Un fanfic sobre Robert Pattinson y Bobby Long

sábado, 29 de mayo de 2010

Doce <-> Confesiones


¡Actualizo tan pronto como puedo! A veces me bloqueo y no se como seguir. Ahora las cosas se tuercen para los protas. Gracias de nuevo a Lu por elegirme las canciones. Y gracias a todas por leerme. ¡Besos!




Oasis - Talk Tonight

Sad Song
















-“Eres estúpida“


Mi reflejo en el espejo me lo repitió una y otra vez mientras me contemplaba; el pelo mojado y enmarañado. Los ojos rojos por las lágrimas. Un sentimiento de culpabilidad que me desgarraba las tripas. Apoyé las manos sobre el lavabo y agaché la cabeza, ocultándome de mi misma, cogiendo aire con fuerza y soltándolo de golpe. Todavía me temblaba el cuerpo y me caían gotas heladas de agua por la espalda, haciendo que me estremeciera.


¿Por qué había vuelto a caer? ¿Por qué después de repetirme millones de veces que no debía hacer esto, estaba otra vez en esta situación? Soy una zorra.


“Pasa una semana conmigo. Solos. Tú y yo. En un hotel, lejos de aquí.“


Las palabras de Robert me martilleaban la cabeza. El tío sabía como tentarme. A pesar de no conocerme apenas, sabía a la perfección cuales eran mis puntos débiles, podía desmontarme solo con pestañear. Su cara, su cuerpo, su olor, su manera de hablar, su risa… Todo era una endemoniada combinación para acabar conmigo. Debería ir a hablar con sus padres y maldecirlos por haberlo hecho tan asquerosamente perfecto. Me prometí a mi misma que no volvería a verlo. A pesar de morirme de ganas, rechacé la invitación de Stella para ir a su premiere esa noche. Debía permanecer alejada de él. Y justo cuando pensaba que lo había conseguido, llamó a mi puerta; ahí estaba Robert, con el traje más perfecto que había visto nunca, y con una sonrisa que incendiaba hasta mi alma. Mi primera reacción fue gritar el nombre de Bobby. A lo mejor lo echaba de menos en la fiesta y venía a buscarlo. Estúpida. Unos minutos después, estaba con mi espalda pegada a su pecho bajo la ducha, sin poder resistirme, entregándome a él como la más exquisita de las penitencias.


La culpa dolía en mi estómago. Me pasé el brazo por la barriga y me agaché, quedándome de cuclillas en las frías baldosas del baño mientras otra ronda de llanto histérico volvía a hacer acto de presencia. Escuché como mi móvil sonaba en el salón, rompiendo el brutal silencio que se había quedado en el piso cuando Robert salió por la puerta. Eso hizo que mi llanto se calmara un poco. Me levanté del suelo, y esquivando el espejo, salí hacia el salón. Cogí el móvil para ver quien había llamado y en ese momento volvió a sonar. El nombre apareció parpadeando en la pantalla: Tom. Mi pulso me traicionó y a duras penas, abrí la tapa del teléfono. Recordé como Bobby se metía conmigo, diciendo que mi móvil era arcaico y otra punzada atravesó mi corazón. Reprimí más lágrimas y contesté.


-“¿Sí?“


-“Lola, ¿estás vestida?“ - me preguntó con tono serio. Mi estómago dio un vuelco.


-“Uhmm… sí, supongo. ¿Por qué lo preguntas?“ - le dije intentando sonar despreocupada entre sollozos.


-“Voy a pasar a buscarte. ¿Te viene bien en quince minutos?“


-“Tom, espera. ¿Qué ocurre?“ - le pregunté, ahora alarmada. Escuché como dejaba salir un suspiro antes de hablar.


-“Tenemos que hablar.“




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Quince minutos más tarde estaba como un clavo en la acera. Miré el reloj unas quinientas veces, nerviosa, aterrorizada, muerta de miedo, pensando en porqué Tom quería hablar conmigo. Aunque la única lógica que le encontraba era obvia. Él era el único al que le había contado lo de Robert, aunque solo una parte. No sabía nada más desde el primer “encuentro“ en el baño del Groucho. Pero Tom no era tonto, seguramente se lo olía. Y cuando estaba a punto de darme un ataque de nervios, vi como el coche de Stella, conducido por Tom, giraba hacia mi calle. Se detuvo junto a mí, abrí la puerta y me senté en el asiento, dejando soltar todo el aire que llevaba tiempo reteniendo. Nos dijimos un par de “holas“ de cortesía y arrancó enseguida, conduciendo por las calles de Londres. Ese era, posiblemente, el silencio más incómodo que había vivido en mi vida; los dos esperando a decir algo, sabiendo exactamente lo que pasaba sin ni siquiera haber pronunciado una palabra. Me trisqué los dedos, nerviosa, esperando su veredicto. En ese momento Tom apagó la radio y subió su ventanilla. Gracias a dios, me estaba congelando.


