Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

miércoles, 13 de enero de 2010

Dos <-> El Londres que no conoces



Banda Sonora - “Sometimes - Brand New Heavies“



Lo primero que hice nada más llegar a casa esa noche, fue mandarle un email a mi amiga Miriam, contándole con todo tipo de detalles lo que me había ocurrido en el pub.


“Querida Miriam: Nunca te creerás lo que voy a contarte. Lo primero, no estoy borracha, drogada o sonámbula. Ha ocurrido de verdad. Hoy ha venido al pub Bobby, y su amigo Sam Bradley. Y se acordaba de mí. Los he invitado a unas pintas, y me bebido una cerveza con ellos. Tengo que decirte que mis bragas han volado en Bussines Class hacia no se donde, porque estaba guapísimo. Hemos hablado de mi estancia aquí, y luego me ha querido invitar a una fiesta en el Groucho, pero tenía que trabajar y no he podido. Seguiré informando.


PD: ¡Te echo de menos!“



Le di a enviar mientras abría otra lata de cocacola. Estaba eufórica y no podía dormir. En solo unos minutos, recibí su respuesta. Lo raro es que no me hubiera llamado por teléfono, histérica perdida. Esbozando una sonrisa, abrí su correo:



“Querida zorra: Tenías razón. No me lo creo. ¿Tienes pruebas gráficas? En serio tía… ¿no te habrás dado un golpe en la cabeza? Vamos, no puedo creérmelo…


PD: Ya estoy buscando billetes para hacerte una visita. También te echo de menos.





Puse los ojos en blanco mientras daba otro sorbo a la lata. Ya sabía yo que no iba a creerme. En realidad, yo hubiera reaccionado de la misma manera. ¿Qué probabilidades había de que alguien como yo, recién llegada a Londres, trabajando en un pub de mala muerte, conociera a uno de los Brits del momento? Bueno, mejor dicho, a dos de los Brits del momento. Pues si me lo hubieran preguntado hace un año, diría que -50% de probabilidades. Pero después de hoy, estaba empezando a pensar, que los sueños - después de soñarlos unas 500 veces - se cumplían. Vale que en la cúspide de mis amores platónicos estaba Robert Pattinson, pero ya había subido un par de peldaños hacia él.


Mientras terminaba mi cocacola, revisé el resto de mis correos y mi página de Facebook, y aproveché para actualizar mi estado.


“Lola PL : A love song for Bobby Long“



Después de cotillear un poco por los perfiles de mis amigos, y dejar algún que otro comentario diciendo que estaba bien por aquí, que el clima no era del todo malo en pleno mes de Julio, y que estuvieran todos tranquilos porque mi jefe era gay, apagué el portátil y me dirigí a la ducha, antes de irme a dormir. Me esforcé en pensar en Bobby justo antes de dormirme para poder soñar con él, pero en vez de eso, mi sueño se centró en él de siempre; Robert Pattinson.



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Los días fueron pasando, y no había ni rastro de Bobby. La euforia que sentí los dos primeros días, se fue desvaneciendo, y cuando ya había pasado una semana, mi ánimo estaba por los suelos, y las posibilidades de volver a verlo eran ya inexistentes. Además, tenía que aguantar todo tipo de improperios que salían de la sucia y homosexual boca de Jamie, todos dedicados a Bobby. No tenía suficiente con alabar todos los órganos sexuales masculinos de la mitad del famoseo. Ahora Bobby se le había metido entre ceja y ceja y no había manera de que yo pudiera olvidarme de él.


- “En serio, loca, hazle caso a tu gran amigo gay. Si hay algo de lo que se, es de lenguaje corporal.“ - me dijo mientras bajaba las sillas de las mesas, y él me seguía con la fregona. Hoy era sábado, y los sábados abríamos más tarde, a las 7 exactamente. Solo faltaban quince minutos para que empezara a llegar la gente, y lo último que me apetecía era recordarme una vez más, que Bobby no iba a entrar por esa puerta, y que las pintas de Guinnes se las serviría a otro.


-“ Bueno, ¿y que tipo de lenguaje corporal, según tú, hablaba Bobby?“ - le pregunté finalmente. No tenía ganas de hablar sobre eso, pero así podría calmar su excitación y posiblemente me dejaría en paz el resto de la noche.


