Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

miércoles, 20 de enero de 2010

Cuatro <-> Creo que tu habitación vibra

Este capítulo me ha quedado más corto que el anterior. Aún así, ¡espero que os guste! En el próximo.. ¡ya sale Robert! Jiji. ¡Besos!


Banda Sonora: The Smiths - There´s a light that never goes out

Mini Viva - Bedroom viber




Fruncí el ceño en cuanto la luz del sol me despertó. Pero no abrí los ojos. Me acurruqué todavía más en los brazos fuertes que me apretaban y me daban calor. Alguien nos había tapado con una manta, y aunque la postura no era la más cómoda del mundo, podría quedarme así toda la vida. Con la cabeza apoyada en el pecho de Bobby, podía escuchar como su respiración era rítmica y calmada, nada que ver con anoche.


Madre mía… anoche...


Todavía sin querer abrir los ojos, empecé a recordar toda la fiesta de anoche, y lo que pasó después, como si fuese una película. Pero que yo me hubiese enrollado con Bobby anoche no era lo más importante. Ahora venía la peor parte; ¿qué somos? Porque si Bobby solo hubiera querido un rollito nocturno conmigo, hubiésemos pasado por alto el tema de los condones. Y tampoco me hubiera dicho eso de “lo dejamos para otro día“.


Uff.. la cabeza ya empezaba a pasarme factura por haber bebido de más. Los continuos martilleos en las sienes me estaban volviendo loca. Pero no quería irme. No quería salir de sus brazos, ni apartar la cabeza de su pecho, ni dejar de sentir su respiración sobre mi pelo.


Que mono, ronca un poquito…


Levanté ligeramente la cabeza y miré hacia arriba, hacia la ventana de la habitación de Stella. Y en ese momento, quise morir por combustión espontánea.


NoMeJodas…


Allí estaban los dos, café en mano, asomados y mirando como si estuviesen viendo el jodido Big Brother. Sam me saludó con la mano y Stella me lanzó un beso al aire. Puse los ojos en blanco mientras estiraba la manta hacia arriba y me tapaba la cara, mientras los insultaba de todas las maneras posibles mentalmente. Miré el reloj de mi muñeca. Las 2 de la tarde. Mierda.


-“¡Mierda!“ - grité casi sin darme cuenta. En ese momento, Bobby abrió los ojos de golpe y bostezó, agarrándose más a mí. Entraba en el pub a las 6 en punto, y todavía tenía que ir a mi casa, en el quinto pino, ducharme, vestirme, comer algo, y volver al centro pitando. Y Bobby se estaba poniendo cariñoso otra vez. El mundo contra Lola.


-“¿Por qué gritas mierda?“ - me preguntó mientras se tumbaba e intentaba colocarme encima suya. Intenté resistirme, pero entre que de repente me había puesto nerviosa, y que teníamos espectadores en primera fila, mi cuerpo se tensó tanto que fue incapaz de moverme. -“¿Qué te pasa?“


-“Tengo que irme a mi casa o mi jefe me cortará en pedacitos y se los dará de comer a los zombies que viven en Lewisham.“ - le dije hablando muy rápido, y trabándome la lengua. Bobby levantó la cabeza del brazo del sillón y se rió. - “Tengo que ir a trabajar.“


-“Vaya…“ - dijo con un suspiro mientras ponía los brazos detrás de la cabeza. Sí… vaya, algunas tenemos que ganarnos el pan, señor Long. -“Puedo acompañarte hasta casa, si quieres.“


-“¿Tú en el barrio de los zombies, otra vez?“ - le dije entre risas. Hablamos bajito para que los cotillas de arriba no escucharan. Seguían observándonos.


-“Cuanto más tiempo pase contigo, mejor será mi día.“


Se incorporó y me abrazó, de nuevo. ¿Qué podía responder a eso? No podía negar que yo también quería pasar el mayor tiempo posible con él. Levanté un poco la cabeza y sus ojos azules me miraron con intensidad, mientras esbozaba su preciosa sonrisa.


No, definitivamente, no podía negarle que me acompañara.


Acercamos nuestras caras poco a poco, sin dejar de mirarnos, y sus labios rozaron los míos, pero alguien impidió que el beso siguiera.


