Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

viernes, 5 de febrero de 2010

Ocho <-> Fuego



Banda Sonora : Diana Ross - Love hangover




Había pasado el peor y el mejor cumpleaños de mi vida al mismo tiempo. Todo iba perfecto hasta que dejé llevarme otra vez por mi estúpido instinto. Por alguna razón, mi cuerpo reaccionaba de esa manera cuando Robert estaba cerca; era como si tuviera un radar que me hacía actuar de manera inconsciente cuando él me hablaba o me rozaba.


Casi nos besamos. Pude saborear su aliento chocando contra mis labios; whisky, tabaco y chocolate. El tacto de su pulgar acariciando mi mejilla gentilmente, mientras mis ojos se cerraban, me puso la piel de gallina. Iba a hacerlo. Estaba dispuesta a dejar que Rob pusiera sus labios sobre los míos y arruinarme la vida. Pero la voz de Stella rompió el hechizo, y me fui de allí corriendo, sin decir nada y sin mirar atrás, temiendo que al volver a mirarlo, el hechizo me atrapara de nuevo.


Encerrada en la seguridad del cuarto de baño, me senté en el suelo y dejé salir todo la rabia que tenía acumulada en el pecho, en forma de lágrimas. Apreté las rodillas contra el pecho e intenté calmarme, mientras las lágrimas empapaban mi camiseta. El sonido de la música en la primera planta retumbaba en el suelo de baldosas y podía escuchar las risas de los demás, pero ya no quería bajar y pasármelo bien, ni bailar, ni reír. Solo quería meterme en la cama y dejar que este día terminara.


Jamás pensé que reaccionaría así. Todo el mundo se imagina como será ese día mágico en que conoces a tu estrella favorita; un actor, un cantante… Siempre piensas que él te mirará entre toda la multitud, se fijará en ti, y como si fuese una película, te cogerá de la mano, te sacará de allí y se enamorará de ti. Yo había conseguido que se fijase en mí y que casi me besase. Ahora mismo podría ser la envidia de medio planeta; era el actor del momento, el más deseado. Pero nunca piensas en las consecuencias, en los daños colaterales. Recuerdo cuando Miriam y yo hablábamos horas y horas sobre Robert, y decíamos que aunque tuviésemos novio, por Robert lo dejaríamos todo. Pero la realidad era muy distinta.


En la realidad, Robert me provocaba, me buscaba, me desnudaba con la mirada, y yo no era capaz de frenarle los pies. Me hacía sentir culpable y como la peor persona del mundo, engañando de alguna manera Bobby, el novio más increíble que una chica podría tener. A eso había que sumarle el hecho de que él y Robert eran muy amigos. Pero eso parecía no importarle en absoluto al señorito Pattinson.


Miré el reloj cuando pude calmarme un poco. Solo habían pasado 30 minutos, pero era como si las horas se hubiesen echando encima de mí. Me levanté de la fría baldosa, y me lavé la cara sin mirarme al espejo. No quería verme la palabra culpable escrita en la frente. Respiré hondo y abrí la puerta del baño.


-“¡Oh!“ - exclamé sorprendida. Allí estaba Bobby, apoyando en el marco de la puerta. Me quedé paralizada al ver su cara; parecía enfadado. Lo primero que me vino a la cabeza es que nos había visto.


-“¿Qué ha pasado, Lola?“ - me preguntó mientras me agarraba del brazo y me sacaba del baño. No podía articular palabra. Noté que volvía a tener ganas de llorar. Sí nos había visto, ¿cómo podía explicárselo? No me quedaba otra opción, no podía seguir engañándolo.


-“Lo siento… lo siento tanto Bobby… tienes que perdonarme.“ - le supliqué entre sollozos. Me agarré al cuello de su camisa mientras enterraba mi cara en su pecho. Bobby se quedó paralizado durante unos segundos, pero en seguida me rodeó con sus brazos, acariciando mi pelo.