- “Lo primero; cuando estabais de pie, él tenía las manos en los bolsillos, y sus dedos señalaban claramente el paquete.


- “¿Qué paquete? ¿Te refieres a la caja de refrescos?“


Jamie puso los ojos en blanco y dejó la fregona apoyada en una de las mesas. Se acercó a mí, aclarándose la garganta.


- “Así“ - puso sus manos en los bolsillos con los dedos sobre “su paquete“ mientras se balanceaba hacia delante y atrás ligeramente.


-“ Ahh, a ese paquete te referías… Jamie, estás loco, definitivamente.“


-“Espera, espera…“ - me dijo mientras me agarraba el brazo, haciendo que detuviera en seco mientras soltaba un bufido. -“ Aparte de la habitual postura de heterosexual buscando un polvo, también te miraba de una manera especial.“


-“Ah, ¿sí? ¿No me digas?“ - le pregunté sarcásticamente.


-“No se si sabrás, que cuando un hetero te mira con el ceño fruncido, es porque le gustas.“


-“Jamie, no se aquí, pero en España, cuando alguien te mira con el ceño fruncido, hetero o no, es o porque no entiende lo que dices, o porque simplemente le das asco.“


-“Está bien. Tiro la toalla. Solo quiero que entiendas que sí después de un año, ese tío se acordaba de ti, es por algo. Y no creo que haga lo mismo con los millones de niñas que van a verlo a cada uno de sus conciertos.“


-“No exageres. Tampoco van a verlo “millones“ de niñas. Y ya que estamos, ¿que lenguaje corporal usáis los gays para ligar?“ - le pregunté, zanjando el tema de marras de una vez, e intentando poner una nota de humor en nuestra conversación.


-“Nos tiramos al paquete, directamente.“ - respondió levantando las cejas rápidamente, mientras volvía a coger la fregona para repasar el suelo antes de abrir.


Hoy era el típico día de verano en Londres. El sol brillaba todavía a esas horas, y la gente vestía sin los habituales abrigos. Yo misma parecía que iba vestida para ir a la playa, con unos shorts vaqueros, una camiseta amplia y mis converse del alma. Por suerte, Jamie no me hacía llevar uniforme, ni siquiera me obligaba a vestir de una manera determinada. Lo cierto es que adoraba a este inglés, y sabía que podía confiar en él para todo. Pero quizás estaba exagerando con el tema Bobby, y solo me decía eso para darme ánimos. A lo mejor solo quería que yo terminara con Bobby para ver si él terminaba con Robert. Pues iba apañado…


Estaba terminando de bajar las sillas de la última mesa, cuando el tintineo de la campana de la puerta sonó. Exhalé todo el aire que tenía retenido y me di la vuelta. ¿Es que la gente no veía el cartel de CERRADO colgado en la puerta? Y yo que siempre había oído hablar de la exquisita educación británica…


-“Lo siento pero todavía estamos ce-rra...“


Mi voz se fue apagando en cuanto la luz que entraba por las ventanas me dejó de cegar. Allí, de pie, con el sol dándole en la espalda, estaba Bobby; vaqueros descosidos, camiseta blanca y lisa y las gafas de sol de mis sueños, que se las quitó a medida que se acercaba a mí. En seguida me puse mística, imaginándomelo como un ángel que había bajado a la Tierra para darme un mensaje divino. ¡A-LE-LU-YA!


-“¿Has dicho aleluya?“ - me preguntó mientras yo volvía a ser consciente de donde estaba. Jesús, ¿había dicho eso en alto?


-“Perdona, ¿qué? Oh, lo siento. Estaba pensando en…¿Qué haces tú por aquí?“ - no podía haber sonando más estúpida. Bajé otra silla mientras sacudía la cabeza, tratando de espantar a los enanos cabrones que vivían en mi cerebro y que siempre me jugaban malas pasadas. Cuando volví a levantar la cabeza, Bobby estaba sonriendo, mientras me miraba y apoyaba su mano sobre la mesa, y la otra la metía en el bolsillo. Y sí, sus dedos apuntaban al paquete.


-“No quiero que pienses que soy un lanzado pero… me preguntaba si te apetecería cenar hoy conmigo.“


La última silla se me cayó de las manos en cuanto soltó esa frase. Por unos segundos me pregunté si sería sano para mi salud que siguiera con esto, pues siempre que me hablaba o me miraba, mi corazón estallaba, y posiblemente me mataría de un paro cardíaco antes de los 25.