-“¡Wow Wow Wow! ¡Que hay gente mirando!“ - gritó Stella, haciendo que Bobby girara la cabeza en su dirección. Agaché la cabeza, avergonzada, y me levanté del sillón, todavía con la resaca en mi cabeza. Y en mi cuerpo; me dolían los muslos, y las ingles. Me tambaleé ligeramente, y Stella me hizo un además para que subiera a su habitación, justo cuando Sam entraba en el salón, dejando su taza de café sobre la encimera de la cocina.


Subí, y evité hablar del tema con ella, aunque sabía que era algo egoísta, pues me había dejado dormir en su casa. Pero no era el momento, y menos aún con Bobby abajo. Las paredes de esa casa eran de papel. Recogí mi ropa del día anterior y me metí en el baño para vestirme. Ya me ducharía en mi casa.


Fue difícil esquivar las preguntas de Stella, y mucho más, intentar explicarle que ayer al llegar a su casa, no paso nada más. Así que le prometí que quedaríamos mañana para comer y contárselo todo. Eso me daría tiempo para planear nuestra charla. Metí mi vestido en una bolsa, y salimos de allí casi corriendo. Demasiados recuerdos recientes.


Llegamos a la puerta de mi casa, y mientras abría la puerta me alegré de que mis compañeras de piso trabajaran por las tardes. No se que pasaría si me vieran entrar con Bobby. Aunque posiblemente no supieran quien era, la envidia es la peor de las enfermedades, y seguramente se dedicarían a hacerme la vida imposible. Le enseñé muy por encima la casa.Estábamos a punto de entrar en mi habitación. Gracias a Dios no me había dado por poner ningún póster de Crepúsculo colgando en mi pared, o fotos de Robert.


Un momento… Robert. ¡Mi portátil!


No lo había cerrado, y allí tenía la enorme foto de Edward Cullen con la camisa abierta. No podía dejar que Bobby la viera. ¿Por qué no cambié el fondo de pantalla a tiempo? Bueno, ciertamente no esperaba que viniera a mi casa. Al menos, no tan pronto. Ayer cuando salí de casa ni siquiera había nada entre nosotros. Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron y me paré en seco antes de abrir la puerta.


-“Uhm… creo que lo mejor es que esperes en el salón.“ - le dije nerviosa, mientras me apoyaba en la puerta y le señalaba con el dedo el sofá de la sala.


-“¿No quieres que entre?“ - me preguntó frunciendo el ceño.


-“¡No! Quiero decir, está… todo desordenado, la cama sin hacer, la ropa por el suelo..…“


-“Venga, no creo que me asuste. ¿Vas a dejarme aquí? ¿Solo?“


Se acercó más a mí y me agarró por la cintura, mientras me daba pequeños besos por el cuello. Mi jodida perdición. Bobby sabía jugar muy bien sus cartas, y no se como, pero conocía mi punto débil.


-“Será solo un momento. Tengo tantas cosas por el suelo que apenas se puede caminar.“ - le contesté mientras intentaba apartarme de él.


-“¿No estarás escondiendo a otro tío ahí dentro?“ - me dijo al oído entre risas, mordiendo el lóbulo de mi oreja. Mi otro punto débil. ¿Por qué lo sabía? Me reí nerviosa y me deslicé por la puerta hacia abajo, liberándome de él.


-“Más o menos…“ - murmuré mientras Bobby comenzaba a mosquearse. Mierda, estaba empeorando las cosas. -“ Te prometo que otro día te dejaré entrar.“


Mi cara de cordero degollado finalmente hizo entrar en razón a Bobby. Asintió y se dirigió al sofá. Yo me di la vuelta, entré en la maldita habitación y cerré con llave. Allí por fin pude relajarme un poco. Lo primero que hice fue ir directamente a mi mesa y apagar el portátil de la discordia. Bye, bye Mister Pattinson. Nos veremos por la noche.


Después de la ducha y ponerme la ropa más cómoda que encontré, salí, pero Bobby no estaba allí. La sensación que se me pasó el cuerpo fue parecida a cuando descubres que los Reyes Magos son los padres; decepción. Y además había que añadir que me sentía como una estúpida. Ahora me daba cuenta de que el numerito de la puerta, sobraba. Podía haber entrado, apagar el portátil, y decirle que pasara. Y seguramente podríamos haber terminado lo de anoche. Aunque… yo tampoco tenía condones.