-“¿Qué coño dices, Lola? Todos bebemos de más alguna vez. No tienes que pedir perdón.“ - Bobby me besó la frente mientras me frotaba los brazos, para que dejara de temblar. Levanté la cabeza, confusa. Si decía eso.. entonces era porque no nos había visto, ¿o sí?


-“Pero… no es excusa. Por mucho que beba, siempre tengo que saber quien soy yo, y quien eres tú.“


Ahora el que me miraba confuso era él. Se apartó ligeramente de mí. Mierda… la estaba cagando sin quererlo.


-“¿Qué dices? ¿A qué te refieres?“


Sí… la había cagado profundamente.


-“Mmmm… pues… a que….“


-“Lo… dime que cojones te pasa.“ - el tono de su voz me sobresaltó. Estaba muy enfadado, y ya no entendía nada. Suspré profundamente.


-“Tienes razón. He bebido de más. Pero es que… no quiero que te vayas.“


Perfecto, Lola. Un poquito de teatro, pero ni así te podrás quitar a Robert de la cabeza.


Me agarró por la cintura y me elevó. Puse mis piernas alrededor de su cintura y nos metió en la habitación donde íbamos a dormir. Cerró la puerta con el pie y nos tumbó en la cama, apagando la luz primero. Nos quedamos en esa postura unos minutos, que se hicieron eternos. Seguíamos escuchando la juerga de abajo; Tom seguía cantando a todo volumen clásicos de los 80.


-“Lo, no quiero que te preocupes por eso.“


¿Sobre qué? ¿Qué Robert, tu amigo del alma, casi me planta un morreo? ¿Que me voy a quedar en Londres, en tu piso, sola, sin ti, durante mes y medio? ¿Que, quizás, salga por la noche con tus amigos, entre ellos Robert “Picha Brava“ y que a lo mejor no salgo viva de esa? Claro, Bobby… no tengo por que preocuparme.


-“Voy a echarte mucho de menos.“ - le dije mientras me apretaba más a él, y entrelazaba mis piernas con las suyas. Tenía miedo. Y no solo por mi parte; todo el mundo sabe como son los cantantes cuando están de gira. Todas esas chicas, que se lanzan a sus cuellos. Yo había sido una de ellas, por eso sabía de lo que hablaba.


-“¿De verdad piensas que me voy a acostar con la primera que se me plante delante enseñándome las domingas?“ - me preguntó casi al borde de la risa.


-“Con la primera no, pero igual con la segunda...“


-“Vale, Lola, me estás tocando los huevos con este tema. Nunca, y escúchame bien, nunca, jamás, podría hacer eso. ¿Y sabes por qué?“


-“Porque… vas a dejarte el pene en Londres para evitar tentaciones, ¿quizás?“


-“Porque te quiero demasiado como para hacerte daño. Para mi sería muy fácil tirarme a cualquier en Francia o en Alemania, hacerlo sin que tú supieras nada. Pero no soy así. Ya deberías saberlo. Y me duele que dudes de mí. Yo jamás dudaría de ti.“


Vaya por Dios… Aquí viene el castigo; culpabilidad absoluta.


-“Pero-“ - Bobby me cortó poniendo sus dedo sobre mis labios.


-“¿Sabes por qué no intenté nada contigo en Madrid?“


-“¿Qué?“ - le pregunté estupefacta.


-“¿Qué? Vamos, no me digas que pensaste que te invité a una cerveza porque sí.“


-“Mmm… No lo se.“


-“Te vi, desde el escenario, y me pareciste preciosa. Pero yo de aquellas estaba con alguien, por eso lo más que me permití fue invitarte a una cerveza e irme de allí antes de que te acercaras a hablar conmigo y no pudiera resistirme.“


De nuevo, no sabía que decir. Este chico era increíble. Demasiado perfecto.


-“¿Por eso te acordabas de mí?“ - fue lo único que pude decir. La cabeza me estaba empezando a dar vueltas. Puede que por el alcohol o por lo abrumada que me sentía en ese momento.