-“Verás, odio tener que decir esto, ya que es la segunda vez que te lo digo, pero tengo que trabajar.“


¿Por qué leches mi madre me tuvo que regalar unos genes taaaaaan responsables? Siempre era incapaz de romper las normas, o de echarle morro y pedirle a mi jefe un día libre. Me mordí el labio mientras miraba hacia la barra, para ver al cotilla de Jamie poniendo las antenas mientras disimulaba secando vasos con un trapo. Volví a mirar a Bobby, que también estaba mirando hacia Jamie, y justo cuando iba a hablarle, levantó un dedo, indicando que me callara, y se dirigió hacia la barra.


Durante décimas de segundo, se me paso por la cabeza la idea más estúpida del mundo; Bobby era gay y acababa de tener un flechazo con Jamie, y ahora ambos iban a empezar a enrollarse sobre la barra del bar, dejándome a mi con cara de lela. Así que para no seguir con eso, seguí a Bobby.


-“Hola, tú debes ser el jefe de Lola.“ - le dijo a Jamie mientras estiraba el brazo para estrechar su mano. Jamie puso cara de erección repentina y estrechó su mano, con la sonrisa más boba que había visto nunca. -“ Verás, quería invitarla a cenar, y me preguntaba si sería posible que le dieras el resto del día libre.“


Jamie me miró de reojo mientras se mordía el labio. Yo sentía que la cabeza me daba vueltas; los minutos más agonizantes de mi vida. Intenté mandarle señales mentales a Jamie, y en cuanto este asintió con la cabeza, me asusté un poco, pensando que realmente tenía poderes.


-“Por supuesto. Con el día que hace no vamos a tener mucha clientela.“ - respondió, guiñándome un ojo. -“Pasarlo bien.“


Miré a Bobby por el rabillo del ojo y vi como sonreía, triunfante, mientras le daba las gracias a Jamie y se daba la vuelta.


-“Te espero fuera.“ - me dijo antes de salir. Me quedé mirando a Jamie con la boca abierta mientras escuchaba otra vez la campana de la entrada.


-“Jamie… no se como podría agradecértelo.“ - le dije mientras lo abrazaba. Jamie bajó su mano hasta mi trasero, dándole un par de palmadas.


-“La mejor manera sería que vinieras mañana y me dijeras que por fín has probado la carne británica.“


Me aparté de él después de darle un beso en la mejilla y cogí mi bolso. Salí rápidamente a la calle y me puse las gafas de sol, que eran iguales que las de Bobby pero en rojas; unas RayBan Wayfarer. La mar de originales los dos, vaya. Observé unos segundos a Bobby protegida por los cristales oscuros de las gafas; el sol le daba de pleno, reflejándose en su pelo rubio oscuro, y en su piel, no tan blanca para ser inglés. Tenía una barba de unos tres días, y con el reflejo del sol, se la veía algo rojiza.


-“¿Qué te parece si damos un paseo hasta el restaurante y así te voy enseñando el Londres que no conoces?“ - me dijo mientras miraba a la nada. Giró la cabeza en mi dirección cuando me quedé en silencio y asentí rápido con la cabeza.


Nos pusimos a caminar en dirección a Picadilly Circus, a un par de manzanas de donde estábamos. Durante un largo rato ninguno de los dos dijo nada, pero no me importaba. Estaba caminando por Londres, bajo un sol de cine, a una temperatura de ensueño y al lado de Bobby Long. Me sentía más importante que la mismísima Reina, y sentía que todo el mundo debía arrodillarse a mi paso por lo importante que me sentía.


Pasamos Picadilly, y bajamos por Regent Street. Me aclaré la garganta antes de hablar, pues el silencio empezaba a resultar un poco incómodo.


-“¿Se supone que este es el -Londres que no conozco-?“ - le pregunté irónicamente, y escuché su melodiosa risa. Ahora ya estábamos cerca del parque St.James, una de las cosas más típicas de la ciudad.


-“Falta poco. Por cierto, bonitas gafas.“ - me dijo mientras se bajaba un poco las suyas y clavaba sus ojos azules en los míos.