-“Vamos a mi piso. Allí podemos hablar tranquilamente.“


-“¿Y qué le pasa al mío?“


Tom me miró por el rabillo del ojo y sonrió de medio lado.


-“Quién sabe lo que puedo encontrarme allí.“


Bravo. Con esa frase me lo había dicho todo. Giré la cabeza, mirando por la ventanilla mientras mi corazón volvía a latir a mil por hora. De nuevo, se hizo el silencio en el coche. Casi podía escuchar mis propios latidos, retumbando en mis orejas, y todo mi flujo sanguíneo palpitando por todas mis venas. Cuando llegamos a su calle, aparcó el coche y subimos a su piso, todavía en silencio. En cuanto se cerró la puerta, mi cerebro estalló y lo solté todo de golpe.


-“Vale, Tom. Los dos sabemos de que va todo esto. Y…“ - las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas de nuevo, abrumada por el pánico y la tensión acumulada. -“… no quiero que me juzgues mal. Se que es lo que me merezco pero… no podría soportarlo. No de ti.“


-“Hey, tranquila. No voy a juzgarte.“ - dio dos pasos hacia adelante y puso sus manos sobre mis hombros, balanceándome ligeramente mientras mi llanto se intensificaba.


-“Sí que lo harás. Es inevitable.“ - le contesté secándome las lágrimas con la manga del enorme jersey que llevaba puesto. En cuanto olí la colonia de Bobby en el, el dolor en mi pecho fue tan grande que mi cuerpo se dobló casi sin quererlo. Tom me pasó un brazo por el hombro y me guió hasta el sofá, sentándose a mi lado al estilo indio mientras seguía mirándome curioso.


-“¿Por dónde quieres que empiece?“


Aparté la mano de mi cara y levanté la mirada, encontrándome con sus ojos de un azul intenso mirándome a través de sus negras pestañas, y con una medio sonrisa que hizo que mil pulso se calmara un poco. El bueno de Stu. Debería ponerle un pedestal en mitad del Soho y proclamarme su esclava; después de todo lo que estaba haciendo por mi, se lo debía.


-“¿Cómo… cómo lo has sabido?“ - conseguí preguntarle unos segundos después. Lógicamente era la pregunta más obvia que podía hacerle. Si yo no lo se había dicho, habría sido Robert, y entonces las pelotas de Robert podrían rodar por toda la Gran Bretaña si ese era el caso. Tom sacó un paquete de tabaco de su pantalón y se encendió un cigarro, dejando escapar el humo de la primera calada pensativo, pasándose la mano por la frente.


-“La verdad es que no lo sabía. Solo lo he intuido. Pero me alegra que me lo confirmes.“ - me contestó sonriendo de manera traviesa. Parpadeé un par de veces, incrédula, mientras veía como él fumaba tan tranquilamente. Quizás a las pelotas rodadoras de Robert se le unirían las de Tom. Por un momento, pensé seriamente en esa posibilidad. - “Conozco a mis amigos. Esta noche en la premiere, Robert estaba muy raro, nervioso. Pero no eran los nervios típicos de una premiere. Solo lo había visto así una vez, y fue cuando se lió con Kristen mientras ella aún tenía novio. Es ese tipo de angustia que tienes cuando estás haciendo algo que no deberías.“


Hizo una pausa y me miró. Yo asentí con la cabeza para que continuara.