-“Como para olvidarte. Te metiste en mi cabeza y no creo que salgas nunca.“


No me lo merezco. Lo único que me merezco ahora mismo es una tanda de palos por idiota.


-“Eres demasiado bueno para mí. A veces pienso que no te merezco.“


-“Voy a hacer como que no he escuchado nada.“


-“¡En serio! Estoy viviendo un sueño. Y todo gracias a ti. Y yo no se como… compensarte por todo esto.“


Bobby se apoyó sobre su codo y comenzó a acariciarme el vientre de arriba abajo mientras sonreía.


-“Con que sigas en casa cuando vuelva de la gira, me vale.“


Nos quedamos dormidos mientras nos acariciábamos. Me apreté con fuerza entre sus brazos, y poco a poco la música comenzó a cesar. Solo encontraba consuelo a todos mis errores en sus brazos, y sabía que en cuanto se fuese, mis problemas iban a ser un gran dolor de cabeza para mí.




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Al día siguiente nos despertamos y nos dispusimos a irnos. Bobby había traído su coche, así que teníamos que llevar de vuelta a Londres a Marcus, Tom y mi gran error. Stella y Sam se iban a quedar más días. En cuanto bajamos al salón, el paisaje era deplorable; botellas vacías, vasos derramados, Tom durmiendo encima de Marcus sobre el sofá, y un olor a tabaco insoportable. Robert no estaba allí. Intenté arreglar un poco todo aquello, ya que me daba dolor de corazón dejar que fuese Stella la que se comiera todo este marrón por una fiesta de mi cumpleaños. Cogí una gran bolsa de basura y metí dentro toda la porquería acumulada en el suelo. Tuve que apartar como pude la mano de Tom que tenía agarrada una botella vacía de Jack Daniel´s mientras gruñía. Salí al jardín para tirar la basura, cuando vi a Robert apoyado sobre la barandilla que daba al mar. Estaba fumando, y los rayos del sol del mediodía le daban de pleno. No tenía camiseta, llevaba unos vaqueros y estaba descalzo, y yo pensé que me caía al suelo.





¿Guapo? No, perfecto. ¿Sexy? No, un dios griego. No era nada comparado a cualquier sesión de fotos, o con las escenas en la cama de Remember Me. Estaba algo bronceado, parecido a aquellas fotos con todo el cast de Crepusculo para Vanity Fair y la brisa ondeaba su pelo cobrizo, mientras fumaba sin parar. Llevaba los pantalones un poco por debajo de la cintura, y gracias a eso, pude comprobar que no llevaba ropa interior.


Sí quería provocarme otra vez, lo estaba consiguiendo.


Con la sangre hirviendo, intenté acercarme al coche, que estaba muy cerca de él, en silencio. No quería que me viera, ni darle la oportunidad de que me hablara. Pero gracias a mi torpeza y mi mala suerte, la bolsa de la basura se me rompió en mitad del camino, haciendo que todas las botellas de cristal cayeran sobre la piedra, provocando un estruendo. Robert en seguida se dio media vuelta, bajándose un poco las gafas de sol para mirarme mejor. Mientras me agachaba lentamente para recoger todo aquello, mis ojos no pudieron despegarse de su cuerpo. Ahora estaba más musculado que antes, pero sin llegar a parecer Taylor Lautner. Apagó su pitillo y se fue aproximando lentamente hacia mí, con las manos en los bolsillos de sus pantalones, haciendo que bajaran más, y dejando a la vista las hendiduras de sus ingles, y algo de su vello ¿púbico?


Quiero morirme.


Bajé la mirada, evitando seguir mirando más y poder llegar con las bragas en su sitio a casa. Pensaba que iba a ayudarme a recoger, pero en cuanto pasó por mi lado, le dio un puntapié a una de las botellas que había salido rodando y siguió su camino, entrando en la casa, sin decir nada o ofrecerme su ayuda. Y en vez de pensar en lo gilipollas que era, me dije a mi misma que esto sería lo mejor. Si seguía actuando así conmigo, sería mucho más fácil no pensar en él.