Llegamos a Pall Mall y en vez de seguir por toda la calle, Bobby giró por un callejón que jamás se me hubiera ocurrido meterme, pero que sorprendentemente, era precioso; a cada lado de la calle, había típicos pubs ingleses, con gente afuera bebiendo. Me recordó un poco a las típicas terrazas españoles de verano, pero en una versión más austera. Esquivamos como pudimos a la gente que se agolpaba con sus cervezas en las aceras, y Bobby se detuvo ante una puerta de madera verde oscuro. Me señaló el cartel que colgaba arriba y no pude evitar la sonrisa abierta que se me dibujó en la cara.


-“La Alhambra. ¿Un restaurante español?“ - le pregunté anonadada mientras él abría la puerta y me dejaba pasar a mi primero.


Sin lugar a dudas, era un restaurante español; el familiar aroma a jamón, tortilla y revueltos me invadió enseguida, haciendo que mi estómago se encogiera ligeramente al recordar a mi familia, a mi casa y a mis amigos. Un camarero se acercó hasta nosotros, y Bobby le dio su nombre. Nos pidió que le siguiéramos y nos llevó hasta una pequeña mesa reservada para dos, en un apartado de la sala. Estaba decorada con un típico mantel de cuadros rojos y blancos, y con una vela roja que olía a jazmín. Después de sentarme, cerré los ojos e inhalé con fuerza el aroma.


-“¿Huele como España?“ - me preguntó, diciendo España en mi idioma con un acento tan inglés que casi me desmayo. ¿Sería mucho pedirle que grabara en mi móvil algunas palabras en español para ponerlas de tono?


-“Huele como mi casa.“ - le respondí dulcemente. Nos mantuvimos la mirada unos segundos antes de que el camarero nos pusiera los menús sobre la mesa. -“Bueno, y como es que un inglés como tú conoce las maravillas de la comida española?“


-“Solemos venir mucho por aquí, mis colegas y yo. No somos muy partidarios de la comida autóctona.“ - respondió entre risas. Pero, espera un momento… Sus colegas, es decir, ¿que Robert ha estado comiendo aquí?


-“¿Tus… colegas eh? No os imagino pidiendo tapas y chatos.“ - Bobby frunció el ceño en cuanto dije la palabra chatos, pero yo simplemente me encogí de hombros. No sabría explicarle exactamente lo que eran.


-“A Sam ya lo has conocido. Y al resto puede que muy pronto.Aunque me apuesto el cuello a que ya conoces a alguno en concreto.“ - respondió sonriendo mientras ojeaba la carta.


-“Uhm, no se a quién te refieres…“ - le dije mientras el corazón me daba un brinco y me ponía colorada.


-“Venga, no tienes que hacerte la tonta conmigo. A estas alturas creo que es imposible que no sepas quien es Robert.“


-“Ah, ¿te refieres al vampiro?“ - le dije yo con aire de indiferencia. Claro que lo conozco. Solo tengo unas 300 fotos de él en mi portatil. Solo me he visto Crepúsculo y Luna Nueva tantas veces que los DVDs se me han rayado. Sí, puede que me suene de algo…


-“Cuando viene a Londres solemos reírnos de él y lo llamamos Eddie.“


-“Apuesto a que no le hace mucha gracia.“


-“Al principio se lo tomaba un poco mal. Nos perseguía por todo el piso para darnos de ostias. Es una pena que ya no podamos verlo tan a menudo como antes.“


-“¿No vive en Londres?“ - Señoras y señores, la actuación de Lola está a punto de comenzar. Vean como se hace la tonta y finge que no busca todos los días noticias sobre Robert Pattinson, el hombre que le quita el sueño.


-“Que va. Vive en Los Angeles. Además, desde que está con Kristen es mucho más difícil que se pase por aquí.“ - dijo haciendo una mueca triste.


El corazón se me partió en dos. Todos los días leía noticias y rumores acerca de si Robert y Kristen eran pareja en la vida real, pero nunca se había confirmado. Pero ahora, lo tenía más que confirmado. Maldita sea Kristen Stewart. Realmente se estaba tirando al hombre más guapo del mundo.


-“No parece que te guste mucho.“ - le pregunté, después de pedir las bebidas y los entrantes. Bobby me había dejado elegir a mí.