-“Los tíos somos muy simples. Solo tenemos dos velocidades: beber y cagarla.“ - se rió de su propia gracia, y apagó su cigarro en el cenicero que había sobre la mesa. - “Y cuando bebemos es cuando mejor la cagamos. Rob llevaba ya dos whiskys encima cuando su cara estaba totalmente desencajada. Quise hablar con él, pero me mandó a tomar por culo y se pidió otro. Al cuarto whisky estaba fuera de control, mirando su móvil continuamente y dando vueltas por la sala vip. Al sexto ya había desaparecido.“ - hizo una pausa para coger aire - “Entonces fue cuando me acordé de vuestro pequeño “accidente“ en el baño del Groucho y que lo más seguro es que tú fueses la causa de su principio de alcoholismo.“


Me llevé las manos al pecho al escuchar esa frase. Sabía que estaba de broma, pero no pude evitar un sentimiento de remordimiento que me desgarraba las tripas.


-“Pero, ¿por qué querías hablar conmigo?“


-“Porque se trata de que Rob le está comiendo el conejo a la novia de su mejor amigo.“


Hice una mueca por su frase asquerosa, y para que negarlo, falta de razón, mientras Tom dejaba escapar otra de sus risitas pícaras.


-“Los dos somos culpables, Tom.“ - le respondí tratando de sentirme lo más culpable posible. - “No es justo que todo el peso de este asunto se lo lleve Rob.“


-“Claro que no. Pero él es el jodido famoso que se las lleva a todas de calle. Él es quien debería haberse guardado la polla y no dársela de comer a la primera tía que se le antoje. ¿Me entiendes?“ - Asentí con la cabeza mientras recordaba lo que Rob y yo acabábamos de hacer bajo el chorro de mi ducha unas horas antes. - “Aunque la verdad… os envidio.“


-“Tom, por favor, esto es serio…“


-“Lo, las normas están para romperlas. No podemos quedarnos en casa, reprimiendo nuestros instintos más primitivos solo porque la sociedad ha dicho que debemos ser fieles. ¿Qué conseguimos con eso?“


-“Supongo que… rabia, amargura, odio…“ - le respondí.


-“Esa es mi chica.“ - respondió dándome un pequeño golpe en mi antebrazo, y sacándome una sonrisa. - “Somos jóvenes, tenemos dinero y toda la vida por delante para acatar todas esas jodidas normas. Así que si no lo hacemos ahora, no lo haremos nunca. Te doy mi bendición.“


-“¿Qué?“ - le pregunté sorprendida, mirándolo con los ojos como platos.


-“Que si quieres seguir adelante con lo de Robert, por mi genial. Pero no le hagas daño a Bobby.“


-“Tom, parece que naciste ayer. Son dos cosas que van de la mano.“


-“Tan solo tienes que usar una balanza; poner en un lado a Robert, y en otro a Bobby.“


-“Eso es cruel.“


-“También es cruel matar vacas y te encantan las hamburguesas.“ - me respondió fingiendo estar serio. Puse los ojos en blanco y Tom siguió hablando. - “Joder Lola, en la vida siempre hay elecciones. Ellos ya han decidido; quieren estar contigo. Ahora te toca a ti. Un polvo con Robert o una relación seria y, permíteme que te lo diga, con final feliz, con Bobby.“


-“No me lo estás poniendo nada fácil, Stu.“ - le respondí mientras apoyaba mi frente sobre mis rodillas, recogidas sobre el sillón con mis manos. Recapacité unos minutos sobre todo lo que me había dicho. Jamás pensé que pudiera sacar algo en claro de algo que saliera por la boca de este tío, pero lo cierto es que tenía toda la razón del mundo. Finalmente levanté la cabeza y cogí aire antes de hablar. - “Quiero a Bobby. Se que él también me quiere, y que está dispuesto a darme la luna si se me antojase.“ Me callé, haciendo una pausa.


-“¿Pero…?“


-“Pero… cuando estoy con Rob es… distinto. No siento amor, se que no lo quiero de la misma manera. Pero al mismo tiempo noto como si no pudiese separarme de él. Es algo físico demasiado fuerte como para terminarlo. No puedo ni plantearme algo así. Soy feliz cuando estoy con él.“


-“Vaaaaale. Esto ya va cogiendo forma. Yo creo que no sabes diferenciar entre amor y cariño, Lo.