Después de recoger las botellas, despedirnos de Stella y de Sam, y de casi llevar en brazos a Tom hasta el coche, nos fuimos de Brighton, un sitio que a partir de ese día, iba a odiar. El camino a Londres fue muy incómodo. De vez en cuando miraba por el retrovisor, y me encontraba con los ojos de Robert, mirándome con odio, con rabia y con lujuria. Se lamía los labios y me volvía a mirar. Y cada vez que Bobby ponía su mano sobre mi muslo desnudo, lo escuchaba chistar y miraba otra vez por la ventanilla, mientras Tom, resacoso, intentaba hablar con cordura, haciendo que Marcus se retorciera de la risa. Me llegó un mensaje de Jamie, diciéndome que había llegado a Londres y que me esperaba a las 6 en el pub, para trabajar. El estómago se me hizo un nudo; lo único que no me apetecía era ir a trabajar.


Después de dejar a Tom, Rob y Marcus en el piso de este, nos fuimos al nuestro. Tenía que ducharme, cambiarme, comer algo y marcharme al pub. Necesitaba borrar de alguna manera cualquier marca de Robert; el recuerdo de su mano sobre mi barbilla, o su dedo acariciando mi mejilla. Su aliento contra mi boca, entrando dulcemente por mi nariz. Todavía lo recordaba. Y solo había una manera de eliminarlo.


Salí de la ducha y me arropé con una toalla muy pequeña. Sin secarme el pelo, salí del baño, empapando la moqueta del pasillo, buscando a Bobby. Lo encontré en el salón, sentado en el sofá mientras afinaba una de sus guitarras. Caminé despacio y en silencio, sin llamar su atención, hasta que me puse frente a él, con mis piernas a ambos lados de sus rodillas, mientras las gotas que resbalaban de mi piel caían sobre sus vaqueros. Sus ojos se plantaron sobre mis muslos, y poco a poco fue subiendo la mirada por todo mi cuerpo, y dejó de rasgar las cuerdas. Sin quitarse la guitarra de encima, puso sus manos sobre mis muslos mojados, y empezó a moverlas arriba y abajo, haciendo que me excitara por momentos. Eché la cabeza hacia atrás en cuanto sus manos encontraron mi entrepierna, deslizando un dedo dentro. Esperó a que estuviera totalmente húmeda y entonces, dejando caer su guitarra al suelo, me cogió y me sentó sobre el cabecero del sofá, abriéndome las piernas violentamente y poniéndose de rodillas. Sentí su lengua acariciarme, entrando con ella en mí, y mordiendo mis muslos. Apoyé mis pies sobre sus hombros mientras el orgasmo me invadía. Justo antes de llegar, apartó su cabeza y se puso de pie, penetrándome con fuerza mientras sujetaba mis tobillos. Me penetró con tanta fuerza que me hacía daño, pero no me importaba; eso solo amplificaba el placer. No dejé de mirar su cara todo el rato, quería tenerlo de esa manera grabado en mi memoria, sudado, excitado, gimiendo y jadeando mientras entraba y salía, agarrándome con fuerza con sus brazos, mientras tensaba todos los músculos de su cuerpo. Largos minutos después, se derramó en mi interior, y abrazándome, nos caímos sobre el sofá, mientras recuperábamos el aliento.


Iba a tener que ducharme otra vez.




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Banda Sonora : The Kooks - Already miss you




Pasó el domingo, el lunes y el martes. Fueron los días más tristes que había pasado en mucho tiempo. No podía alejarme de Bobby ni siquiera para ir a trabajar, o cuando él iba a ensayar. Por las noches, nos metíamos en la cama y nos quedábamos abrazados, sin parar de besarnos, aprovechando todo el tiempo posible.