Me acerqué lentamente a la mesilla de té que había entre la tele y el sillón, y vi una nota. La cogí lentamente, sin poder evitar que dos lágrimas brotaran de mis ojos. Respiré hondo y la leí:


“Lamento irme sin despedirme, pero me ha llamado mi manager para dar un par de entrevistas en la radio. Te dejo mi número de móvil. Creo que hay algo de lo que tenemos que hablar. Voy a pensar en ese vestido de ayer a cada minuto. Bobby.“


Volví a mi habitación casi tropezando con todo y apunté su número en mi móvil. Ahora ya estaba más tranquila; por lo menos no le había dado importancia a lo de mi habitación. Pero se que si hubiese visto la foto de Robert en mi ordenador, no lo entendería nunca, aunque se lo explicase cien veces. Descansé un rato y luego me dirigí al metro. Era hora de volver a la vida real, y al pub de Jamie.



ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº



Habían pasado 4 días desde la fiesta de Tom. Y todos los días, hablaba con Bobby. Pero por teléfono. Estaba muy ocupado dando entrevistas ahora que iba a sacar, por fin, un disco al mercado. Su primer disco. Su manager apenas le daba tiempo libre, y cuando disponía de el, yo tenía que trabajar. Pero aún así se las apañaba para pasarse por el pub un rato. Aunque no tuviéramos la intimidad deseaba, pues el ojo avizor de Jamie estaba sobre nosotros todo el rato.


Al día siguiente del “incidente de la puerta“, le mandé un mensaje al móvil para darle mi número. Después de trabajar, me llamó, y tras ponerlos al día de nuestros trabajos, me pidió que quedáramos para comer el jueves. Por supuesto, accedí. Sabía que quería que habláramos. Y ya que un restaurante no nos daría la intimidad deseada, le invité a mi casa. Ahora ya no había fotos no deseadas de por medio. Ni compañeras de piso, ni zombies, ni Stellas ni Sams mirones. Ni condones…¡Mierda!


Llegó sobre las 12:30 del mediodía con una botella de vino bajo el brazo. Nos saludamos con un simple beso en la mejilla, y como regalo, me trajo una copia sample de su primer disco. Y firmado. Y dedicado especialmente para mí. La botella de su concierto ya tenía compañero en la estantería.


-“Para Lola, que vive entre zombies y no recoge su habitación. Con cariño, Bobby.“ - lo leí en voz alta mientras Bobby descorchaba la botella en la cocina. -“Que tierno. Lo de los zombies me ha llegado al corazón.“


-“Llevo días imaginándome tu habitación como una mazmorra. ¿Copas?“ - me di la vuelta y abrí la alacena. Saqué dos vasos de plástico azul y Bobby se rio. -“Estoy empezando a pensar que ya no entiendes el inglés.“


-“No solemos beber vino en esta casa. A no ser que quieras beberlo a morro, esto es lo que hay.“


-“Siempre me olvido de que vives con zombies.“


Puse la mesa y serví la comida; pasta al pesto, lo mejor que sabía hacer. Me alegré al ver que Bobby no le hacía ascos. La verdad es que debería haberle preguntado primero, pero la pasta es algo que a todo el mundo le gusta. Suele ser un acierto cuando tienes invitados a comer. Y parecía que había dado en el clavo, pues repitió.


-“Mis felicitaciones al chef.“ - me dijo después de terminar el postre; crema de limón. - “Podrías abrir un restaurante.“


-“Sí, a base de pasta y cremas de limón. No se hacer nada más.“


-“Pues yo podría vivir solo con eso toda mi vida.“


Se inclinó sobre la mesa y me besó. Profundamente. Sabía a limón, a vino y a gloria. Me levanté de mi silla y me senté en sus piernas, acariciando su pelo mientras seguíamos besándonos. Eran las 2 de la tarde, una hora perfecta para el sexo. Su mano empezó a subir por mis piernas, mis muslos y mis ingles. Yo iba a explotar. Pero justo en ese momento, algo vibró en su bolsillo. Su móvil.


Juro que mataré al maldito que le dio por llamar en ese momento.


-“Hola, cabronazo.“ - respondió Bobby después de sonreír al ver el nombre en la pantalla. Yo seguía sentada en sus rodillas, pero no conseguía escuchar nada al otro lado del teléfono. -“¿Cuándo dices que vienes?… Es Rob.-“ me dijo susurrando, y literalmente, me caí de culo. -“¡Oh joder! ¿Estás bien? No no, no hablo contigo. Es que Lola se ha caído al- ¿Qué? No me dijiste que venías con ella. No… En principio no hay problema… “ - se levantó de la silla y me dio su mano para levantarme.


