de que iba la coña? ¿Fingir que no sabía porque lo llamaban Eddie? ¿Pedirle que me mordiera?


Oh, por favor… muérdeme. Donde quieras.


-“Sí. Ya nos hemos conocido antes. Pero pensé que era pelirroja.“


Me pasé los dedos por el pelo. Vaya, hasta yo misma me había olvidado de que me había teñido de castaña, y todo porque a Bobby le gustaba más. Pero… espera un momento. ¿Es que ya me había visto antes? Piensa, discurre y habla. Se simpática.


-“Me he teñido.“


Muy bien. Eso es discurrir. Se supone que eso es más que obvio. Hice una mueca con la cara, y escuché como Marcus llamaba a Bobby desde el escenario, para recoger sus guitarras. Y allí me quedé yo. Sola ante el peligro.Con mis bragas volando lejos, quizás fuera de la órbita terrestre. Nos miramos brevemente, sin saber muy bien que decir. A pesar de que la luz del local era algo tenue, pude ver el color de sus ojos perfectamente; azules. Y muy intensos. Había ganado la apuesta con Miriam, que decía que los tenía verdes. Bebió un trago de su cerveza, miró hacia Kristen y después de aclararse la garganta, se acercó un poco más a mí.


-“Me gustan las pelirrojas.“


Santa Pipi Calzaslargas...



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Después de tomarnos un par de cervezas más en la sala del concierto, nos fuimos a seguir la noche en nuestro querido O Bar. Fuimos todos andando, menos Kristen la simpática y Rob el tío bueno, que decidieron ir en taxi por si alguien los reconocía y le sacaban una foto. Se supone que ya llevaban tiempo juntos, pero seguían sin hacerlo público.


-“Eso es cosa de ella, seguro. A Rob le importa una mierda decirlo, y que les hagan fotos. Pero ella está por encima de eso, y de todos nosotros. Se cree que nació con una flor en el culo.“ - me iba diciendo Stella mientras caminábamos detrás de los chicos, simplemente para poder cotillear a gusto. -“¿Qué te ha dicho Rob?“


Que le gustan las pelirrojas...


-“Que le ha gustado el concierto.“ - le dije rápidamente, sin poder dejar de pensar en su comentario.


-“La verdad es que ha estado genial. ¿Has visto como te miraba Bobby? A mi Sam nunca me mira en los conciertos. Más que nada porque si lo hace, yo me descojono.“ - me dijo mientras se reía. Lo peor de todo es que la creía. Y aunque a veces daba la impresión de que Stella pasaba un poco de él, lo adoraba y estaban hechos el uno para el otro.


Cuando llegamos al O, nos sentamos todos en la mesa que solíamos ocupar. Marcus, Sam, Stella, Tom, yo y Bobby, todos en círculo. El camarero nos tomó nota y volvió a la barra. En seguida empezamos a comentar acerca del concierto. Marcus estaba eufórico, y Bobby y yo no podíamos dejar de agarrarnos la mano, mientras me la acariciaba con su pulgar. Por culpa de Pattinson se me olvidaba lo increíble y maravilloso que era mi novio.


Bastantes minutos más tarde llegó la parejita feliz. Kristen cogió una silla y se puso entre Bobby y yo, y Rob entre ella y Bobby. Jodida Kristen… Ni siquiera dijo hola, o buenas noches, o por lo menos un que os den a todos. Se sentó, sacó sus cigarrillos y Robert le ofreció fuego. Nadie dijo nada, y la tensión podía cortarse con un cuchillo. Menos mal que estaba Tom allí.


-“¿Os acordáis de las dos rubias de mi cumpleaños? Me las tiré a las dos durante toda esa sem-“ - el pobre Tom no pude terminar su historia porque Kristen decidió que era un buen momento para hablar por primera vez.


-“¿Dónde puedo comprar tabaco?“ - preguntó al aire, sin mirar a nadie en concreto, con su irritante acento americano. Podía ser todo lo guapa que quisiese, pero en cuanto abría la boca, la cagaba. Rob pasó su brazo por el respaldo de la silla de ella, y se inclinó para decir algo, pero justo en ese momento, Stella también decidió hablar por primera vez.


-“Si te das la vuelta, tienes una máquina. Metes unas moneditas, le das al botón, y ¡sorpresa! ¡tabaco!“


Todos nos quedamos en silencio. La tensión iba en aumento en cuanto las dos se miraron fijamente, odiándose mutuamente. Rob suspiró y agachó la cabeza, agarrando su pinta de cerveza y llevándosela a los labios.


-“¿Os he contado la vez que una tía me gritaba hijo de perra mientras me le estaba cepillando?“ - dijo Tom otra vez para intentar calmar la tensión del momento. Y ahora, por lo menos, parecía que funcionó, porque Sam explotó en risas, y Bobby también. Pero Stella seguía seria, y Kristen se levantó y se dirigió a la máquina de tabaco, mientras Rob la seguía con la mirada. Y con una mirada triste. Casi sin darme cuenta, nos miramos, y lo que eran microsegundos, parecieron minutos, como si lo estuviera viviendo a cámara lenta. Kristen volvió con su jodido tabaco a la mesa, y Rob cogió su mano, pero ella la soltó de inmediato. ¿Es que esta tía era tonta de remate?


-“Rob, ¿hasta cuándo os vais a quedar?“ - le preguntó Marcus desde el otro lado de la mesa. Stella y Tom se habían puesto a hablar acerca de las rubias de su cumpleaños.