El miércoles por la mañana me levanté muy temprano, incapaz de dormir. Preparé el desayuno para los dos, y mientras lo hacía, Bobby se levantó y fue hasta la cocina, abrazándome por detrás mientras yo terminaba de preparar los cafés.


-“No quiero irme.“ - me dijo con voz ronca contra mi cuello mientras me apretaba con fuerza.


-“Lo se.“ - le respondí, incapaz de decir más. Sentía que me invadían las ganas de llorar. Siempre se me habían dado muy mal las despedidas, y esta, era la más dura de mi vida. -“Menuda mierda.“


-“Te llamaré todos los días. Todos, todos, todos.“ - me dijo, intercalando besos por mi cuello, oreja y clavícula.


-“Quien sabe; igual aparezco en un hotel con una gabardina y desnuda por debajo.“ - le dije mientras me daba la vuelta y le ofrecía su taza de café. Bobby cerró los ojos y se mordió el labio de abajo. Tan solo llevaba un pantalón de chandal y pude ver como se excitaba. Me apreté más a él, provocándolo. Un polvo de despedida es mejor que un beso y unas lágrimas. -“¿Te gustaría?“


-“Fuck baby… tengo que preparar todo y no tengo tiempo, no me provoques.“ - me dijo casi gimiendo mientras apretaba mi muslo contra su entrepierna. Estaba dura, palpitante, casi podía romper el pantalón. Llevé mi mano hasta esa zona, acariciando por encima del pantalón mientras mordía su cuello. -“Lo… por favor.“


-“¿Uno rapidito? No querrás que me quede triste, ¿verdad?“ - le susurré al oído mientras aumentaba la presión de mi mano. -¿O prefieres que me despida a mi manera? ¿Uhm?“


Bobby gimió como respuesta; sabía a lo que me refería. Sin dudarlo, le bajé el pantalón y me puse de rodillas, introduciéndolo en mi boca y gimiendo cuando rozó mi garganta. Sentí como sus piernas temblaban mientras agarraba mi pelo, intensificando el movimiento de sus caderas cada vez más. Aumenté la velocidad de mi mano y la presión de mi lengua y en pocos minutos terminó, en mi boca.


Esto si es un desayuno.


Me levanté triunfante y me abrazó con un brazo, mientras que el otro lo tenía todavía apoyado en la encimera, intentado recobrar la respiración normal.


-“Ahora no me quedaré tan triste.“ - le dije una vez que volvió a recuperar el sentido.


-“No tienes más remedio que hacerme esa visita el hotel.“


Una hora después, sus maletas y la carcasa de guitarra ya estaban en la puerta, y yo estaba al borde del llanto. Un nudo en el estómago y un gran peso en el pecho me impedían respirar. Agarró mi mano y se la llevó a la boca, besando cada uno de mis dedos y abriéndola para plantar un beso en la palma.


-“¿A qué hora sale el avión?“ - le pregunté con un hilo de voz.


-“12:30. Phil ya debe estar abajo con el taxi.“


-“No hagamos un drama de esto, ¿vale? Al fin y al cabo volverás pronto.“


-“Sin dramas.“ - dijo él, asintiendo lentamente, y esbozando una sonrisa triste para mí.


Pasaron un par de minutos sin decir nada cuando el teléfonillo sonó. Era su manager, Phil, avisándolo de que debían irse ya. En ese momento me cogió en sus brazos y me agarré con todas mis fuerzas, besándonos desesperadamente.


-“Está bien. Vete ya.“ - le dije llorando sin poder dejar de soltar su mano. Me dio un último beso en los labios y cogiendo sus cosas, salió por la puerta. Corrí hacia la ventana del salón, y lo vi salir del portal, metiendo sus cosas en el maletero y mirando hacia arriba, despidiéndose de mi con la mano por última vez. En ese momento comenzó a sonar por la tele “I already miss you“ de los Kooks, y mientras veía como el taxi arrancaba y se alejaba de nuestra casa, el dolor en el pecho aumentaba, incapaz de dejar de llorar. A los pocos minutos vibró mi móvil.