Analicemos la situación: me acabo de caer de culo sobre el suelo mientras Bobby hablaba con Robert. Bobby se lo ha dicho a Robert. Conclusión: Robert debe pensar que soy una idiota. ¿Quién se cae al suelo porque sí? Pues yo. Y todo porque mi Robsesión no dejaba de perseguirme. Incluso cuando alguien tan increíble como Bobby me estaba besando. Me sentía como un demonio.


Ese día, no paso nada. Aunque mi pobre culito necesitara un masaje.



ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº



El viernes, yo ya estaba al borde de muerte por exceso de lívido. No vi a Bobby en todo ese día, aunque hablamos dos veces por teléfono, y nos mandamos un par de mensajes por el Facebook. Trabajé mucho, parecía que todo Londres se había decidido a ir al pub de Jamie y pensé que me iba a dar una taquicardia cuando vi entrar a Stella y a Sam. Por desgracia no pude pasar mucho tiempo con ellos, ya que Jamie estaba de un humor de perros y no me dejaba ni 5 minutos para mi. Stella me recordó lo de la fiesta de bienvenida de Rob, y tuve que hacer malabares con la bandeja para que no me cayeran los vasos en cuanto escuché su nombre. ¿Por qué ese hombre hacía que mi mundo se tambalease, literalmente? No quería pensar en el día en que lo conocería. Si con solo escuchar su nombre, me caía, cuando lo viera ¿qué me pasaría? Dios mío, no estaba preparada.


Y el sábado no fue mejor. Ya llevaba dos días sin ver a Bobby y lo echaba de menos. Echaba de menos sus caricias, sus besos, sus manos rodeando mi cintura. Su lengua en mi cuello. Por lo menos habíamos quedado el domingo por la noche. Y para mi asombro, me dijo que me tenía preparada una sorpresa. En su piso. A medianoche. Los dos solos. Me temblaron las piernas todo el sábado, imaginándome que tipo de sorpresa sería. Decidí que lo mejor sería recompensarlo, y agradecerle su sorpresa de manera visual. Así que esa tarde, antes de entrar a trabajar, me pasé por una tienda de lencería y me compré un modelito bastante sexy; encaje negro, un sujetador que se cerraba delante -arriba esas tetas-, y unas bragas tipo culotte que dejaban poco a la imaginación. Otra enorme factura en mi tarjeta de crédito. Aunque si tenía el mismo efecto que el vestido, lo iba a pagar gustosamente.


Y llegó el domingo. El día B, lo llamé. No quería vestirme como solía ir a trabajar, pero tampoco quería llevar algo demasiado elegante. Al fin y al cabo, mi ropa iba a acabar a los pies de su cama. Así que me decanté por unos pitillos vaqueros, una camiseta ancha que dejaba a la vista un hombro y el asa de mi sujetador abre braguetas, y unos tacones. Nunca había ido a trabajar con tacones, y Jamie se quedó con la boca abierta en cuanto me vio entrar por el pub.


-“Vaya, vaya. Así que la loca por fin va a mojar.“ - me dijo en cuanto me metí detrás de la barra.


-“Cállate, o te cortaré las pelotas, Jamie.“


-“Es que todavía no puedo creerme que aún no te lo hayas tirado.“


-“Da la casualidad de que tengo que trabajar, para ti, y nuestros horarios con incompatibles.“


-“Ah no, no. No me eches la culpa a mí, guapa. Siempre hay tiempo para el sexo. Y lugares; baños públicos, parques… Conozco un sitio debajo del Tower Bridge perfecto.“


-“No me siento cómoda si me quedo desnuda debajo de un puente mientras la niebla de esta ciudad me roza el cuerpo. Gracias.“


-“No sería lo único que te rozaría.“


-“Jamie, doy por zanjado este tema. Mañana tendrás un informe a primera hora acerca de mis actividades sexuales de hoy. ¿De acuerdo?“


-“Espero ese informe impaciente.“ - me dijo mientras cambiaba el barril de cerveza. Me puse el pequeño delantal de trabajo y comencé a contar las horas que quedaban hasta las 12.



ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº



A las 12 menos diez, Bobby entró por la puerta. Se acercó hasta la barra y acarició mi mano mientras me daba un beso en la mejilla. Le serví una cerveza mientras terminaba de recoger las mesas, y en cuanto terminé y dejé que Jamie me diera sus propios consejos sexuales sin hacerle demasiado caso, agarré mi bolso y salimos de allí.