-“Es una chica un poco… especial. Digamos que no encaja mucho con nosotros. No se si siempre será así, pero habla poco y siempre tiene cara de mala ostia. A mi me da mal rollo.“


No pude reprimir una risita, lo que hizo que Bobby me mirara y sonriera. ¿Se podía ser más guapo y adorable? Y además, no soportaba a Kristen, mi archi enemiga, y la de medio mundo.


-“Bueno, pero si él es feliz, tendréis que pasar por el aro.“


Bobby torció la boca mientras observaba como el camarero servía el vino. Volvió a mirarme y se rió.


-“Yo diría que no es tan feliz como debería. De todos modos, ayer me llamó para decirme que vendrá dentro de un mes, y vamos a hacerle una fiesta de bienvenida. Y me encantaría que estuvieras allí.“


Literalmente, me ahogué. Empecé a toser de manera nerviosa, lo que hizo que Bobby también se pusiera un poco nervioso, ofreciéndome su vaso de vino para que bebiera. Intenté estructurar esa frase en mi cabeza, para pillarle el sentido; iba a haber una fiesta para Robert Pattinson y Bobby Long me estaba pidiendo que fuera con él. Quise gritar, quise llorar, quise abrazarlo y comérmelo a besos. ¿Por qué todo esto me estaba pasando a mí? Recuerdo cuando Sergio, mi ex, me dejó por aquella lagarta, que mi madre me dijo que después de la tormenta siempre llega la calma, y que algo extraordinario tendría que pasarme. Pues bien, mamá, tengo que decirte que tenías razón. Bobby era eso tan extraordinario que iba a pasarme.


Comenzamos a comer, y de vez en cuando miraba a Bobby a través de mis pestañas, disimuladamente, para ver si le estaba gustando la comida o no. Y parecía que sí le gustaba, pues mientras devoraba, no dijo ni pío. Y eso me relajó un poco. Podría haberme tragado la tierra si después de haber pedido yo, no le hubiera gustado.


Entre plato y plato, charlamos un poco sobre mis horribles primeros meses en la ciudad. Le conté lo mal que me lo habían hecho pasar en mi primer trabajo; insultos, humillaciones e incluso cuando una de las chicas me amenazó. Bobby no daba crédito, e incluso me pidió perdón en nombre el pueblo británico, quitándole un poco de drama a la conversación. También me preguntó por mi vida en España, y le conté que había dejado la carrera de Enfermería con dos asignaturas después de lo ocurrido con mi novio.


-“Deberías terminarla. Además… wow… una enfermera…“ - dijo poniéndose rojo. No pude evitar reírme.


-“No serás de esos que piensan en enfermeras sexis, con pequeñas batitas y ligueros blancos, ¿no?“


-“No estaba pensando en eso, pero ahora que lo has mencionado, no voy a poder quitármelo de la cabeza.“


Le di un pequeño puñetazo en el brazo, pero Bobby agarró mi muñeca y comenzó a acariciar mi mano con sus dedos. No pude reaccionar. Cada vello de mi cuerpo se erizó, y el estómago se me llenó de jodidas mariposas. Bobby parecía que tenía la mirada perdida mientras me acariciaba, y de repente, después de dar un par de palmadas sobre mi mano, la soltó y se puso de pie, dirigiéndose a la barra.


Volvió guardándose la cartera en el bolsillo trasero, y me levanté para irnos. Haciendo gala del caballerismo inglés, abrió la puerta y me dejó pasar a mi primero, poniendo su mano en mi espalda. Mientras salíamos, me quedé mirando nuestro reflejo en uno de los cristales del pub de enfrente. La verdad era que no quedábamos tan mal juntos. Incluso parecíamos una pareja. Eso solo hizo que mis ganas de besarle aumentaran 200 puntos.


Bobby se detuvo en mitad de la calle, mirando en ambas direcciones. Le miré con el ceño fruncido. Quizás nuestra cita ya se había terminado y no sabía como decirme que me fuera a mi casa, que por hoy ya había llegado. Pero entonces sacó su móvil y leyó un mensaje:


-“¿Te apetece ir hasta el O Bar?“


-“¿El O Bar? ¿Lo dices en serio?“ - le dije yo sorprendida.