“Mira debajo de la cama. Bobby.“


Corrí hacia la habitación y me agaché, recogiendo una caja de zapatos que no había visto nunca. Nerviosa, me sequé las lágrimas y la abrí; un billete de avión, una dirección de hotel y un paquete envuelto en papel de seda rosa con un lazo blanco.


El billete de avión era para París, dentro de dos semanas.


La dirección de hotel era la de su hotel allí.


Y el paquete envuelto en papel de seda rosa era un precioso conjunto de lencería rojo, de encaje, de Victoria Secret. Debajo del paquete había una nota, escrita por él:


“Te quiero en la habitación de mi hotel, en dos semanas, con eso puesto, esperándome en la cama en cuanto llegue del concierto. Yo me encargo de quitártelo.“



En seguida cogí mi móvil y le mande un mensaje:


“Ten por seguro que allí estaré. Y espero que hagas bien tu trabajo, y no me refiero a los conciertos precisamente…“



Dejé el móvil sobre la cama, y me tiré encima. Y a pesar de sentir algo de felicidad, pensando que volveríamos a estar juntos tan pronto, no podía dejar de estar triste, sin poder dejar de repetir en mi cabeza la imagen de Bobby subiendo a ese taxi que se lo llevaba tan lejos de mí.




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Banda Sonora : Kasabian - Fire




Habían pasado tres días desde que Bobby se fue a Polonia, donde comenzaba su gira. Me llamaba por la mañana, después de comer, y cuando terminaba el concierto. Estaba contentísimo, ya que parecía que estaba siendo un éxito. En una ocasión, su manager me llamó en pleno concierto y pude escucharlo. Y yo estaba tan orgullosa de él que el corazón iba a explotarme.


Ese sábado, Stella me llamó para salir con ellos por la noche, al terminar en el pub. A pesar de estar un poco más animada, no tenía muchas ganas de fiesta y menos aún con sus amigos. Eso solo me haría recordar que Bobby no estaba aquí. Sobre las 11 de la noche, Sam y Stella me pasaron a recoger al pub, y después de despedirme de Jamie y de Louise, nos fuimos al Groucho. Allí estaba el resto del pack; Tom, Marcus, el hermano de Tom, Arthur y por supuesto, el señorito Pattinson, bebiendo a morro una cerveza, sin saludarme. Me miró de reojo y siguió a lo suyo, o sea, beber. A su lado estaba sentada una chica alta, rubia que estaba hablando con Tom. No la había visto nunca, y supuse que sería uno de los muchos ligues rubios de Tom, ya que este parecía totalmente entusiasmado. En cuanto se vio se levantó y vino a darme un abrazo.


“¡Lolita!“ - era al único que permitía que me llamara así. Ni siquiera a Bobby. -“¿Qué tal lo llevas?“


-“Bien, supongo“ - le dije encogiéndome de hombros. -“Ya veo que has vuelto a las andadas“ - le dije mirando en dirección a la rubia sospechosa.


-“¡¿Lizzy¿!“ - me preguntó sorprendido, a punto de explotar en risas. -“¿Estás de coñá? Sería la última tía que me tiraría.“


-“Pues… es guapa.“ - le dije yo, confundida. ¿Había metido la pata? Bueno, no era culpa mía. Tom se había tirado a todas las rubias de Londres, y no eran pocas, precisamente.


-“Mírala bien.“ - me dijo girándose para mirarla él también. Ahora estaba hablando con Rob, mientras le revolvía el pelo y este se enfadaba. -“Es como ver a Rob trasvestido.“


-“¿Qué?“


-“Joder, Lola. Lizzy es la hermana mayor de Rob,“


Tom estalló en risas en cuanto vio mi cara. Y lo cierto es que, una vez que me lo dijo, vi el gran parecido. Eran dos gotas de agua. Tom se acercó hasta ellos y me hizo el además de que lo acompañara.