Llegamos casi en tiempo récord a su piso, en el Soho. Y tengo que decir que me esperaba algo peor a lo que era realmente. Todo parecía ordenado, y limpio. Algo extraño en un piso de hombres solteros aficionados a la cerveza. No había latas ni botellines por doquier.


Mi nerviosismo debía estar a flor de piel, pues Bobby me pidió que me sentara en el sofá y se fue a la cocina, para traer dos copas de vino tinto. Me la dio y se dirigió a la minicadena que había al lado del sofá.


-“¿Quieres algo en especial?“ - me preguntó.


A ti. Desnudo. Sobre mí. Gimiendo mi nombre. ¿Te vale la respuesta?


-“¿Qué tienes?“


-“Uhm… veamos: Franz Ferdinand, Bob Dylan, The Smiths, Oasis, Pearl Jam…¿Spice Girls?“ - me dijo sacando el disco de la columna de cds y enseñándomelo. Me reí a carcajadas. - “Juro que esto no es mío.“


-“Típica excusa. Me apuesto lo que sea a que os dedicáis a trasvestíos y a bailar como ellas.“


-“Lo sabes todo. Y yo que creía que los paparazzis solo acosaban a Rob.“


Mierda. Y mierda otra vez. ¿Por qué tenía que nombrarlo justo ahora? Maldito Pattinson, no conseguía sacarlo de mi cabeza ni siquiera en un momento como este. Le di un sorbo a mi copa mientras Bobby seguía mirando los discos.


-“Los Smiths están bien. ¿The Queen is dead?“


-“Genial.“


Sacó el disco de la caja y lo colocó en la mini cadena. En cuanto se sentó a mi lado, las notas de “There´s a light that never goes out“ comenzaron a sonar.


-“Me encanta esta canción.“ - le dije mientras tarareaba la letra.


-“Solíamos tocarla cuando Rob todavía vivía en Londres.“


Dios me odia. Sin duda. Dios me odia y quiere que me tire por la ventana.


-“Me encantaría verte tocar.“


-“Ya me has visto. Hace un año. ¿Ya no te acuerdas?“ - me dijo sonriendo mientras se acercaba peligrosamente a mi cuello, y dejaba allí un pequeño beso. Y luego otro. Y así hasta seis. Para terminar con un mordisco en el lóbulo de mi oreja. Estaba empezando a perder la concentración.


-“Lo se, lo se… pero me refiero a… oh dios…“ - mi mano se aferró a su pelo y pasé mi lengua por sus labios. Sentí como su pecho gruñía en cuanto abrí la boca y dejaba que su lengua rozara la mía. Dejé de pensar. Ahora no servía de nada.


Se puso de pie y me ofreció su mano. Me llevó por un pequeño pasillo hasta su habitación y encendió la luz. Olía exactamente como él, y allí, al lado de su cama, estaba su guitarra. Era tan bonita. Y en una silla, la camisa de cuadros que había llevado al cumpleaños de Tom.


Cerró la puerta tras él, y me llevó hasta la mesilla de noche, señalándome una cajita.


-“Ábrela.“


Hice lo que me dijo y la abrí; estaba llena de condones. De todos los tipos. No pude reprimir una risita.


-“Veo que has aprendido la lección.“


Se sentó a mi lado y seguimos besándonos. Y acariciándonos. Sentí su mano por debajo de mi pantalón. Yo metí la mía por debajo de su camiseta, tocando por primera vez su piel. Era suave. Muy suave. Me estremecí un poco cuando noté que levantaba mi camiseta y me daba pequeños besos por mi vientre, subiendo hasta el borde de mi sujetador. Decidí que no había tiempo para explicarle como se desabrochaba, y lo hice yo misma. Sonrió contra la piel de mis costillas, y sacó la camiseta por mi cabeza. Y yo hice lo mismo con la suya. Piel contra piel. Y estábamos ardiendo.


-“Siento tener que quitarte esas bragas tan sexys.“ - me dijo mientras acariciaba el borde de encaje con los dedos, y examinaba mi cuerpo de arriba a abajo.


-“No lo sientas. No las quiero para nada.Y tú tampoco“


Todo parecía muy romántico. Tanto que mi cabeza comenzó a dar vueltas. Ya estábamos completamente desnudos, cuando se puso encima de mí, abriendo mis piernas para dejarlo acoplarse con mi cadera. Pero en cuanto lo sentí dentro de mí, el romanticismo desapareció. Y se desató la locura.


