Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

martes, 12 de enero de 2010

Prefacio




-“Venga, a que no te atreves a decirle algo“


-“Qué gano si lo hago?“ - Miriam se rascó la nariz mientras miraba hacia la esquina del bar y se pensaba la respuesta. Si iba a hacer el ridículo, lo menos era recibir una recompensa.


-“Mi respeto.“ - Arqueé una ceja mientras Miriam sonreía victoriosa. - “Bueno, y una cena el próximo viernes. Yo pago.“


Estiré el brazo en su dirección para estrechar las manos y zanjar así la apuesta. El concierto se había terminado hacía tan solo quince minutos, y después de recoger su guitarra y retirar el micrófono del pequeño escenario, él se había acercado a la barra, mientras su manager colocaba en una mesa, merchandising para vender; discos, camisetas y pósters. El local era pequeño, y quizás ahora mismo, éramos tan solo unas 40 personas allí, repartidos por las pequeñas mesas redondas de cristal que llenaban el centro del bar. La barra estaba en la entrada, justo en el lado opuesto del escenario. Mi corazón empezó a latir con más rapidez en cuanto miró en nuestra dirección, y sentí como mis mejillas se volvían rojas. Miriam me dio un codazo, señalando con la cabeza en su dirección, y casi sin pensarlo, me puse de pie y comencé a caminar en dirección a la barra, esquivando a la gente que charlaba unas con otras, de pie. Tímidamente, me apoyé en el final de la barra, mientras miraba una de las hojas con las listas de precios de las distintas cervezas, y echando una ojeada a él de vez en cuando. Me pareció extraño que nadie se acercara a hablar con él, a comentarle acerca del concierto. Vale, no era muy conocido, y seguramente más de la mitad de las chicas que habían venido a verle, era porque era de amigo del actor del momento. Pero eso lo hacía más accesible.


Levanté la mirada otra vez para mirarlo, y esta vez nuestros ojos se encontraron, mientras le daba un sorbo a su botellín de cerveza. Avergonzaba, volví a mirar a bajar la mirada, fingiendo que estaba interesada en la lista de precios. Giré la cabeza para mirar a Miriam, que no me quitaba el ojo de encima, y me hizo el signo de la victoria con los dedos. Entorné los ojos, y cuando volví a mirar a la barra, el camarero puso un botellín de Heineken delante de mí.


-“Perdona…“ - llamé al camarero que se estaba alejando, haciendo que se diera la vuelta. -“…creo que te has confundido. Yo no he pedi-“


-“Es de parte del chico de ahí.“ - me cortó tajantemente, mientras movía los ojos en su dirección. Me sonrió, levantando su cerveza a modo de brindis, para después darse la vuelta y salir por la puerta, dejando sobre la barra un billete.


No pude reaccionar durante breves minutos. Me quedé mirando la puerta de salida como una tonta, casi sin pestañear, hasta que mi cuerpo se movió por instinto y salí corriendo hacia la puerta. Miré hacia la izquierda, miré hacia la derecha, pero no había rastro de él. La lluvia empezaba a calarme la ropa, así que volví adentro, cogiendo mi cerveza y andando en dirección a Miriam, mirando al suelo totalmente perdida.


-“Has hablado con él? Y esa cerveza?“


-“Se ha ido.“ - dije con un suspiro, mientras me sentaba. -“Supongo que mi oportunidad para decirle algo se ha esfumado. Nunca lo volveremos a ver.“


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