-“Un par de semanas.“ - contestó Robert sin mucho entusiasmo. Kristen soltó un bufido y se revolvió incómoda en su silla. -“Tengo que volver a los Estados Unidos para el estreno de Bel Ami.“


Me ahogué. La cerveza me salió por la nariz con solo escuchar el nombre su película. Ya había visto el trailer en Internet, y decir que casi me derrito es quedarme corta. Robert me miró y me sonrió, con su maldita “sonrisa derrite huesos“. ¿Habrá notado que lo se todo sobre él? A lo mejor puede leer la mente, como Edward Cullen, y ahora mismo se está descojonando a mi costa.


-“Entonces vendrás a Brighton, ¿no?“ - le preguntó Sam. ¿Brighton? ¿Qué me he perdido?


-“Bueno… no se que dirá Kris sobre eso.“ - dijo sonriendo mientras miraba hacia ella. Kristen puso los ojos en blanco y le dio un gran trago a su cerveza.


-“No creo que esté mucho tiempo más en Londres.“ - dijo ella, con tono prepotente. Rob frunció el ceño y yo miré a Stella. Stella miró a Sam. Sam miró a Marcus. Marcus miró a Tom. Tom se aguantó la risa. Y Bobby me miró, encogiendo los hombros. Me dio la sensación de que íbamos a vivir una pelea de enamorados en directo. O quizás de no tan enamorados. Robert bajó un poco el tono de voz y se inclinó hacia ella.


-“Me habías prometido que estarías las dos semanas conmigo.“


-“Ya. Pero es que no me gusta Londres.“ - respondió ella mientras le quitaba la pegatina a su Heineken. Nos ha jodido mayo con las flores…


Recé mentalmente para que Tom saltara con una de sus frases épicas, pero sin poder aguantarse más la risa, se levantó y se fue hasta la barra. Stella puso los ojos en blanco y siguió bebiendo de su cerveza, mientras me miraba con cara de interrogación. Era una situación de lo más incómoda.


-“Me paso todo el año contigo en Los Angeles. No creo que un par de semanas aquí te molesten.“ - le dijo Rob con los dientes apretados. Su expresión había cambiado, y parecía enfadado. Y sobre todo, avergonzado. Y no era para menos. Kristen daba vergüenza ajena. Los dos empezaron a hablar en voz baja, o más bien, a discutir, mientras que nosotros intentábamos seguir con nuestra conversación, aunque fuera difícil no escuchar lo que se decían. Y Robert me estaba dando pena. Por lo que Bobby me había contado, el mayor descanso que encontraba entre rodajes, premieres, entrevistas y estrenos, era venir a Londres. Y ahora parecía que Kristen se lo iba a fastidiar. La cara de satisfacción que tenía durante el concierto había desaparecido. Ahora tenía la mandíbula apretada y los ojos sin ese brillo del principio. Estaba abochornado.


De repente Kristen se puso de pie, agarró su cazadora y se marchó, sin despedirse ni siquiera de Robert. Y en ese momento, todos decidimos irnos también, para apoyar de alguna manera al pobre de Robert. Stella, Sam y Marcus compartieron taxi, y Bobby, Tom, Robert y yo fuimos andando hasta casa. Y como a veces los milagros existen, yo iba caminando detrás con Robert, mientras Bobby llevaba del brazo a Tom, que parecía que se había pasado con la cerveza y casi no podía caminar.


-“Siento mucho que esta sea la primera impresión que te lleves de Kristen.“ - me dijo después de un largo rato sin decirme nada. Su voz sonaba triste, pero seguía siendo grave y muy sexy.


-“Has dicho que tenía un mal día. Quizás mañana se le haya pasado.“ - le dije yo, intentando no desmoralizarlo. Sonrió casi a la fuerza, mientras miraba a sus dos amigos. No podía creerme que estuviera caminando a las 2 de la mañana, por Londres, junto a Robert Pattinson, y que además, lo estuviera animando.


Se te ocurren mejores maneras de animarlo…


-“Bobby me ha hablado mucho sobre ti. Incluso me mandó alguna foto, del cumpleaños de Tom. Por eso sabía que eras pelirroja.“


Ya estábamos llegando al piso de Bobby, y deseé con todas mis fuerzas que nos hubiéramos equivocado de calle para poder rectificar el camino, y así poder hablar más tiempo con él. Sin saber que decir, le sonreí y asentí con la cabeza. No puedo enamorarme de él. Pero me lo estaba poniendo my fácil.


-“Espero que me haya dejado en buen lugar.“


-“Lo normal. Que eres una obsesa de Crepúsculo y que solo estás con él para tirarte a Edward Cullen.“ - Me quedé paralizada. Se me paró el corazón de golpe y sentí que el asfalto se abría y que me tragaba. No podía creer lo que acababa de escuchar. La sangre de todo mi cuerpo subió de repente a mi cabeza y sentí una punzada en el estómago. Siguió caminando pero cuando vio que yo me había quedado clavada en la acera, se detuvo, dándose la vuelta lentamente y sonriendo. -“Era una broma.“


-“Me alegro.“ - le dije una vez que volví en mí, y que la sangre volvía a circular por mis venas con total normalidad. -“Porque no me gustan los vampiros.“


Bobby ya estaba abriendo el portal, cuando Robert paró un taxi. Se despidió de los otros dos, diciéndoles que lo llamarían mañana, y se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla, y me susurró al oído.


-“Pues es una pena.“


Se metió en el taxi y nuevamente, me quedé clavada, sin poder caminar. Observé como su taxi desaparecía, y no fue hasta que Bobby me llamó para entrar en el portal, que me di cuenta, de que por mucha oposición que pusiera en ello, iba a ser imposible no enamorarme del Robert Pattinson de carne y hueso.




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Espero que no penséis que le meto mucha caña a Kristen, pero repito, que es tal y como yo la veo. A lo mejor resulta que es una maravilla de niña :P