-“¿Qué dices?“


-“Que lo que tú crees que sientes por Bobby es amor, cuando en el fondo es simple cariño, amistad. Y no quieres darte cuenta de que estás pillada hasta las trancas del idiota de Robbie.“


-“¿Me estás llamando tonta, Stu?“


-“Sí.“ - me respondió riendo y abriendo una cerveza de la pequeña nevera que tenían al lado del sofá en el salón. Guarros. - “Tan solo piensa en lo que sientes cuando los ves, a los dos; quien es el que te pone nerviosa, el que te llena el estómago de jodidas mariposas, el que cuando te besa te llena la piel de electricidad.“


-“Entiendo…“ - le respondí lentamente mientras asentía con la cabeza, como si fuese un autómata. - “¿Cómo es que sabes tanto? Jamás pensé que el rubiofílico por excelencia tuviera su lado racional.“


-“Pues porque yo… también he pasado por eso.“ - me contestó al tiempo que sus pálidas mejillas se coloreaban ligeramente.


Abrí tanto los ojos que pensé que se me saldrían de las órbitas. Nunca se me habría pasado por la cabeza que Tom, el señor “no creo que en las relaciones serias, solo en los polvos“ estuviera alguna vez enamorado de alguien. Asentí con la cabeza para que continuara hablando, y tras unos segundos pensándoselo seriamente, se decidió a hablar.


-“Tienes que prometerme que no le hablarás a nadie de esto. Ni siquiera a Bobby. Y mucho menos al mariposón de tu jefe.“


-“Lo prometo.“ - le dije poniendo mi mano en alto, imitando a un testigo en una típica película americana.


-“Stella.“ - contestó simple y llanamente. Y yo no me extrañé. Stella y Tom parecían hechos el uno para el otro; deslenguados, amantes de la fiesta, amigos leales y capaces de sacarle una sonrisa incluso a un muerto. - “Pero fue hace mucho, lo tengo superado.“


Tom me contó que antes de que Sam saliera con Stella, los dos tuvieron una especie de lío; dos semanas de besuqueos a escondidas y alguna que otra salida al cine. Tenían quince años y se terminó cuando a Tom se le cruzó una rubia de Los Angeles por delante, una estudiante de intercambio. Stella se quedó tan hecha polvo que su manera de vengarse fue saliendo con Sam, algo que Tom jamás llevó bien, pero no podía culparlo ya que Sam nunca supo nada del lío entre ellos dos. Y a pesar de los años que habían pasado, Tom seguía queriéndola.


-“Así que todo se basa en elecciones, ¿no?“


-“Así es. Yo decidí dejar a Stella por otra que me calentó la entrepierna, y la perdí para siempre. Entiendo tu postura, la de Rob y la de Bobby. “

Después de un rato soltando chorradas, me dispuse a irme de vuelta al apartamento. Estaba agotada por la tensión y el llanto, y lo que más necesitaba era dormir, aunque dudada que pudiese hacerlo. Por más que lo intentaba, Bobby no salía de mi cabeza. Iba a hacerle daño, pero no podía seguir clavándole un puñal en la espalda con este tema.


Nada más llegar a casa, fui directa a la habitación. No quería encontrarme con ninguna prueba del delito. Me quité los zapatos y me metí en la cama, tapándome hasta la cabeza con la gruesa colcha. Y entonces, un olor familiar atravesó mi garganta y se me clavó en el corazón; la colonia de Bobby todavía rezumaba en la tela, y no pude evitar que las lágrimas volvieran a brotar sin mi permiso. Una y otra vez, se me repetían en la cabeza imágenes nuestras, como nuestra primera cita, o la primera vez que sentí su cuerpo desnudo sobre el mío. Era increíble como el simple olor de una persona podía hacerte cambiar de idea.


Lo quería. Y sentía asco y vergüenza por haberle hecho esto.


Lo quería mucho. ¿Quién era yo para separar a dos amigos? Porque es lo que pasaría si finalmente me dejaba llevar por mi estúpido furor uterino.



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A pesar de que en mi cabeza solo tenía cabida para dos cosas, la charla con Tom y la jodida balanza, no se me olvidó que tenía que ir a trabajar. Volver a aquel pub, con su olor a cerveza rancia y a humo de tabaco, me revolvió las tripas nada más entrar. Demasiados recuerdos de Bobby. Dejé mi bolso encima de la nevera, como siempre, y sin saludar a Jamie me metí en el almacén, caminando como un zombie. Encendí la luz y me miré en el viejo espejo de propaganda que había allí colocado. Genial, las jodidas ojeras y los ojos hinchados seguían instalados en mi cara pálida y pecosa. Me arreglé el pelo como pude y me até el delantal negro. Nada más salir, Jamie me taladró con su mirada, y antes de que abriera la boca, lo paré.