-“Lizzy, esta es Lola, la novia de Bobby.“


Lizzy se levantó enseguida del sillón, con una gran sonrisa y me dio un par de besos. Miré de reojo a Robert, que estaba mirando la escena con cierta cara de asco.


-“¡Por fin! Me han hablado tanto de ti.“ - me dijo ella mientras miraba hacia Rob, que en seguida miró hacia otro lado, haciendo una mueca y poniendo los ojos en blanco. Gilipollas.


-“Lola se pensaba que estaba ligando contigo.“ - dijo Tom, como siempre, hablando de más.


-“No sería la primera vez.“ - dijo ella, haciendo que Tom se pusiera rojo. Era la primera vez que lo veía sonrojarse, e hizo que me riera a carcajadas por primera vez en días. -“Pero no se que yo que pensaría el pequeño Patty si te tuviese de cuñado.“


El pequeño Patty se levantó a pedir otra cerveza, pasando por detrás mía. En seguida su olor me invadió los sentidos. Lo seguí con la mirada mientras nos sentábamos en los sofás, y Stella se unió a Lizzy y a mí. La música dance retumbaba en mis oídos, pero aún así entablé una buena conversación con ellas, y lo cierto es que Lizzy me pareció una chica simpatiquísima. No como su hermano, que me dedicaba las miradas más odiosas que había experimentado nunca. En un momento dado, asegurándome de que nadie miraba, le dediqué un corte de mangas. En ese momento me levanté para ir a la barra, y él me siguió, quedándose de pie junto a mí, sin decir nada, tan solo mirándome con la mandíbula apretada.


-“¿Te ha llamado Bobby?“ - me preguntó con los dientes apretados. Y una punzada me atravesó el pecho. Ese día no me había llamado, pero no quise darle importancia, porque seguramente estaría ocupado.


-“No creo que te importe lo que haga o deje de hacer mi novio.“ - le dije recalcando el posesivo, solo para dejarle claro que no iba a conseguir nada.


-“Eso es un no, ¿me equivoco? Está muy claro.“


-“¿Qué?“ - le pregunté, estupefacta. Me estaba poniendo nerviosa. Él me ponía nerviosa, y su risa de prepotencia me estaba llenando el cuerpo de pura rabia.


-“¿No te parece raro que no lo haga? Quiero decir… cualquier músico que sale de gira… ya sabes, no suele acordarse de su novia.“ - me dijo mientras bebía un sorbo de su cerveza. Quise abofetearle la cara, darle un rodillazo en los huevos y pisarle la cabeza. Se estaba metiendo en un campo que no era el suyo. Y lo peor, es que me había metido un gol por toda la escuadra.


-“Eres un-“


-“Vamos, Lo… sabes perfectamente que seguramente ahora mismo, se esté cepillando a una polaca con las tetas más grandes que las tuyas.“


Sin poder decirle nada más, me di la vuelta, cegada por la ira. Me fui a la pista de baile, donde estaban Stella y Lizzy bailando y me bebí mi copa de vodka de golpe, esperando que el alcohol me subiera lo más rápido posible y olvidar lo que me acababa de decir. Era un cabrón, y no solo por decir lo que acababa de decir. Si no también por llamarme Lo. Solo Bobby me llamaba así, y lo sabía. Pero daba igual cuanto bebiera o cuanto bailara; sentía sus ojos clavados en mí todo el rato. Y cuando vi que se dirigía al baño, no aguanté más y lo seguí. Tenía que dejarle las cosas claras.


Me cerró la puerta en las narices, y la abrí de una patada en cuanto se metió en uno de los baños de hombres.


-“¿Qué coño haces aquí?“ - me preguntó mientras yo volví a cerrar la puerta. El baño era pequeño, muy pequeño y nuestros cuerpos estaban casi pegados. Tanto, que era imposible que él no sintiera la rabia palpitando por todas mis venas.