-“Sí.“ - dijo riéndose. -“¿Lo conoces?“


-“Bueno, he pasado muchas veces por delante, pero nunca he entrado. Ya sabes, eso de ir sola a un bar no es que esté muy bien visto.“


-“He quedado allí con Sam y su novia. Venga, vamos.“


El sol ya empezaba a ponerse, dándole a la ciudad un precioso color anaranjado. La gente seguía en los pubs bebiendo, mientras Bobby y yo caminábamos y parecía que éramos los únicos habitantes en Londres; me pasé el camino al O mirándolo, analizando cada uno de sus gestos y grabándolos en mi memoria.



Bobby



Nunca me había pasado esto; conocer a una chica e inmediatamente invitarla a cenar. Pero ella era especial. Llevaba un año pensando en ella, desde que la vi en mi concierto de Madrid. Me había llamado la atención entre las demás chicas que había en el bar, todas deseosas de conocerme tan solo porque una canción mía salía en la mierda de Crepúsculo. Y cuando ya pensaba que jamás volvería a verla, el destino quiso que aquella tarde entrara en su pub, y allí estaba ella, agachada en el suelo mientras decía cosas en español, y me pareció adorable. Ahora sabía que no podía volver a dejarla escapar.


Íbamos andando hacia el O, y yo solo pensaba en tocar todo su cuerpo. Pero quería ser cauto. Quizás yo no le gustaba y realmente solo había venido al concierto por mi música. O a lo mejor era la típica que solo me quería para conocer al gilipollas de Robert. Ultimamente tenía que cubrirme muy bien las espaldas con ese tema. No era la primera vez que empezaba a salir con una chica, y en cuanto ésta conocía a Robert, me dejaba de llamar. Aunque sabía que él no tenía nada que ver. Si había algo que lo honraba era que jamás nos quitaría una chica, a pesar de que medio planeta se le estuviera tirando al rabo.


-“Y…“ - Lola volvió a hablar después de un rato en silencio. -“ ¿Dónde vais a hacerle la fiesta a… Robert?“


-“Seguramente en el piso de Sam. No queremos que los jodidos fotógrafos nos amarguen la fiesta. Tenemos la suerte de que vendrá solo.“


-“¿A qué te refieres?“


-“Solo. Sin Kristen. ¿Quieres saber como la llamamos Tom y yo?“ -Lola asintió sonriente. Me acerqué a ella para susurrarle en el oído. -“Bob Marley.“


Lola estalló en risas y yo me uní a ella, incapaces los dos de parar de reír justo cuando llegamos al O. Empujé la puerta y entramos, y vi que Sam ya estaba en la barra, saludando con la mano. Nos acercamos hasta ellos, y al volver a mirarnos, volvimos a reírnos de nuevo.


-“¿Qué os pasa?“ - preguntó Sam con la ceja arqueada. Su novia, Stella, nos miró a los dos y comenzó a reírse también. -“¿Tú también? ¿Qué me he perdido?“


-“No lo se, pero me están contagiando la risa.“ - dijo Stella.


-“Lo siento.“ - dije finalmente, mientras me secaba las lágrimas. -“Es que le he contado a Lola lo de -Bob Marley-“


Ahora era Sam el que empezó a reírse, y otra vez, no pudimos parar. Después de un rato así, comenzamos a calmarnos.


-“Hola Stella, te presento a Lola. Lola, esta es Stella.“ - Lola iba a estrecharle la mano, pero Stella se bajó de la butaca y le dio dos besos en las mejillas. En realidad, Stella era una tía de puta madre, y en cierto modo, le tenía algo de envidia a Sam por eso.


Nos pedimos unas cervezas y poco a poco Lola se fue integrando en la conversación. Parecía congeniar muy bien con Stella, y en seguida le dio su teléfono para llamarla un día e ir de compras o esas mierdas que suelen hacer las tías. Después de esa cerveza, nos bebimos otra, y después otras dos. Ya llevábamos casi tres horas, hablando, bebiendo, y sobre todo, poniendo a Lola al día con tema Kristen y Robert.


-“¡Oh por favor! ¿Pero os habéis fijado en como mira a Rob? Parece que le de asco. Es una gi-li-po-llas.“ - dijo Stella separando cada sílaba.