-“Nada de preguntas, Jamie.“


-“¿Dónde has dejado tu cara angelical? Pareces una yonkie del crack.“


-“Gracias, yo también te quiero.“ - le respondí haciendo una mueca. Comencé a llenar la nevera de la cerveza con botellines, agachándome y levantándome del suelo casi sin pensarlo. Jamie dejó los albaranes y se agachó a mi lado. Enseguida las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos, cayendo por mis mejillas mientras apretaba los labios para impedirlo. Demasiado tarde.


-“Hey, ¿qué pasa? ¿Es por tu novio?“


Mi novio. Que irónico. Mi novio estaba a kilómetros de aquí, dejándose al piel en casa concierto, mientras la zorra de su novia se le está pegando con su mejor amigo. Negué con la cabeza, secándome las lágrimas, y luego asentí, pensando que lo mejor sería no engañar a nadie más, ya que últimamente era lo que mejor se me daba.


-“Tengo que hacerte una pregunta, Jamie, y tienes que responderme con absoluta sinceridad. Y tienes que prometerme que tu sucia boca de gay va a permanecer cosida hasta el fin de tus días.“ - Jamie abrió los ojos sorprendido y levantó la mano a modo de juramento. Me senté en el suelo, estilo indio, mientras Jamie seguía de cuclillas, apoyándose con sus manos sobre mis rodillas. - “¿Alguna vez has sentido una atracc-“


No pude terminar la frase, porque un golpe sobre la barra me lo impidió. Oh, no. Ella hoy no, por favor.


-“¿Puedo saber que haces ahí tirada?“


Stella pegó un grito que retumbó en todo el pub. Casi sentí la necesidad de taparme los oídos cuando su voz chillona trepanó mi cerebro. Me sequé las lágrimas disimuladamente y con la cabeza le indiqué a Jamie que hablaría con él más tarde. Me levanté y me sacudí los pantalones.


-“Stella, ¿qué haces tú por aquí? ¿Has sobrevivido a la resaca?“


-“¿Podrías explicarme ¡ESTO!?“


El corazón casi me sale por la boca cuando sus pequeñas manos extendieron una revista. Me llevó varios segundos entender lo que estaba viendo; unas fotos de Robert en la premiere. Unas fotos de Robert cogiendo un taxi. Unas fotos de Robert entrando en mi bloque de apartamentos.


Estaba muy jodida.




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Robert



Cuando entré en la recepción del hotel, vestido de cualquier manera y con un jodido traje empapado bajo el brazo, todas las miradas se volvieron hacia mí. Me acerqué al mostrador y pedí otra llave de mi habitación, explicándole a la gerente que el anterior juego de llaves me lo había dejado dentro. Esbocé mi mejor sonrisa y no tuve que dar más explicaciones. Jodidas mujeres adultas que mojan sus bragas con el puto vampiro. Sin levantar la vista del suelo me dirigí al ascensor y subí hasta la última planta, reservada exclusivamente para el reparto y producción de la película. Podría caerme de culo si me encontraba con alguno de ellos en el pasillo ahora mismo. Por desgracia mi habitación estaba al final del pasillo, y tuve que correr para evitar ser visto. Soy un cabrón bastante torpe cuando corro, y el traje se me cayó al suelo un par de veces. Era como una película de terror. Abrí la puerta a tientas y en cuanto entré, solté todo el aire e intenté que mi corazón volviese a su ritmo habitual. Estaba a salvo.


Tiré el traje sobre el diván que había junto a la puerta y me dirigí al baño. Saqué el vaso para enjugarse la boca de su plástico, lo llené de agua y me la bebí de golpe. Me miré en el espejo por unos minutos, observando el asco que daba en ese momento. Tenía los labios hinchados. Me pasé los dedos por ellos, recordando el sabor de la boca de Lola, de su piel. Y aunque no quería, se me puso dura cuando recordé la humedad de su boca alrededor de mi polla. Y para más inri, no tenía tabaco. Joder.


Y en el momento en que estaba a punto de abrir una botella de Jack Daniel´s y hacer que el alcohol borrara cualquier recuerdo de esa noche, alguien aporreó violentamente la puerta. Me levanté de la cama y abrí.