-“¿Vas a explicarme porqué eres así conmigo?“


-“Así, ¿cómo?“


-“Porque me miras mal, porque me odias, porque me dices esas cosas de Bobby cuando no son verdad“ - le dije mientras un par de lágrimas se deslizaban por mis mejillas.


-“Está bien. Te lo explicaré.“


Y en ese momento, Robert se inclinó hacía mi, haciendo que mi espalda chocara contra la fría pared, y poniendo sus manos a ambos lados de mi cara, apoyándose en los azulejos, chocó sus labios contra los míos.


Los apreté con fuerza. No quería que mi cuerpo me venciera una vez más. Robert abrió delicadamente su boca, esperando que yo hiciera lo mismo, pero me negué. Escuché como salía un gruñido de su pecho, enfadado, y colocó una de sus manos en mi culo, apretándolo con fuerza y haciendo que yo gimiera, no sabía si de rabia o de placer. Con la otra sujetó mi cabeza y la inclinó, esperando poder profundizar el beso. Entonces sentí como su lengua acariciaba mis labios y no pude más. Abrí la boca y dejé que mi lengua entrara en su boca, saboreando cada rincón.


Era frenético, fiero. Era puro sexo. Mis manos agarraron a su pelo, su Sex Hair con el que tantas noches había soñado y tiré de el con fuerza, haciendo que volviera a gruñir en el interior de mi boca. Ese sonido me atravesó la garganta e hizo que mi cuerpo temblara. Y en ese momento no existía nada más en el mundo. La música retumbaba en el cuarto de baño y podía escuchar la puerta de afuera abrirse y cerrarse. Pero nosotros no podíamos parar. Sus caderas se pegaron a las mías y noté como el bulto de su entrepierna se clavaba en mi pelvis. De repente, Robert se separó, cogiendo aire de golpe.


-“¿Te ha quedado claro?“


Asentí con la cabeza mientras me limpiaba la boca con la boca, y él hacía lo mismo. Salí de allí casi corriendo, y despidiéndome de los demás, salí a la calle, cogí un taxi y volví a casa, derrumbándome sobre el sofá.


No podía dormir en esa cama.



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¡Poooobre Lola! Pero bueno... ¿Quién se negaría a un beso de Rob? ¡Yo no! Espero que os haya gustado ;)




7 comentarios:

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  2. Wooowww...ke intenso el capitulo madre mia....pobre Lola, tiene ke ser horrible estar en su situacion, entre la espada y la pared....y ke capullo rob no?? aunke asi de agresivo me gusta, el pequeño Patty xDD
    Muchas gracias guapa y nos vemos en el siguiente!! Besitos

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  3. oohhh que capi!!, genial, imaginarme la escena de rob y lola ufff. pobre lola, pero como dices quien no podría resistirse??, me encanta que rob sea el malo xD, muy buen capitulo, te sigo leyendo ! muac.

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  4. ayyy que mal lo tiene "Lo" será capaz de resistirse a Rob ??? yo creo que no ...
    Graciassssssssssss, espero el proximo!
    Un beso

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  5. Oh My God que capitulo, estoy que no me la creo, creeme que no me gustaria ser Lola por nada del mundo, querer a Bobby pero desear a Rob. Err pero yo tambien quiero un beso como ese ^^
    Saludos y Besos!!

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  6. BUAAAA!!! Yo estaría igual... Por mucho que quisiera a mi novio, si se me planta Roberto de esa guisa, me dejaría dar un beso y más xDDDD Y se que tooooooooodas las que leen esto también ajajajaja

    Te sigo leyendo, la música que eliges está genial!! Kasabian madre miaaa!!! Me encantan.

    Un beso!

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  7. Que pasada de capi! Xmucho Robert... Que haya,xo tngo un novio asi y le doy la paliza q tenia Lo pensada a Robert sexhair prepotente Pattinson,ale.
    Sigue asi cari!!!!me ha gustado mucho.
    Ya spero al siguiente capi.un bsote

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