Nuestras bocas ya no se movían lentamente, si no que ahora nos devorábamos con pasión y desenfreno, mientras sentía como entraba y salía. Sus gemidos se mezclaban con mis jadeos, y todavía podía escuchar el disco de los Smiths en el salón. No era de los que hablaban, pero sus gemidos eran todo lo que necesitaba escuchar para llegar al clímax. Clavé las uñas en sus hombros mientras el orgasmo invadía mi cuerpo, y sentí como él también llegaba unos minutos más tarde, mientras mordía con tanta fuerza mi cuello que pensé que me haría sangre.


¿Un vampiro, Lola?


A la mierda los vampiros. Pon un Bobby Long en tu cama.


Se quedó tumbado encima de mi unos minutos más, mientras nuestros pechos subían y bajaban con pesadez. Este había sido el mejor sexo de toda mi corta vida. Cuando ya había conseguido acordarme de respirar, rodó sobre si mismo y se tumbó a mi lado, poniendo su brazo por detrás de mi cuello y arrimándome a él.


“Creo que tu habitación vibra.“ le dije en cuanto recobré el conocimiento. Y era verdad. Sentía que todo estaba vibrando; las paredes, la cama, mi cuerpo. Bobby soltó una risa sonora y giró la cabeza para mirarme.


-“Eso significa que mi actuación ha sido sobresaliente.“


-“Yo te daría un 20 sobre 10.“


-“Entonces, ¿lo volveremos a repetir?“ - me preguntó acercando su boca a la mía y mirándome a los ojos.


-“Bueno, tienes muchos condones ahí para gastar. Así que supongo que sí.“





Look Lola - Día B


8 comentarios:

  1. jajaaja, que buen final xD
    ufff que capitulo, que lindo me encanta bobbbbbbyyyyyy y cuando Lola se cae jajajaja xD, en el próximo aparece Rob, :O! como reaccionara Lola? espero que no le de un ataque por que se acaba el fic xD
    te sigo leyendo, me ha encantado el fic.
    saludos!

    ResponderEliminar
  2. wooooo por fin jaja, que bueno hmmmmm, espero el proximo. Besosssssssssssssss

    ResponderEliminar
  3. Hoolaa!!
    Por fin tienen condoneees!! Y no uno ni dos...sino una caja llena xDD jaja... me encanta
    Cuando le besa el cullo y le muerde el lobulo d ela oreja me ha dado hasta un escalofrio te lo juro
    Me ha encantado el capi, en el proximo capitulo me pondre tan nerviosa como lola cuando vea a rob, seguro jaja
    Un besito y hasta el proximo capi
    Besoossss
    PD: esta frase me gusto mucho
    A la mierda los vampiros. Pon un Bobby Long en tu cama.

    ResponderEliminar
  4. joder, yo si que le pongo al fic un 20 sobre 10...

    Si es que..bobby lo vale! jajaj
    ainsh..me tiene tierna y "no tierna" a la vez!

    muaaa

    ResponderEliminar
  5. Mamma miaaaaaaaaa.... por fin!!! jajajajajajaaj ay estoy in love de bobby. y me encanta mini vivaaaaaaaaa, escuche i left my heart in tokyo en octubre y me enganche XDD

    besooos, espero la aparicion de roberto como agua de mayo, a saber que pasa uuuuuuufffffffffff, no saldra kikijuana tambien no? xDD

    besooos

    ResponderEliminar
  6. O_O diooooooooooos que buen final si señorita :D gggggggggggrrrrrrrrrroaaaaaaaaarh!!! UNa caja llenica de condones....afú! :D (que mande a la mierda a Roberto XD jajajaja y se quede con Bobby x dios)

    Por cierto puse en mi fic tu dire del blog con el banner junto con los demás, spero que no te moleste. Necesitaria un nombre para poner de quien es el fic XD.

    Animate y entra en el foro anda!!!

    besotes!!

    ResponderEliminar
  7. ¡Gracias Laury! Pues yo me llamo Amalia, aunque aquí publico como LeftToLie, así que como tu quieras :D

    Cuando sepa hacerlo, pondré los vuestros aquí también, que me los estoy leyendo todos :D

    ResponderEliminar
  8. ayssssssss... que señor final!!! ese Bobby grrrrr... ya quiero a Roberto alli a ver que pasa!!!

    por cierto, pasate al foro conejil :D

    Saluditos!!!

    ResponderEliminar