-“¡Eres un completo gilipollas!“ - La voz de Steph taladró mis oídos, y acto seguido sentí como su mano aterrizaba con fuerza en mi mejilla derecha. El dolor punzante y ardiente comenzó a subir por mi cara rápidamente, mientras yo seguía con los ojos cerrados y la cara girada. Podía escuchar su respiración alterada y voces por el pasillo. - “¡Al menos ten la decencia de mirarme!“


Enderecé la cara y abrí los ojos, bajando la mirada para verla. Estaba encolerizada, con las mejillas enrojecidas y sus hombros subiendo y bajando rápidamente al ritmo de su respiración.


-“Steph.. yo… lo sient-“


-“¡No! Ninguna disculpa te va a salvar el culo esta vez, Rob.“


-“Lo entiendo.“


Steph negó con la cabeza y sacó su teléfono del bolso. Tecleó con agilidad algunos números mientras gesticulaba en dirección al ascensor. Di un paso hacia delante y saqué la cabeza tímidamente por el marco de la puerta. Allí estaba un grupo de gente entre los que pude distinguir a los promotores de la película y mis compañeros de reparto. Me metí dentro de nuevo enseguida en cuanto Uma me saludó con la mano, y Christina me llamaba loco, gesticulando con su dedo índice sobre su sien.


En cuanto Steph colgó, me empujó hacia adentro y cerró la puerta tras de si. Lanzó su bolso al suelo y se cruzó de brazos.


-“Vas a tener que darme una buena razón para explicarme lo de hoy.“ - Asentí lentamente mientras fijaba la vista en el suelo y me sentaba en el borde de la cama, frotándome la cara con las manos e intentando inventarme una buena excusa en tiempo récord. Abrí la boca para hablar cuando Stephanie me interrumpió. -“Y espero que no sea una tía.“


Touchè. Levanté la cabeza y la miré. Seguía embravecida, caminando por la pequeña suite mientras encendía un cigarro. En cuanto ella también me miró, entornó los ojos, poniéndolos completamente en blanco y se desplomó sobre el diván.


-“¡Rob, no me jodas! Te escabulles de una premiere, que por cierto ya me dirás como lo has hecho porque no te ha visto ni Dios, por una…¿mamada?


Mi cuerpo se estremeció al escuchar esa palabra de su boca. Su voz melodiosa no cuadraba con eso. Y mi menté volvió a repetir con claridad mi actuación en la ducha. O mejor dicho, la actuación de Lola. Por segunda vez en media hora, mi entrepierna se agitó.


-“Steph esto no va de…“ - apreté los dientes y tragué saliva antes de seguir. -“… mamadas. Es algo serio.. para mí.“


-“Ah, ¿no? Pues entonces explícame qué o quién vale tanto la pena como para que más de cincuenta personas te busquen como locos y no te encuentren. A mí me va a caer una buena bronca por parte de la productora. Pero a ti… Dios, no quiero ni pensarlo, Rob.“


-“¿Puedo confiar en ti?“ - le pregunté mientras abría la botella de whisky y nos servía dos buenos vasos con hielo. Ese breve momento de paz y silencio me dio tiempo para ordenar mi cabeza y prepararme para explicarle a alguien, por primera vez, lo que realmente me estaba pasando.


Se lo conté todo. Con pelos y señales. Steph simplemente asentía y me llamaba “gilipollas“ cada vez que hacía una pausa. Le expliqué mi situación con Kristen, lo mal que terminamos y como la presión me estaba hundiendo en una depresión. Le conté lo mal que me sentía por Bobby, y lo inevitable que me resultaba la necesidad de estar con Lola, como ella era la única que llenaba ese vacío en mí. Me hacía sentir una persona normal cada vez que la miraba, y al mismo tiempo, me despreciaba a mi mismo, y hacía que quisiese desaparecer del jodido mundo. A pesar de estar en la cúspide de mi carrera, ahora que parecía que la maldita industria del cine por fin me tomaba en serio, me había planteado dejarlo todo, ya no por Lola, si no porque sentía que la fama me venía grande. Le hablé de mi miedo a estar solo, de no encontrar a alguien, a mi alma gemela. Sonaba ridículo y metafórico, pero realmente lo necesitaba.