-“Stella, mi amor, creo que mira así a todo el mundo. Además, no hemos tratado mucho con ella. Puede que sea tímida.“


-“¡Por el amor de Dios, Sammi¡ ¿Por qué siempre tienes que defenderla? Es idiota, y punto. A que sí, ¿Bobby?“


-“Creo que Sam tiene razón.“ - dije después de darle un sorbo a la cerveza. Stella abrió la boca sorprendida y nos miró a los dos, mientras Lola sonreía sin saber muy bien lo que decir.


-“Odio esa especie de norma que tenéis de no criticar a las novias de los amigos.“


-“Esa norma se rompe contigo.“ - le dije yo para picarla. Sam se empezó a reir y Stella se cruzó de brazos, bastante picada. Siempre nos metíamos con ella, pues era la única “novia“ del grupo, ya que el resto éramos solteros, a excepción de Robert, pero que a este paso, iba a desaparecer.


-“Ya veo, ya. Tampoco he oído decir nada malo de ella.“ - dijo dirigiéndose a Lola, que enseguida se puso roja como un tomate, bajando la mirada. Yo me aclaré la garganta.


-“Lola y yo somos amigos.“


-“Oh, sí, y Sam y yo somos hermanos…“ - dijo Stella poniendo los ojos en blanco. Miré a Lola por el rabillo del ojo y vi que estaba empezando a sentirse incómoda. Lo mejor que podíamos hacer era salir de allí, porque cuando Stella bebía de más y sacaba un tema, no había manera de hacerla callar.


Como si me hubiera leído la mente, Lola dejó su cerveza en la barra y buscó algo en su bolso.


-“Me lo estoy pasando genial, pero ya es tarde y tengo que irme.“ - dijo mientras sacaba su cartera, y la abría, buscando billetes. Puse mi mano encima de la suya y cuando levantó la cabeza para mirarme, negué con la mía, dedicándole una sonrisa.


-“Ya está pagado. Te acompaño hasta tu casa. Sam, nos llamamos. Stella… deja el alcohol.“ - Stella me sacó la lengua y me despedí de Sam con un abrazo.


Salimos fuera del bar. Era casi la 1 de la madrugada, pero seguía sin hacer frío.


-“Oye, por lo de antes, no le hagas mucho caso a Stella. Es muy bromista, pero cuando bebe sus bromas no suelen tener ni puta gracia.“ - me disculpé al ver que seguía con gesto incómodo. Lola simplemente asintió mientras guardaba sus gafas de sol en el bolso. -“¿Quieres que compartamos un taxi?“


-“¿Dónde vives?“


-“En el Soho.“


-“Pero entonces te queda muuuy a desmano.“


-“No me importa dar unas cuantas vueltas.“ - le dije mientras levantaba la mano en el borde de la acera para parar a uno. Se detuvo y abrí la puerta trasera para que entrara. Cerré la puerta y Lola le dio su dirección.


De nuevo, durante un rato se hizo el silencio entre los dos. Seguramente le había incomodado bastante el jodido comentario de Stella. Mi móvil sonó con un mensaje. Lo leí. Era de Tom, diciendo que habían quedado para comer mañana. Le contesté diciéndole que lo decidiría más tarde. Nunca se sabe como iba a terminar la noche.


Pero ese silencio me estaba matando, así que decidí hablar, aunque fuera una tontería.


-“Bueno, ya se bastantes cosas de ti, pero me falta un dato muy importante.“


Lola dejó de mirar por la ventana para mirarme, mientras dibujaba una sonrisa torcida.


-“Dispara.“


-“Tu edad.“


-“24. ¿Y tú?“


-“Uno más.“


Sonrió y volvió a mirar por la ventanilla, mientras soltaba un suspiro. El taxi tardó bastante en llegar hasta la casa de Lola, ya que el tráfico de hoy parecía excepcionalmente pesado. Pagué el importe al taxista y me bajé con ella, mientras me miraba confundida. Ante de que pudiera preguntar nada, decidí hablar yo primero.


-“Solo quiero asegurarme de que entras en casa. Lewisham no es una zona muy segura que digamos.“ - le dije mientras daba un paso hacia adelante, aproximándome a ella.


-“En eso tengo que darte la razón. Suelo ver cadáveres nada más levantarme por la mañana. ¡Ah! Y eso cuando un zombie no intenta entrar por mi ventana con la intención de comerme el cerebro.“


No pude evitar reírme a carcajadas. Era la tía más divertida, graciosa, simpática e ingeniosa que había conocido. Tenía gracía que hubiera tenido que salir del país para encontrarla.


-“¿Y qué me dices de tus compañeros?“


-“Uf… son zombies con maquillaje y ropa cara. Son las peores.“


Seguimos riéndonos un rato, y llegó el momento de la despedida. Yo ya estaba preparado para las dos cosas que podrían pasar; que ella me invitara a subir, o que simplemente me dijera adiós. Y estaba ya muy claro que lo primero no iba a pasar. Así que di el paso de despedirme y ahorrarle a ella el mal trago de darme calabazas. Di otro paso hacia adelante y ella hizo lo mismo, quedándonos a pocos centímetros uno del otro. Casi podía oler su perfume con total claridad. Me incliné hacia adelante para darle un beso en la mejilla, pero en ese momento ella giró un poco la cara, y mis labios fueron a parar justo en la comisura de los suyos. No fue “técnicamente“ un beso en los labios, pero me dio el tiempo suficiente para que mi cuerpo reaccionara de manera traicionera y toda la sangre de mi cuerpo bajara hasta cierta parte.


Tenía que irme de allí, salir corriendo de alguna manera antes de que quedar como un gilipollas. Por suerte, los gallumbos que llevaba puestos era lo suficientemente apretados para no dejar que nada se saliera de su sitio. Levanté la mirada del suelo y vi que ella estaba sonriendo. Pero ni eso hizo que me tranquilizara un poco. No sabía si debía pedirle perdón, o si ella quería más. Maldita educación británica…


-“Bueno, tengo que irme ya.“ - hice una pausa en cuanto su cara se volvió un tanto triste. Pero si no iba a pedirme que subiera con ella a su casa, tenía que salir pitando a la mía y relajarme a mi manera.


-“Está bien.“ - dijo ella, caminado hacia atrás mientras giraba las llaves en su dedo índice. - “Y gracias por la cena. Ha estado genial.“


-“Sí, ha sido genial. Nos vemos, Lola.“


En cuanto se dio la vuelta, saqué el móvil del bolsillo y marqué torpemente las teclas.


-“¿Tom? Soy Bobby. Tío, necesito que me vengas a buscar con el coche… No, no hay taxis… Pues porque estoy en el puto Lewisham…. Sí, Le-wi-wham, gilipollas…. No, luego te lo cuento…. Sí, una tía…. Tú mueve el culo y el coche hasta aquí y hablamos….“


Look de Lola




6 comentarios:

  1. diooos me encanta me encanta me encanta este fic!!!! Muchas gracias por pasármelo!!!!

    Ufffffffffff es que Bobby.. jooo que riquiño por diooos, espero que actualices pronto!!!!!!! Ahora ya pongo un enlace en el blog!

    besitos!

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  2. hola!
    bueno me paso por aquí por que Luu (el blog de la oficina) lo recomendó, y creo que no me he equivocado, de lo poco que llevas en el fic me ha encantado, bobby es tan lindo (L) y tan buenorro que esta xD, bueno ya tienes otra seguidora
    muchos saludo eeemmm nose como te llamas xD,
    como no veo tu perfil , ni siquiera se tu seudónimo, en fin.
    saludos!

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  3. Holaa!! Yo tambien he dado con este fic gracias a luci (la del fic de la oficina =D)
    Me encantaa!!! Esta panda de brits son adorables...Me rio muchisimo con los pensamientos de cada uno. Sobre todo me encanta ke odien a kristen muaahahahaha xDD
    Bueno, espero leerte prontito en el siguiente capi....un beso

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  4. Creo que todas hemos dado al fic gracias a Lu XD jajaja.
    Esta genial!!!Esta guay que haya un fic que vaya sobre Bobby :D y compañia más que sobre RObert... creo que tenemos demasiados XD jajajaja.
    Y bueno lo de que odian a Kikimarley.... XD creo que es muy cierto....
    Sigue escribiendo!!! un besoteeeeeeeeeeee!!!

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  5. Otra que llega al fic por Lu!!!!!! XD

    Vaya Pedazo de historia que puede salir con estos protas...

    Besos!!!!!!!!!!!

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  6. YO TAMBIEN VINE POR LU... ME ENCANTA TU FIC...

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