Tres vasos de whisky después, Stephanie se fue. Sabía que mi excusa no le valía, y no obtuve respuesta alguna de ella, pero sacar todo lo que llevaba martilleándome la cabeza durante semanas, fue la mejor terapia. Después de haber pronunciado las palabras en alto sabía que iba a ir a por todas. Quería que mis amigos fuesen felices, y no quería hacerles daños, pero por encima de todo, estaba la mía propia. Y solo la conseguiría si Lola estaba conmigo.




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Lola


Me quedé muda. De repente, y con esa revista ante mi vista, me había olvidado de como se hablaba, en cualquier idioma. Mis ojos estaban clavados en esas fotos, y sentía la mirada hirviente de Stella clavada en mi cabeza. Mi corazón estaba desbocado y no podía reaccionar.


Nos habían pillado.


-“¿Y bien?“ - volvió a preguntarme Stella con tono inquisidor. Dios, era la reencarnación de Torquemada in situ. Tímidamente levanté la cabeza, esquivando en cualquier caso su mirada, y suspiré lentamente.


-“No puedo negar que vino a… mi casa. Ayer. Sí, es cierto.“


-“¿No me digas? ¡Eso es obvio, Lola!“ - me contestó con su habitual tono chillón. - “Por favor, dime que no está pasando nada fuera de lo normal.“


-“¿A qué te refieres con nada fuera de lo normal?“


-“¡A que no estáis follando!“


Cerré los ojos con fuerza en cuanto su chillido invadió por completo el pub, que menos mal que estaba todavía vacío. Apoyé la cabeza sobre la barra y cuando la volví a levantar, mi mundo se hundió. Su voz, y su familiar olor a cera para guitarras y aftershave me paralizaron el corazón.


-“¿Quién folla con quién?“




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8 comentarios:

  1. Que gusto leerte de nuevo.
    Estoy en shock pobre Booby, porque supongo que será el que mas sufra, por mas bello no creo que alguien rechace a Robert.
    Abrazos

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  2. What? Que final...no nos puedes dejar así! jaja. La verdad es que la cosa se pone fea..pobre Bobby a mi me encanta, pero Robert es Robert jaja no me gustaría estar en su pellejo.
    Saludos y gracias

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  3. Holaaa!!! Ke gusto leerte de nuevo pitufa!!
    Madre mia de mi vida....estoy flipando, ke capitulo.
    Vamos por partes:
    Rob y lola estan en problemas, los dos estan pillados el uno por el otro pero si estan juntos haran daño a gente a la ke kieren mucho.
    Me ha gustado mucho la charla ke tiene lola con Stu, ke sabio el chico, da muy buenos consejos, aunke sigue siendo stu jaja...esta frase me ha matado "Porque se trata de que Rob le está comiendo el conejo a la novia de su mejor amigo." jaja ke directo.
    Creo ke tiene razon cuando le dice lo de la balanza, a bobby le kiere pero es mas cariño, por rob esta pillada hasta las trancas.
    Rob esta metido en un lio bien grande, le echaran una buena bronca.
    Y ahora bobby ha pillado a stella y a lola hablando de follar xD Se va a liar y buena.
    A ver como se soluciona todo esto.
    Un besito y espero leerte prontito :D

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  4. ohho es bobby, llego bobby cierto???
    ai que buen capitulo!
    tomas es un amor, lo amoooooooo, me encanta,
    que capitulazo, ahora todo va a salir a la luz, me da penita por bobby D:

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  5. Buenesímooo...Me encanta esta historia, te felicito por seguir escribiéndola...Por favor no nos hagas esperar mucho tiempo por otro capitulo,...
    Al final se ira Lola con Rob a esa semana para estar solos? uyyy que impaciente...Cómo me gustaría ser Lola...jajaja

    Muchos Cariños, y espero leerte luego.
    Saludos desde Chile.

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  6. que buenooo!!! me alegra que la historia siga besitos

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  7. OMG!!!!! cuanto me alegra ver un capitulo nuevo y de este calibre mejor, felicidades una vez mas actuliza pronto si no nos tengas tamto tiempo sufriendo siii.. besitossssss

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  8. Holaaaaaaaaaaaaa

    hmmmm me encanta y quiero saber que pasa ahora !
    Sigo tambien tu otro fic y ohhhh dios, es pura dinamita pero me he quedado a dos velas, no piensas continuarlos ? seria una pena pq escribes muy bien...espero que continues, espero ansiosa cualquiera de los dos.

    Un beso

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